Tras los altercados ocurridos el martes por la tarde entre agentes policiales y seguidores de Central, en inmediaciones del Gigante de Arroyito, el Ministerio de Seguridad de Santa Fe justificó el accionar de la Policía. Según el director provincial de Seguridad Deportiva, Fernando Peverengo, «se vulneró el operativo y había que restablecer el orden».
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Los disturbios se desencadenaron alrededor de las 17 en las cercanías del parque Alem, donde miles de aficionados auriazules se congregaron para recibir al equipo antes del crucial encuentro contra Mineiro por la Copa Libertadores. Sin embargo, el partido se desarrolló a puertas cerradas debido a una sanción impuesta al club por la Conmebol.
Los seguidores denunciaron represión y violencia extrema por parte de los agentes policiales, quienes, según testimonios recogidos por El Tres, utilizaron balas de goma y gases lacrimógenos para dispersar a la multitud. Varias personas resultaron heridas, algunas de las cuales exhibieron sus lesiones, y algunas escenas quedaron registradas en videos capturados por teléfonos celulares.
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Por su parte, las fuerzas de seguridad argumentaron que era necesario cumplir con los horarios de llegada al estadio Gigante de Arroyito y que la situación se descontroló debido a la gran cantidad de personas que detuvieron el colectivo. Se afirmó que tanto la integridad del personal policial como los bienes del Estado estaban en riesgo, especialmente cuando un grupo de individuos se trepó a un vehículo policial.
Fernando Peverengo expresó en el programa Radiópolis (Radio 2) que «entendimos que era una situación extrema, tomamos la decisión de disuadir, el mensaje es claro, entendemos al hincha pero nunca la pasión va a estar sobre la razón». Además, hizo hincapié en que «cuando las situaciones se desbordan la policía tiene que actuar».
Para el director provincial de Seguridad Deportiva, los agentes policiales no reprimieron a los seguidores de Central, sino que simplemente disuadieron a aquellos que estaban provocando disturbios. Según Peverengo, «había más de mil personas y muchachos saltando arriba de un patrullero, están destruyendo un bien del Estado». En este sentido, subrayó la importancia de respetar a la Policía de Santa Fe y la necesidad de tomar decisiones en el momento para salvaguardar tanto a los aficionados como a los agentes involucrados.
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