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Seis de cada 10 argentinos desconocen su nivel de colesterol

Por Celina Abud.- Así concluyó una encuesta de TNS Gallup sobre más de 1000 personas. A pesar de ser el segundo factor de riesgo cardiovascular, la mayoría de los relevados no se hizo un chequeo. A su vez, pocos realizan actividad física y muchos reconocen estar estresados.

Sólo basta un análisis de sangre para conocer los niveles de colesterol en sangre, y si los valores son elevados, se deben tomar acciones inmediatas. Sin embargo, seis de cada 10 argentinos mayores de 18 años no se realizaron ninguna medición en el último año. Así lo demostró un sondeo realizado por la Consultora TNS Gallup sobre 1010 personas de todo el país, que fue difundido por la Fundación Cardiológica Argentina (FCA), en el Mes del Corazón.

En nuestro país, el colesterol es el segundo factor de riesgo cardiovascular después del tabaquismo y estas afecciones, como infartos y ACV, representan la primera causa de muerte tanto a escala internacional como mundial.

Un nivel total que supere los 200 mg/dl se considera elevado y si bien personas de distintos estratos culturales reconocen al colesterol como peligroso, la mayoría de la población ignora si tiene o no este problema. La principal razón esgrimida fue la falta de un chequeo médico de rutina en el último año (43%), seguido de la ausencia de síntomas (17%) y la edad, ya que el 13% de los encuestados se consideró demasiado joven para sufrir de hipercolesterolemia.

“La gente relaciona la enfermedad con los síntomas, pero el colesterol alto puede tener sus consecuencias en 10 o 20 años, tras un período de latencia”, señaló la Dra. Sandra Swieszkowski, secretaria del Comité Ejecutivo de la FCA, para luego agregar que muchos argumentan que, como no tienen problemas del corazón, no necesitan prestar atención a los factores de riesgo, cuando en realidad es al revés, el problema cardíaco aparece por los niveles altos.

Precisamente el colesterol es una sustancia grasa que circula en sangre, segregada por el hígado y también incorporada por la alimentación (en especial, de derivados animales). Existen dos tipos, el LDL o “malo”, que favorece el endurecimiento de las arterias o aterosclerosis y el HDL o “bueno”, que elimina el exceso del “malo”. Al respecto, el Dr. Ricardo Iglesias, presidente de la FCA explicó que “una persona con niveles altos tiene un riesgo 3,25 veces mayor de sufrir un infarto en el término de un año”. Pero no sólo eso, una progresiva rigidez arterial aumenta el peligro de presentar de coágulos en los vasos (trombosis ) y también el de un accidente cardiovascular (ACV).

Para Iglesias, “seis acciones simples bastan para prevenir el 90% de los infartos y los ACV”. En primer lugar el paciente debe ir al médico, que no necesariamente debe ser un cardiólogo, sino un profesional de cabecera o un ginecólogo en el caso de las mujeres. Una vez realizada la consulta, el especialista deberá indagar “si el paciente fuma o no, si camina media hora diaria o es sedentario, medir su presión arterial y su cintura abdominal y por último solicitar exámenes de colesterol y glucemia”.

A pesar de la simpleza de estas acciones, el sondeo de TNS Gallup mostró que el 34% de la población que percibe que sus niveles de colesterol son altos, medios o  bajos, no hacen nada para por mantener los valores de esta sustancia dentro de los parámetros normales.  Iglesias atribuye la tendencia a “una cultura hedonista, en donde se prioriza el placer inmediato de una bocanada de humo o comida grasosa por sobre la vida” y a la falta de autocontrol.

Pero de la encuesta también se desprendieron otros factores de riesgo prevenibles. El primero es que el 40% de la población es sedentaria. Este dato es importante si se toma en cuenta que incorporar el movimiento a la vida diaria entre tres y seis veces por semana, permite que aumente el colesterol “bueno”, que remueve el exceso del malo.

Para el Dr. Roberto Peidró, integrante del Grupo de Cardiología y Deporte de la FCA, la cantidad de ejercicio  necesaria para promover una salud de las arterias tiene que ver con que se haga la mayor cantidad de días posible, de tres a seis veces por semana”.

Este ejercicio puede consistir en “simples caminatas de 30 a 60 minutos por día, trote suave, u otras actividades de mayor exigencia como bicicleta, natación o fútbol”.

A su vez, el 31% de los encuestados fuma y el 39% está estresado. Al respecto, Iglesias recordó que “hoy el estrés y la depresión son considerados como riesgosos para la salud cardiovascular ya que esos estados impulsan a tomar conductas nocivas como ingerir alimentos con más grasa o sal y fumar más”.

Por otra parte, la Dra. Florencia Rolandi, coordinadora del Grupo “Corazón y Mujer” de la FCA, explicó que si bien se conoce que después de la menopausia se iguala el peligro cardiovascular entre ambos sexos, “la diferencia de edad entre ellos para sufrir alguna afección cadiovascular es cada vez menor”.  Por último, la experta destacó que las mujeres tienen un factor de riesgo adicional, el de “desconocer que pueden enfermarse del corazón, lo que las hace más vulnerables porque toman menos conductas preventivas”.

El colesterol, punto por punto

• Según la Encuesta Nacional de Factores de Riesgo del Ministerio de Salud de la Nación, tres de cada 10 personas mayores de 20 años sufre hipercolesterolemia.

• El Registro INTERHEART, un estudio realizado en 2004 que evaluó a más de 29 mil personas en 52 países, mostró que el colesterol es el primer factor de riesgo de infarto en el mundo, seguido del tabaquismo. (En nuestro país, es a la inversa por la alta tasa de fumadores).

• Fue también a partir del INTERHEART que se reconoció al colesterol como un factor de riesgo cardiovascular para la mujer. A su vez, las que tienen entre 35 a 49 años son las que sufren más el estrés.

•Se recomienda realizarse el primer dosaje de colesterol a los 20 años si existen antecedentes familiares, ya que la aterosclerosis comienza a esa edad o antes. Otras sociedades científicas consideran que este análisis se debe hacer periódicamente a partir de los 35 años.

• Los niveles pueden bajar con una alimentación equilibrada, donde se reduzca el consumo de comestibles ricos en grasas saturadas y frituras (carnes rojas, grasas, embutidos, confituras, chocolate, etc.) y aumentar el de fibra (cereales y legumbres), pescado de mar, frutas y verduras. También se recomienda introducir fioesteroles, presentes en yogures enriquecidos.

• Simples caminatas de entre 30 a 60 minutos por día entre tres y seis veces por semana, previene el riesgo cardiovascular por hipertensión. Para disminuir el peligro por colesterol, es recomendable incrementar la intensidad de ejercicio bajo supervisión médica.

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