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Seis décadas después, evocan un traumático cierre escolar

Ex alumnos de “La Comercial Belgrano” revivieron cómo la Revolución Libertadora frustró su esperada graduación.

“Terminamos la escuela el 16 de septiembre de 1955 con la llamada Revolución Libertadora. El día 17 no tuvimos más clases y nos entregaron el título en el salón de actos de la escuela, pero así, nada más. Hubo una graduación pero no fue una típica fiesta del estudiante que termina porque habían pasado tres meses que no veníamos más, y algunos estuvieron, otros no. Había estado de sitio y estaban las fuerzas armadas en la calle. Mi padre me mantuvo en nuestra casa y era una situación difícil. Es difícil describir aquél momento porque yo era muy chico, tenía 17 años. Teníamos planificado un pequeño viaje de estudio que no era como los de ahora a Bariloche sino que era chico. Pero, se suspendió”, recordó Luis Carati, un ex estudiante de “La Comercial Belgrano”, la actual Escuela de Educación Secundaria Orientada Nº 433 “Manuel Belgrano” (EESO Nº 433), de Entre Ríos 2366. Este año, la promoción 1955 se acercó a la institución con la idea de recordar su paso y con la sensación de que algo quedó pendiente. Esa generación debió dejar antes su educación secundaria porque el gobierno militar de Eduardo Lonardi y Pedro Eugenio Aramburu decidió cerrar las escuelas y poner la nota calificación más baja a los alumnos en el marco de un largo estado de sitio. Carati, Norberto Postiglione (el padre del cineasta Gustavo Postiglione), Héctor Ruiz, Mario Peirano y Oscar Carbone (entre otros ex alumnos) recordaron esa coyuntura del gobierno militar, un acontecimiento que quedó sepultado en el olvido, y pusieron como contrapeso la feliz experiencia de haber asistido a una secundaria. Este grupo de gente encontró una escuela abierta para su sorpresa porque desde la institución fueron recibidos tanto por las autoridades como por parte de los actuales estudiantes con quienes compartieron más de una animada charla. La grave medida del gobierno de facto no fue recordada por casi nadie y es difícil rastrearla porque los diarios de la época no registraron muchos acontecimientos de entonces, como la represión o las manifestaciones de obreros en las calles.

Cierre de golpe

“Nos recibimos con cuatro en la libreta. Porque fue el año de la Revolución Libertadora que terminó antes la escuela. Tengo un recuerdo, no sé cómo decirlo: un recuerdo feo por lo que pasó en el país. Hubo crímenes y hechos de violencia muy fea. Esa cosa que pasó en la Plaza de Mayo que bombardearon y mataron a tanta gente. El país estaba muy feo”, expresó Postiglione.

Por entonces, Rosario era una de las ciudades más movilizadas del país porque los trabajadores se opusieron al golpe de Estado y defendían al gobierno de Juan Domingo Perón. Sin embargo, las noticias no aparecieron en los diarios y algo que tocó a muchos, como fue el cierre de escuelas, quedó prácticamente en el olvido.

La salida elegida por los militares en el poder también fue abrupta y afectó a la educación.

“Tuvimos el problema de que se nos terminó abruptamente la promoción porque en septiembre de 1955 se produjo la Revolución Libertadora, que fue muy dramática porque impusieron un estado de sitio que duró muchos meses”, sostuvo Héctor Ruiz y agregó: “Como se terminó todo abruptamente no tuvimos una graduación afín como hubiéramos esperado porque desde septiembre en adelante quedó todo trunco”, agregó el ex alumno de La Belgrano.

Eximidos con cuatro

A cuenta de la falta de noticias publicadas por esos fatídicos días sobre la interrupción del ciclo lectivo, el historiador Daniel James debió reconstruir la resistencia, que fue importante en la zona sur de Rosario, a partir de los diarios norteamericanos.

Un motivo cierto era la necesidad de salir a trabajar, de continuar su vida como muchos de los egresados. “No recuerdo mucho. En ese momento no sentí frustración ni nada porque era una alegría tremenda el haber terminado la escuela. No me alcancé a poner serio para reclamar porque ya tenía que pensar en otras alternativas, en seguir trabajando”, señaló por su parte Oscar Carbone.

Sin embargo, algo quedó pendiente y el lazo de amistad y compañerismo pudo más. “Nos quedamos mal (por haber terminado antes la escuela) y por eso nos volvimos a reencontrar en la actualidad. El primer sentimiento fue una pavada nuestra porque nos eximimos con cuatro y nos sentimos alegres”, comentó en tanto Peirano y agregó: “El gobierno militar resolvió clausurar las escuelas y había que zafar de esa situación irregular y dejar a todo el mundo contento. Gente que tenía que ir a rendir o que iba a repetir se fue. Pero esa alegría duró poco porque nos quedamos desilusionados: no nos vimos más. Eso motivó que nuestra clase no se siguió viendo como otras generaciones”, concluyó el ex alumno al describir los motivos que llevaron al reencuentro y a buscar reingresar a la escuela.

Dichos de pantalones largos

Entre los comentarios dejados por la vieja guardia de La Belgrano se encuentran darles ánimo a los jóvenes del presente para que sigan los estudios. También el recuerdo de haber tenido una de las mejores experiencias de sus vidas en la que forjaron amistades. El simbólico abandono de los pantalones cortos por los largos fue un comentario que sorprendió a los estudiantes de ahora. “¿Vos te pensás que nosotros íbamos a poder entrar a la dirección del colegio como entramos hoy? No, al director ni lo veíamos”, afirmó Postiglione en una rueda de mates con actuales estudiantes y directivos de la EESO Nº 433. A su lado, sus compañeros asentían con la cabeza.

“La escuela secundaria, al menos la que vivimos nosotros, era fundamental. Salir con el título de perito mercantil en aquella época, en 1955, era ser considerado como un profesional. Y eso nos servía para ingresar en muchísimas actividades. Ese fue mi caso. Por eso, la escuela secundaria es absolutamente importante y tiene otra cualidad que se conoce a través del tiempo”, afirmó Carati.

“Esta escuela fue muy especial para mí porque en este edificio había terminado sexto grado, había competido en natación, y también en vóley. Vine en tercer grado y participé de la inauguración de este edificio”, señaló Postiglione haciendo referencia a la estructura que la escuela comparte con el Normal Nº 3. Esa institución cuenta con un gimnasio, un salón de actos, una pileta de natación que actualmente está siendo puesta a nueva. Se trata de una estructura edilicia típica de la época del peronismo clásico.

Por su parte, Peirano marcó simbólicamente su experiencia en la secundaria: “Para nosotros la escuela fue una de las emociones más grandes de la vida porque entramos con pantalones cortos y salimos con pantalones largos. Es decir, pasamos en la secundaria una de las etapas más importantes en la vida de una persona”.

Por último, Ruiz estimó: “La escuela fue muy importante porque nos formamos muy bien para la parte laboral y significó algo muy interesante y muy lindo. Por eso, nos da mucha alegría poder juntarnos con algunos de los que estuvimos en aquella promoción. Nos da la alegría de poder revivir uno de los períodos más lindos de nuestras vidas”.

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