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Selección: un año flojo en donde Messi fue el gran salvador

Argentina protagonizó un año muy flojo y clasificó al Mundial únicamente porque tiene al mejor del mundo.

 

Bajo el aura de Lionel Messi y con un sufrimiento, por momentos desmedido, la selección argentina vivió un año angustiante que terminó con una sonrisa y el objetivo cumplido de estar en el Mundial de Rusia 2018, pese a que para ello hubo en el medio un cambio de entrenador e incluso de presidente de la AFA.

“Inmessionante”, “Messiánico” y muchas otras palabras grandilocuentes tuvieron como destinatario principal al crack rosarino, el capitán y referente del combinado albiceleste desde hace varios años.

Con esa enorme “mochila” de ser el salvador, el conductor, el “Messias” que quiere darle al país su tercer título mundial, La Pulga logró hacer que Argentina vaya al Mundial con una actuación superlativa al marcar los tres goles del triunfo 3-1 sobre Ecuador en la altura de Quito, en la última fecha de la Eliminatoria Sudamericana.

Pero para recobrar el pulso estable se debió primero que sortear turbulencias que provocaron un sinfín de críticas, tanto internas y externas.

En marzo la AFA eligió finalmente a su nuevo presidente, y así fue que Claudio “Chiqui” Tapia se hizo cargo del sillón de Viamonte 1360, y en su primera medida de “gobierno” decidió que Edgardo Bauza no sea más el entrenador de la selección. El Patón redondeó una floja actuación al frente del elenco nacional y se marchó por la puerta de atrás sin pena ni gloria.

El elegido fue Jorge Sampaoli, quien aún estaba trabajando en Sevilla de España, pero que rápidamente arregló todo para hacerse cargo del “fierro caliente”. Es que cuando el oriundo de Casilda asumió, Argentina estaba fuera de los puestos de clasificación para el Mundial y dependía (eufemismo mediante) mucho de los demás y poco de sí misma para poder conseguir el pasaje a Rusia 2018.

Tras la victoria ante Chile (1-0) como local y la caída frente a Bolivia en La Paz (2-0) (suspensión de Messi incluida por insultos a la terna arbitral), el Zurdo tuvo cuatro partidos para dar vuelta la historia.

Así pasaron tres empates que lo dejaron casi al borde de la eliminación. Es que final sin goles con Uruguay en Montevideo era previsible hasta cierto punto, pero el 1-1 con Venezuela en el Monumental y el 0-0 con Perú en La Bombonera obligó al “milagro” ante un Ecuador ya sin chances de clasificar, pero que a los 45 segundos se puso en ventaja.

Todo se tiñó de celeste y blanco con los tres goles de Messi, que además sirvieron para levantar la “veda” al periodismo y hablar con la prensa luego de un largo período sin contacto.

Más allá de las polémicas, de los nombres de Mauro Icardi, Gonzalo Higuaín o Sergio Agüero; sobre la conveniencia de Javier Mascherano en el mediocampo o en la defensa y de varios jugadores que deben recuperar su nivel físico; en el horizonte de Rusia aparecen Nigeria, Croacia y la “cenicienta” Islandia, para sortear la primera fase mundialista.

El arquero Sergio Romero reconoció que siempre Argentina será “Messi dependiente”, una frase que el pueblo futbolero albiceleste la enarbola como bandera, aunque muchos también se resisten a admitirla como cierta.

El 2018, entonces, volverá a unir a un país detrás de un resultado deportivo, llenará gargantas, paralizará familias y buscará, por fin, terminar con esa sequía de títulos a nivel mayor que sigue su conteo desde la lejana Copa América 1993 lograda en Ecuador, cuando el equipo por entonces dirigido por Alfio “Coco” Basile superó 2-1 a México con los gritos de Gabriel Omar Batistuta.

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