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Sello de nocaut: Noé Tulio González Alcoba forjó un gran camino

El púgil uruguayo se posicionó 10° en el ranking mundial, logró una chance ecuménica y varios títulos latinos. Rosarino por adopción, El Carbonero protagonizó destacados combates y se convirtió en un ídolo local por su pegada tan certera como decisiva
Noé González Boxeo carbonero

Noé Tulio González Alcoba nació el 12 de mayo de 1979 en la localidad de Pando Canelones, en la República Oriental del Uruguay, pero cuando cumplió 13 años la situación económica obligó a su familia emigrar a la Argentina, eligiendo Rosario como destino.

Remarla en estos ámbitos no fue fácil y los trabajos a veces solían ser mal pagados, pero quien no proyecta no ve el horizonte, y así fue que con gran esfuerzo la familia logró comprar una casa que aún sostienen.

“Cuando me acostumbré a esta ciudad, en mi proceso de adolescencia, me distancié un poco de la vida familiar y la experiencia en la calle no es del todo buena. Se aprenden cosas, claro, es el mundo real, pero también te arrastra a malos hábitos. Por suerte conocí el boxeo y le dije basta a las malas decisiones” relató Noé en charla con El Hincha.

Y agregó: “Quise un cambio en mi vida y así fue que a los 20 años me acerqué a un gimnasio, toqué la puerta y salió el entrenador Lito Alito Muller. Me preguntó que necesitaba y le dije que quería ser boxeador. Esa fue mi primera visita a un lugar de entrenamiento, donde Muller no solo me enseñó a boxear, también a respetar y ser respetado. Un señor de otros tiempos, forjado en el respeto mutuo. Él se había criado en una época en la cual a los profes si no le hacías caso, te pegaban un tirón en las patillas como para rumbearte las ideas”.

Con una sonrisa en el rostro a la hora de rememorar viejas épocas, el uruguayo profundizó: “Muller era un hombre muy querido, con él conocí muchos lugares. Una vez fuimos a entrenar a la Federación Argentina de Box y todos los técnicos que estaban en ese tiempo lo apreciaban. Ese día estaba el ex campeón del mundo Omar Narváez”.

El Carbonero, como lo conocen dentro del ambiente pugilístico, tuvo una carrera amateur de tan sólo 25 combates, suficientes para ganarse el sello de nockeador y ser protagonista de varias anécdotas que no se le escapan a la memoria, cómo la de haber combatido con los mismos compañeros de gimnasio o pelear con un contrincante que esa misma noche venía de competir en otro festival, algo cosa increíble.

Otra historia interesante ocurrió en San Lorenzo, donde fue de fondo con tan sólo seis combates en su haber contra uno que tenía 50, un nockeador. Todos le decían que tenga cuidado, que pegaba fuerte, pero Noé se las ingenió para mandarlo a dormir tras conectar un fulminante uppercut a la barbilla. Esa noche nació su fama de nockeador.

La etapa profesional de El Carbonero

Noé debutó con 24 años y de repente todo cambió: los guantes, la cantidad de rounds y los rivales. Agregó mucho entrenamiento, salir a correr a la madrugada, más turnos y disciplina. “Es muy distinta la vida de un profesional. Trabajaba diez horas diarias y de ahí me iba directo a entrenar, porque si pasaba por mi casa y me sentaba, no arrancaba más”, asegura el oriental. Y rápidamente añadió: “Soy un agradecido por el nacimiento de mis hijos y el apoyo de mí esposa, que fueron un incentivo que me dio fuerzas para continuar”.

Cómo profesional debutó en la categoría mediano, ante José Luis Olivera, el 2 de octubre de 2004, venciéndolo por nocaut. Su carrera prosiguió tanto en Argentina como en Uruguay y tras una cadena de 14 victorias consecutivas consiguió el puesto número 10 en el ranking mundial y una oportunidad para pelear en Alemania por el título del mundo de los medianos de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB).

El desafío fue con el entonces campeón del mundo Félix Sturm la noche del 30 de junio de 2007. Sin embargo, el alemán se mostró superior y ganó la pelea por una amplia decisión de puntos, lo que le valió a Alcoba la primera derrota de su carrera.

Recuerda el Carbonero: “Cuando fuimos a Alemania era la primera vez que viajaba tan lejos con Alito y también la primera vez que peleaba a doce rounds. Cuando nos establecimos y nos dirigimos al gimnasio que nos dieron para entrenar, nos encontramos que habían sacado todos los elementos de trabajo y recién lo volvieron a armar el último día”.

Esa vez la suerte no estuvo de su lado: “Hicimos lo que pudimos, nos tocó perder y con ello la posibilidad de ser campeón mundial. No fue honesto lo que nos hicieron. Igualmente me dije a mí mismo que con 14 peleas caí derrotado por puntos con un boxeador de primera línea, no era cualquiera”.

Claro que esa excursión por el Viejo Continente dejó más de una historia para contar. “Hay otra anécdota que se suma a esta chance ecuménica y es la guanteada con el ex campeón del mundo Mariano Carrera. Faltaban unos días para viajar y fuimos a una universidad en Buenos Aires a guantear con Mariano. Como yo ya estaba en categoría pesaba 72,500 y él estaba pesando alrededor de 85 kilos. Era mucha la diferencia y me golpeó bastante. Años después me llega la propuesta de enfrentarlo, la cual acepté y Carrera dijo ‘que raro que quiera pelear conmigo si yo lo fajé en un guanteo’. Fue así que se armó la pelea en el Luna Park y lo vencí por nocaut, gracias a Dios”.

Un derrotero exitoso

Alcoba continuó boxeando, adquiriendo una impresionante proporción de nocauts y capturando el título vacante de peso mediano latino de la OMB en su pelea número 19. Para lograrlo también venció a Mariano Natalio Carrera en cuatro asaltos. También boxeó en los Estados Unidos para detener al peso mediano mexicano Michi Muñoz en seis rounds, antes de pasar al peso súper mediano, en el cual ganó el cinturón de plata del CMB por nocaut en el tercer asalto ante el ex campeón mexicano de peso mediano Gustavo Magallanes.

Después de una primera defensa exitosa del cinturón en una pelea contra el mexicano Rubén Padilla, perdió en su siguiente encuentro, sufriendo así su segunda derrota profesional por detención en dos asaltos ante el contendiente al título mundial y hábil nockeador Adonis “Superman” Stevenson, en Montreal.

Después de esa caída se recuperó con estilo, obteniendo dos victorias por nocaut en el primer asalto. Y luego perdió en pelea ante el entonces invicto británico George Groves, por nocaut técnico en el quinto asalto, por el título súper mediano Inter Continental WBA, sufriendo dos tropiezos más por KO ante Rocky Fielding (invicto con 18 combates) en Liverpool por el título Inter Continental súper mediano vacante y después por puntos ante Claudio Ariel Ávalos por el título sudamericano.

Se despidió con una victoria, por nocaut, obviamente. Fue en su Uruguay natal frente a Gustavo Alberto Sánchez, el 13 de abril de 2017, cerrando así un récord profesional de 31 triunfos, 23 por la vía rápida, 8 caídas y ningún empate.

Apostando a los más jóvenes

“Tomé la decisión de retirarme de la competencia porque me aboqué al trabajo como entrenador y promotor, abriendo mi propio gimnasio en barrio Godoy, en calle Campódino 3201. Con tantas actividades no podía entrenarme al cien por ciento, entonces decidí enfocarme en los chicos y en el futuro del equipo. Hay muchos pibes que tienen futuro, entre ellos mi hijo Alejandro, que dará que hablar seguro”, expresó Noé.

Y agregó: “El boxeo argentino tiene un tremendo potencial, el gran problema son algunos promotores que no cuidan al deportista y los entregan por dos pesos. Hay que hacer valorar al boxeador, es una de las metas que tenemos en nuestro equipo para sacar adelante la disciplina. Hay muchos técnicos que piensan como nosotros y lo vamos a lograr si Dios quiere”.

Especial para El Ciudadano de Ever Palermo, ex boxeador amateur y autor de “Rebeldes de uniforme” y “Puños Rosarinos: tierra de campeones”, libro declarado de interés Municipal y Provincial.

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