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Señal del mercado: Vanoli y el primer recorte de tasas

Era el pálpito que tenían los banqueros sobre el próximo movimiento que haría Alejandro Vanoli, pero que no dejaban de transmitir con alguna preocupación.

Era el pálpito que tenían los banqueros sobre el próximo movimiento que haría Alejandro Vanoli, pero que no dejaban de transmitir con alguna preocupación.

Finalmente, y tal como anticipó este diario, el Banco Central resolvió enviar una señal al mercado y dar su primer paso hacia una baja de tasas de interés en el sistema financiero.

El organismo redujo entre 8 y 15 puntos básicos los rendimientos de las Letras (Lebac) mayores que los 120 días de plazo en su licitación semanal de deuda, y dio así sustento a la presunción que existe hoy sobre un “ciclo bajista” en el costo del dinero para este año.

El modesto recorte tiene como fin empezar a apuntalar la actividad y sacar a la economía del estancamiento en el que está sumergida desde hace meses. Pero conlleva el riesgo de alimentar expectativas que comprometan la tranquilidad cambiaria en un momento en el que todavía nadie la ve asegurada.

Los bancos ya habían dejado en evidencia que anticipaban estos pasos de Vanoli en las últimas licitaciones semanales del BCRA: en un intento por aprovechar la última etapa de altos rendimientos, la mayoría de éstos se esforzaba por ofertar la mayor cantidad de dinero en las Letras de plazo más largo (mayor que 6 meses). La presunción se apoyaba tanto en la impronta heterodoxa de Vanoli como en las necesidades del gobierno de crear un 2015 expansivo de cara a las elecciones de octubre.

El sistema financiero tomó el recorte como un movimiento que tendrá pocos efectos en lo práctico, pero que sí lo tendrá sobre las expectativas. “Tal vez afecte psicológicamente; es decir, como hoy no hay noticias en el mercado, ésta puede ser una de ellas”, explicaron ayer a este diario en una gran entidad nacional.

Los créditos y plazos fijos que hoy están atados a estos rendimientos bajarán automáticamente apenas entre un 0,08 y el 0,15 por ciento anual; y aquellos que no lo están lo harán en la misma magnitud sólo si los bancos resuelven trasladar este ajuste por completo. La medida tendrá impacto sólo si el sistema financiero considera que se trata del primero de otros próximos recortes que resuelva el Banco Central y prefieren anticiparse a eso.

Éste es el primer recorte de tasas de interés que decide Vanoli desde que inició una gestión que pretendió mostrarse heterodoxa; y que, según proyecta su programa monetario, tiene previsto elevar a lo largo de este año la expansión monetaria del 20 por ciento –que heredó de su antecesor, Juan Carlos Fábrega– hasta el 29 por ciento anual.

En los bancos no ocultan el temor. Consideran que el mercado cambiario no está preparado para un ciclo expansivo y que el avance oficial hacia un recorte de tasas más agresivo sería irracional e imprudente. “No creo que encuentren margen para hacerlo, si bien no me sorprendería porque son capaces de todo. Hasta que no llegue la cosecha del agro no va a disminuir la presión sobre el dólar”, comentó el gerente financiero de un banco local. Un abaratamiento del dinero facilita la liquidez a los tomadores de crédito y desalienta el ahorro de quienes ya tienen pesos en su poder. El mercado recuerda el frustrado recorte de tasas que pretendió forzar el ministro de Economía, Axel Kicillof, a fines de agosto pasado, cuando Fábrega presidía el Central: el ajuste, de apenas 100 puntos básicos, debió ser revertido la semana siguiente.

A pesar de esta baja de tasas, el Central logró ayer absorber 3.950 millones de pesos.

Algo más de la mitad quedó colocado a más de seis meses. Un indicio de que, para muchos, los rendimientos actuales son atractivos y pueden ser mejores que los que se verán en el futuro.

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