Se trata de un homenaje a la vida y a la obra artística y pedagógica del reconocido dibujante quien -según sus palabras- en su taller no enseñaba a dibujar, sino «a ver mejor».
Organizada por el área de Derecho del Arte del Centro de Investigaciones de Filosofía Jurídica y Filosofía Social de esa casa de estudios, la jornada, que comenzará a las 10 y culminará a las 19.30, incluirá ponencias y homenajes de parte de Miguel Ángel Ciuro Caldani, Fernando Ronchetti, Juan Ignacio Chia, Diego Tolosa y Damián Dellaqueva.
«El arte del dibujo en el mundo jurídico», «Notas al pie de una teoría trialista del derecho del arte», «Trazos de lo jurídico: los dibujos de Julián como vehículo de memoria(s)», «La protección jurídica del dibujante y del dibujo como creación artística» y «Arte y Derecho» son los temas a desarrollar, según informaron desde la universidad.
También, serán parte del encuentro Alicia Lapenta, Marianela Fernández Oliva y Matías Mascitti, entre otros, quienes se referirán a tópicos como «La obra de arte contemporáneo frente al derecho: tensiones e incertidumbres», «El dibujo como testimonio», «La garantía del acceso a los bienes artísticos» y «Derecho, arte y salud».
La jornada virtual incluirá un interludio audiovisual y se podrá ver desde YouTube:
De estudio y enseñanza
Usandizaga nació en Juncal, un pueblo del sur provincial, pero vivió en Rosario desde hace muchos años. Se graduó en pintura en la Universidad Nacional del Litoral, para luego especializarse como becario en Barcelona, en la especialidad grabado, al tiempo que estudió con los maestros Marcelo Dasso y Juan Grela.
Fue profesor en la Escuela Provincial de Artes Visuales de Rosario entre 1963 y 1989 y profesor titular de Dibujo en la Escuela de Bellas Artes de la UNR de 1984 a 1989. Además, ejerció la docencia en la Facultad de Bellas Artes de Rosario, al tiempo que impartió sus conocimientos en su taller, con gran reconocimiento de parte de sus alumnos.
“No me propuse nada, sólo me dejé llevar por esas primeras impresiones originales, sobre las que echan raíz la identidad y la propia ideología, la necesidad de sentir, de percibir y de pensar, y el propio e intransferible deseo de ser”, supo reconocer sobre el arte que le ha valido numerosos premios nacionales e internacionales. Entre otros, en 1999 recibió la Mención Especial del Jurado del Premio Adquisición Alberto J. Trabuco, al que fue nuevamente invitado en 2001.
Nombrado Ciudadano Ilustre de Juncal y profesor honorario de la UNL, también participó del Congreso de la Lengua realizado en Rosario en 2004, exhibiendo sus obras.
El recuerdo de un imprescindible
“Es el padre del dibujo en Rosario, de la historieta y la animación. Su obra es impresionante, no trascendió lo que debió trascender. Nos enseñó a dibujarnos. Fue un hombre con una paciencia extraordinaria para introducir a las nuevas generaciones al dibujo y hacernos la capital de la historieta y del cine de animación”, lo definió María de los Ángeles “Chiqui” González, ex ministra de Innovación y Cultura del Gobierno de la Provincia de Santa Fe a El Ciudadano..
“Era un hombre imprescindible que vivía de lo imprescindible, que nunca le interesó el consumo, la novedad ni el poder. Le interesó dar testimonio de la muerte, la tortura, lo guardado, lo escondido, lo visceral, lo que tiene que ver con la materia que guarda el cuerpo adentro de su propio cuerpo. Sus figuras siempre fueron unas muy interesantes formas de mirarnos”, destacó.
“Esta es una ciudad de dibujantes, de historieta, de animación, porque Julián fue el gran maestro; un hombre sin ninguna intención de pertenecer a las élites pictóricas, con una enorme fortaleza ideológica y una gran ternura guardada en su ironía para con sus alumnos, que lo amaban. Por un lado, fue un enorme artista cuyas obras son impresionantes. Cuando fui ministra, hicimos un catálogo con Pablo Rodríguez Jáuregui, el primero que tuvo, que fue reimpreso por la cantidad de gente que lo pedía”, recordó la gestora cultural y referente del teatro a poco de conocerse la triste noticia de su fallecimiento.
“Usandizaga retrató un universo muy singular, es un hombre del dibujo fantástico, de las vísceras, de los cuerpos dentro de los cuerpos. Con un mundo fantástico completamente original, muy basado en los roses de los cuerpos, en la capacidad de mostrar lo visceral, casi con una función sagrada. Es paradojal que una obra tan misteriosa, y a la vez tan cercana del hombre y de la mujer, sea también el padre del dibujo en Rosario. Todos los grupos de jóvenes lo seguían. Es muy interesante que su obra tenga una gran solemnidad sobre el respeto al cuerpo, tenga una tremenda visión de la centralidad de las ideas. Es un hombre que siempre fue un irónico frente al poder y que nunca tuvo celular, lo encontrabas en su casa. Se negó a ciertos cambios, a creer en la novedad y toda forma de esnobismo, siempre sorteó con ironía y humor los halagos; disfrutó la vida”, relató.
Para Chiqui, Usandizaga fue un puente intergeneracional imprescindible. “Fue un hombre que no padeció si era viejo o no era viejo como padecemos otros (risas). Porque siempre los jóvenes lo sintieron un par, siempre fueron los jóvenes los que quisieron que fuera más conocido, que se abriera al mundo y que el mundo supiera más de quien era Julián Usandizaga”.