“Esto es una cooperativa de trabajo que tiene como fin cuidar de los abuelos, pero no como si fuera un hospital o una guardería, los cuidamos como si fuera su propia casa”, manifestó Stella Maris Uviedo, presidenta de la cooperativa de trabajo limitada “Como en casa”. Este hogar, ubicado en la ciudad de Santa Fe, revela la realidad de muchos espacios que los abuelos habitan en sus últimos años. La cooperativa surgió luego de que el hogar de ancianos que funcionaba originariamente cerrara, hace 5 años. Hoy se dedican al cuidado de 13 abuelos.
“A falta de trabajo decidimos unirnos y formar una cooperativa. Somos 8 trabajadores y la mayoría pertenecía al hogar privado que antes funcionaba en esta casa. Un día la dueña cerró sus puertas y los abuelos quedaban sin cuidado. Es por eso que desde hace 5 estamos trabajando con ellos. Cada uno paga una cuota por su estadía, con ello se solventan los gastos y nuestro sueldo”, comentó Uviedo.
En el hogar hay espacio para unos 13 abuelos, algunos están permanentemente en el hogar y otros se quedan durante varias horas, hasta que sus familiares los pasan a buscar. “Es importante que se sientan como en su casa. Sabemos que en sus últimos años de vida deben vivir de la mejor manera posible”, sostuvo Uviedo.
El lugar cuenta con la asistencia de distintos especialistas médicos afines a las necesidades de lo abuelos. Asimismo, Uviedo aclaró que allí no hay horarios de visita. “Cada abuelo recibe a sus familiares como si realmente estuvieran en su casa, no hay directivas de que en determinados horarios no pueden disfrutar de su familia. Además contamos con espacios para que los reciban. Además, al no tener una programación de visitas, es una manera de dar tranquilidad a los familiares, porque pueden ver a cualquier hora lo bien que están atendidos sus abuelos. No tenemos lujos, pero sí comida de primera y muy buena atención, y cada uno tiene la libertad de vivir tranquilo en la casa”, dijo.
Como en la mayoría de los hogares de ancianos, muchos de ellos presentan mayor o menor afinidad con sus compañeros. “Es como la vida misma, y como cuando se lleva a los chicos al jardín de infantes, a muchos de ellos les cuesta un tiempo sociabilizarse y pertenecer a un grupo, a otros les es mucho más fácil y se relacionan con sus pares de inmediato. Esas son cuestiones que los adultos mayores presentan al igual que los chicos más chiquitos”, comentó.
Por su parte, se tiene especial cuidado en la integración del abuelo dado que en muchos casos son “desterrados” de su hogar para permanecer en esa nueva casa hasta el fin de sus vidas. “Si vienen desde la casa es más difícil insertarse, dado que no llegan por su propia voluntad, sino por decisión de la familia. Es por eso que siempre recomendamos traer algunas cosas de su pertenencia, como sillones, ropa o algo que les demuestre que siguen con sus cosas en otro espacio, para no arrancarle su identidad, para que no se sientan despojados de su vida”, sugirió. Además, comentó que si bien el hogar es pequeño, se incorporan a muy pocos abuelos para poder dedicarles el tiempo suficiente a cada uno y no descuidarlos por la gran demanda.
El doctor Alejandro Blank, encargado de la fisiatría y rehabilitación que necesiten los abuelos de “Como en casa”, explicó a El Ciudadano que a cada adulto mayor que ingresa se le realiza una serie de estudios para conocer el estado con el que llega al hogar, de allí en más se comienza un programa médico de acuerdo a la necesidad de cada uno. “Todos tienen sus patologías crónicas; entonces, de acuerdo a cada caso, se realiza un trabajo con el personal médico del hogar”, expresó.
El médico reconoció que esta separación de su familia suele provocar en los abuelos síntomas que no tienen que ver con un estado de salud decadente sino con la misma angustia de no continuar en su lugar de origen. “En las primeras semanas de su llegada al hogar los abuelos suelen estar muy sintomáticos y la causa es, sobre todo, el alejamiento de su familia, de sus costumbres. Este cambio es importante dado que de un día al otro están dependiendo de personas que no conocen. El desarraigo se sufre mucho, pero hacemos lo posible por que se sientan felices en su nueva morada, todo depende también del apoyo familiar que ellos reciban”, sostuvo.