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Ser o no ser Reutemann

El autor uruguayo Gabriel Pandolfo publicó una biografía deportiva, sentimental y política del ex gobernador santafesino, al que describe con la actitud de “no hacerse cargo de nada, el yo no fui”.

Ser o no ser, biografía deportiva, sentimental y política de Carlos Alberto Reutemann, se presentó el jueves pasado en los altos de librería Ross. Su autor, Gabriel Pandolfo, indagó sobre la personalidad del ex piloto de Fórmula Uno y ex gobernador de la provincia de Santa Fe. ¿Tiene problemas emocionales?; ¿Es de carácter huraño?; ¿Es poco confiable?; ¿Sabe trabajar en equipo? Preguntas que con el correr de las páginas se van develando. Cuando la editorial Sudamericana le solicitó al autor uruguayo que escribiera  sobre el Lole, primero lo desechó y después lo pensó como un desafío: trazar el perfil de un hombre que “si bien es un personaje oscuro y hermético, la idea fue lograr hacer un libro documentado y ágil”, destacó el autor de Todo se sabrá algún día, Carriópolis, y Todo tiene precio, biografía no autorizada de José Luis Manzano, entre otros libros, además de ser guionista de televisión y trabajar en las revistas Noticias, Caras, y dirigir las publicaciones Planeta Urbano y Buenos Aires Metrópolis.

Pandolfo comentó a El Ciudadano que intentó hablar con Reutemann en vano para la realización de su trabajo. Luego de innumerables llamados a su entorno y promesas postergadas, nunca recibió respuestas y resolvió poner manos a la obra. “Me costó escribirlo, tuve que hablar con mucha gente, chequear distintas versiones”, contó. Ser o no ser describe la personalidad distante de quien fuera ídolo en los años en los que disputaba las portadas de revistas deportivas junto a Guillermo Vilas y Carlos Monzón.

Pandolfo ahondó en la relación tortuosa con las distintas escuderías en las que el Lole corrió para la Fórmula Uno, su no menos tormentoso matrimonio con su ex  Mimicha Bobbio,  que desde su blog Peticotas lo extorsiona con “contar algo” (ver aparte). También los dos períodos al frente de la Casa Gris y los temas candentes como las inundaciones en la capital santafesina, las muertes de diciembre de 2001 o la sospechada privatización del Banco de Santa Fe, temas que el autor repasó con rigor.

—En el libro trasunta una de las “virtudes” de Reutemann de no hacerse cargo de nada, sobre todo el Lole político…

—Él nunca acepta los hechos, siempre está con esa postura de yo no fui, a mi nadie me avisó,  yo no di la orden, yo no tengo la culpa, son frases que son una constante cada vez que los medios lo abordaron en temas candentes de su gestión. Es un dirigente llamativo porque no se expresa, imposible de ubicar, no pone el cuerpo. Me preguntan si el libro es a favor o en contra y la verdad, no lo se.

—Alguna vez se lo comparó con Gardiner, el personaje de la novela de Jerzy Kosinski, Desde el Jardín.

—Sí, claro. Su capital es el silencio: hablar poco y que se sepa nada de él. Hay un halo de misterio en su figura, donde por ejemplo, después del drama de las inundaciones (en 2003) que padeció la ciudad de Santa Fe, con 23 muertos oficiales, vuelve a ser el más votado. Es incomprensible, de todas maneras hoy tiene mejor imagen positiva Hermes Binner y quedó claro en las elecciones del año pasado que perdió hasta en Llambi Campbell (la localidad santafesina donde tiene sus campos el Lole). Pero viéndolo desde Buenos Aires, sigue con un buen capital de imagen positiva de cara a las elecciones del año próximo.

—Pero él dice que se baja, o por lo menos lo afirman algunos dirigentes como la senadora Roxana Latorre, sobre que no va a ser candidato…

—Está claro que los medios enfrentados al gobierno necesitan una definición y él maneja sus tiempos. Saca el freno del acelerador como en sus mejores épocas de corredor. Donde se le cuestionaba falta de valentía por ser un eterno segundo. Antes que a Kirchner se le ofreció la candidatura a él y salió con el tema del video: “Vi algo que no me gustó”. Era un momento en el que podría haber sido primero. Como está la oposición hoy de fragmentada, si se lo propone, podría ser presidenciable otra vez. Hay actitudes que lo terminan por definir como un personaje muy raro. Cuando hablan Latorre o Germano es una manera que se siga hablando de él o de repente sale y dice: “Que se metan la candidatura en el culo” y así rebota en los medios unos días más.

—El Peronismo Federal lo sigue esperando…

—El Peronismo Federal con Duhalde, Solá y De Narváez que le dijeron: “Hasta que vos no te decidas si te lanzás, no podemos hacer nada porque no tiene sentido”. Nunca ha dicho que se baja de una candidatura porque nunca se subió. Cabe la posibilidad que sea candidato. Hoy por hoy, los números lo favorecen. Es una nueva oportunidad en la que en lugar de ser segundo podría ser primero. Podría ser un cierre a ese destino de eterno segundo y en este caso se la daría.

—En octubre del año que viene se cumplirán 30 años de su fallida posibilidad de salir campeón del mundo corriendo para Williams. El libro describe un paso traumático en cada escudería que corrió…

—Un jurado de notables del automovilismo lo definió como “un piloto con talento, pero inconsistente”. Fue segundo en cada escudería, tanto en Brabham, Ferrari, Lotus o Williams, llegó y se fue de manera traumática. En el 81, con un punto de ventaja sobre el brasileño Nelson Piquet, llega a la última carrera y sufre el boicot de su propio equipo con la rotura de su coche. Lo castigaron por no obedecer lo que decía el contrato: el número uno era Alan Jones. En la carrera de Brasil de ese año, bajo la lluvia, hizo caso omiso al cartel que de boxes le indicaba que debía dejarse pasar por su compañero. La famosa foto en la que uno de los mecánicos sostiene el letrero bien claro que decía Jon-Reu. Fue su único acto de rebeldía y lo pagó con la frustración de no ser campeón del mundo. Ahora, en política, cuando la historia le hace un lugar, no tiene la valentía para poner el cuerpo como lo hacía en la Fórmula Uno. Por más que diga que no va a ser presidente, hasta hace unos meses seguía manteniendo reuniones de agenda, con referentes de la política, de la Iglesia, embajadas, como muy raro… Creo que tanto como piloto o como político, todos esperamos algo más del Lole.

—¿Cómo vislumbra el futuro político de Reutemann?

—Creo que tiene algo en mente, que no se qué es, porque esta es su última recta. O se va, deja todo y se olvida. O pone primera y se lanza. Veremos, hasta marzo estaremos pendientes. Hoy sería una esperanza para la oposición y al mismo tiempo le hubieran dificultado el manejo, porque hay causas que no prescribieron y nunca se lo llamó a declarar. Por ejemplo, en la causa de las inundaciones o por los siete muertos en la provincia en diciembre de 2001 cuando era gobernador.

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