Facundo Moyano lo dijo con ironía: apuntó a Héctor Recalde y, para los más de 1.000 dirigentes convocados por la Juventud Sindical en Chapadmalal, jugueteó con la idea de que el abogado sería el próximo vicepresidente de la Nación. Recalde, inmutable, sonrió.
Unas horas después, el propio diputado volvió sobre esa idea: «Si me lo propusieran, aceptaría sin dudarlo», dijo. En la costa, a su vez, Hugo Moyano ratificó su respaldo a Cristina de Kirchner, pero miró a 2015, cuando –dijo, habrá un candidato a presidente «trabajador».
El moyanismo, en sus diversos formatos, no se queda quieto: Facundo Moyano montó una cumbre de la JS donde expresó, en el formato juvenil, la alianza que su padre, desde la CGT, selló con el Movimiento Evita de Emilio Pérsico. Sumó, además, a otras expresiones juveniles alineadas con el Gobierno.
Pero, a pesar de que fueron invitados, no hubo ningún representante de La Cámpora. En rigor, la presencia cristinista se redujo a Juan Manuel Abal Medina, que llegó tarde, repitió un discurso enunciativo de las bondades K y sólo se salió del libreto para, casi provocador, mencionar que el representante de la UOM en Siderar votó en contra de la decisión del Gobierno en lo referido a la inclusión de nuevos directores.
Como delegado no convencional también pasó a saludar Martín García, director de Télam, que había participado de un encuentro de radios comunitarias en Mar del Plata. Un detalle de color, casi.