El Nano Serrat concluyó este viernes por la noche una extensa carrera que lo llevó a ser uno de los artistas españoles más reconocidos en el mundo con un inolvidable recital en el Palau Sant Jordi, de Barcelona, antes 15 mil personas, cargado de emociones y con una larga ovación del público que no se quería retirar del histórico auditorio que está emplazado apenas a dos cuadras de la casa donde nació y donde su amado padre le regaló de niño su primera guitarra.
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A lo largo de dos horas, el Nano repasó sus grandes éxitos para ponerle un broche magistral a una carrera de casi seis décadas que lo llevaron a ser uno de los artistas españoles más reconocidos en el mundo.
“Todo lo que empieza tiene que acabar, y si acaba bien, es fantástico”, resumió Serrat ante el público que colmó el Sant Jordi para ver su última función.
El cantautor, que cumplirá 79 años el martes, desplegó su repertorio, pero como se trataba de una ocasión por demás particular se encargó de incluir más canciones en catalán de lo que ha sido habitual, así como también evocó en reiteradas ocasiones a su infancia en Poble Sec.
“No puedo bajar del escenario esta noche sin agradecer a la vida por la familia que me dio: mis padres, mis hermanos, mis sobrinos y sobre todo a mi mujer, mi esposa, mi compañera, mis hijos e hijas, mis nietas y nietos. Esto ha sido una bendición para mí y un soporte extraordinario”, expresó muy emocionado.
En el último show de la gira de despedida El vicio de cantar 1965-2022, que empezó en Nueva York hace ocho meses y que lo llevó a recorrer distintos puntos de España y de América latina, el Nano tuvo un público que se emocionó a la par de él, ya se tratara de simples fanáticos o destacadas figuras.
En las filas del Palau Sant Jordi se pudieron ver los rostros del presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez; el ministro de Cultura y Deportes, Miquel Iceta; la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau; y los hermanos Muñoz de Estopa; entre otros y otras.
“Temps era temps”, “Cançó de bressol”, “El carrusel del Furo”, “El meu carrer” y “Barcelona i jo” fueron sólo algunos de los temas elegidos especialmente para el público de su Barcelona natal, pero no faltaron clásicos en español como “Para la libertad”, “La Tieta”, “Mediterráneo” y “Una guitarra”.
Tras esa última canción, el auditorio estalló en aplausos y Serrat levantó con su mano derecha la guitarra y con la izquierda el taburete, para así poner fin a una carrera legendaria.
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