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Severino Tchivinda, «el asesino de la cruz»: mató en Angola a cinco personas y les marcó ese símbolo religioso

Cuando tenía a la Policía cerca, se mudó y cambió su forma de matar, ya que pasó a decapitar a sus víctimas

Por Gastón Marote – Noticias Argentinas

Severino Tchivinda, conocido como «el asesino de la cruz», ya que a sus víctimas fatales les marcaba ese símbolo religioso en alguna parte del cuerpo, asesinó en Angola a cinco personas, a dos de las cuáles decapitó y guardó sus cabezas en su vivienda.

Nacido en 1986 en la ciudad angoleña de Huambo, Tchivinda cometió los homicidios entre noviembre de 2015 y abril de 2017, pero fue conocido por haber cambiando su modus operandi después de los primeros tres crímenes.

Cuando era joven trabajó como albañil y enseguida fue detenido por atacar a un hombre con una azada y dejarlo gravemente herido. Asimismo, era sospechoso de haber violado a una mujer embarazada causándole un aborto espontáneo.

Tchivinda se mudó a Menongue, provincia de Cuando Cubango, pero allí tenía una relación problemática con sus vecinos, quienes lo lo describieron como si un hombre peleador y que los insultaba cada vez que intentaban hablar con él.

De hecho, esas actitudes las repitió en su vida amorosa, ya que una novia que tenía lo dejó debido a su comportamiento «agresivo». Durante este tiempo, Tchivinda también tuvo un hijo.

En noviembre de 2015, apareció asesinada una pareja en el distrito Havuliwaneno de Menongue, y tanto el hombre como la mujer tenían una cruz tallada en el cuello.

Dos semanas después se descubrió un tercer cadáver y también tenía tallada una cruz, pero en esta ocasión en la nuca.

Los asesinatos fueron investigados por el Servicio de Investigación Criminal de Angola (SIC) y determinaron que el criminal de las tres personas era el mismo por esa cruz distintiva.

El 3 de marzo de 2016, la SIC detuvo a Tchivinda como sospechoso y lo retuvo en la prisión de Menongue. El múltiple homicida fue interrogado con frecuencia pero se le negaría cualquier participación.

En agosto de 2016, el Ministerio Público de Angola ordenó que Tchivinda fuera liberado por falta de pruebas, pero el SIC lo puso bajo vigilancia y lo siguieron agentes de operaciones encubiertas que lo observaron aparentemente fingiendo locura.

El sujeto se mudó en secreto a una nueva casa en el Barrio Paz de Menongue para despistar a los policías.

El 22 de marzo de 2017 fue encontrado el cuerpo de una mujer decapitada en el barrio Paz. Se trataba de Juliana María Viqueia, de 17 años, estudiante de Educación en Angola.

El 17 de abril de 2017 fue hallado otro cadáver, esta vez el de Fernanda Mundele, de 22 años, quien fue decapitada.

La Policía se enteró de que estaba con su novio antes de que un agresor los atacara con un machete y el novio de Mundele huyera en busca de ayuda.

La SIC interrogó a los vecinos del barrio y preguntó si alguno era violento, a lo que los habitantes apuntaron contra Tchivinga.

Los investigadores entraron a la casa del sospechoso y descubrieron las cabezas cortadas y en descomposición de Viqueia y Mundele. De esta manera, el asesino fue arrestado sin oponer ninguna resistencia.

Cuando fue interrogado, Tchivinda confesó los homicidios de Viqueia y Mundele, pero también los crímenes de la pareja y de un hombre, ocurridos en noviembre de 2015.

A las dos últimas víctimas las decapitó para cambiar su modus operandi y despistar a los investigadores, al tiempo que las cabezas las conservó en su casa porque dijo que quería usarlas para un ritual. Asimismo, reveló que a las dos últimas mujeres las mató porque creía que eran prostitutas.

Además, detalló que estaba en su sano juicio y actuó por su propia voluntad, al tiempo que afirmó al SIC que habría seguido matando si no lo hubieran detenido.

Tchivinda también fue sospechoso de un intento de asesinato en el barrio de Paz, donde una mujer dijo que creía que él era el culpable enmascarado que atacó a su padre con un hacha e intentó decapitarlo antes de escapar, pero ese hecho ocurrió el 4 de abril de 2016, cuando el homicida aún estaba en prisión.

Una evaluación psiquiátrica determinó que el detenido estaba en su sano juicio, por lo que fue juzgado por cinco cargos de asesinato y un cargo de prohibición de drogas.

El 2 de diciembre de 2017 fue declarado culpable de todos los cargos por el Tribunal Provincial de Cuando Cubango y sentenciado a 30 años de prisión, la pena máxima permitida por la ley angoleña.

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