Pasaron 23 años desde el lanzamiento de Pies Descalzos, el disco que catapultó a Shakira a la fama. Era la década del 90. El sushi y el champagne estaban de moda mientras la televisión mostraba a las Spice Girls y a los Backstreet Boys. Lejos del estereotipo norteamericano, la voz quebrada y el movimiento de caderas de la morocha de Barranquilla se hacía fuerte en Latinoamérica. Con el cambio de milenio la colombiana renovó su look y empezó a disputar la escena internacional del pop. Durante dos décadas Shakira exploró ritmos como el reggaetón, el rock y el pop y compartió hits con artistas como Alejandro Sanz, Maluma y Nicky Jam.
Sin dejar de ser una estrella que llega a todas las radios del mundo, el sábado no olvidó su origen. Dejó buena parte de su lista de canciones a los clásicos en castellano que las chicas cantaban en los recreos y escuchaban en la casa. Ellas lo agradecieron. Mujeres, madres y amigas corearon los temas que escuchaban con el walkman y que rebobinaban a mano una y otra vez hasta memorizarlos. Porque más allá de que sus caderas contagien a cualquier mujer del mundo, sus canciones más viejas tienen otro poder cuando suenan en América Latina.
Esperado encuentro
“Siempre pienso en ti Argentina”, dijo Shakira entre las estrofas de “Estoy Aquí”, el éxito que popularizó en los 90 y que el sábado interpretó junto otro de sus clásicos “Dónde estás corazón” para dar inicio al show en Rosario.
Los primeros acordes sonaron media hora después de lo anunciado, mientras sobre las dos pantallas circulares ubicadas en los costados del escenario se proyectaban imágenes en blanco y negro de las diferentes etapas de la vida de la cantante. Una lluvia de fuegos artificiales anunciaron la salida de la artista, que recorrió la pasarela del escenario montado sobre uno de los arcos de la cancha, vestida con un look rockero similar al que usó el jueves en Vélez.
Sentada y con los brazos atados a dos cadenas, Shakira interpretó “Loba” donde pidió a los fotógrafos personales que proyecten en las pantallas redondas a las mujeres que mejor aúllen durante el estribillo.
El público acompañó eufórico cada verso y no soltó el celular para intentar registrar cada movimiento de la colombiana. Gorras, remeras, carteles y vinchas con luces fueron parte del merchandising ofrecido adentro y afuera que completó el paisaje del estadio.
“Es un regalo estar aquí. Fueron 7 años sin venir. Demasiado tiempo. Si hoy sigo aquí es por ustedes que estuvieron en las buenas y en las malas. Gracias por permitirme cantar una vez más”, dijo Shakira después de entonar “Si te vas”. La cantante repitió el mensaje que había dado en Buenos Aires para referirse al problema que tuvo en las cuerdas vocales por el que debió posponer la gira del nuevo disco.
Recién en el cuarto tema dio paso al nuevo repertorio con “Nada”, el segundo corte de El Dorado. Le siguió “Perro fiel”, el tema que hizo en colaboración con Nicky Jam y “El perdón”. Con gran despliegue de movimientos alrededor de todo el escenario, Shakira recorrió parte de su último álbum con “Me enamore”, “Chantaje” (con Maluma desde las pantallas, como también lo hiciera después con Alejandro Sanz y Carlos Vives), y “Amarillo”. Para la versión en vivo de este último, el público alzó globos de colores que los organizadores repartieron previo al show junto con la indicación de levantarlos al momento que ella lo pidiera. Al terminar, Shakira giró la guitarra y esta vez reveló una foto de su pareja Gerard Piqué y sus dos hijos, Milán y Sasha, mientras que en Vélez había sorprendido con una imagen de Gustavo Cerati.
El concierto también sonaron “Underneath your clothes”, “Inevitable” y “Whenever where ever” (para el que se vistió de odalisca) y “Tu” donde desplegó su voz con una guitarra y el acompañamiento de un violín. Para “Antología”, tema que compuso a los 17 años, la cantante se sentó al borde de la pasarela del escenario con los músicos y brindó una versión íntima.
Con “La tortura”, “Loca/Rabiosa”, y los mundialistas “Lalala” y “Waka waka” Shakira desplegó todos sus movimientos acompañada por un público que se mantuvo de pie durante todo el show, mientras bailaba y alzaba globos de colores.
El último cambio de vestuario llegó para el final de la noche. La artista interpretó “Toneladas”, el sexto tema de su nuevo disco, sobre el borde de la pasarela con un vestido dorado debajo del cual lució un vestido rosa y negro. Con él interpretó “Hips don’t lie” y bajó del escenario a saludar al público de las primeras filas.
“La Bicicleta”, tema que comparte con Carlos Vives, fue el que más se hizo esperar. Promediando el show el público la cantó ansioso y en otro momento la violinista de la formación que la acompañaba adelantó algunos acordes. Pero su interpretación completa llegó recién para el cierre cuando Shakira le puso su voz y su baile al tiempo que volvían la lluvia de papeles de colores y los fuegos artificiales para despedirse del escenario.
En un concierto de cerca de dos horas la colombiana tuvo cuatro cambios de vestuario, tocó la guitarra y la batería, movió la panza, los pectorales y las caderas, corrió por arriba y por abajo del escenario, flameó una bandera de Argentina que le acercó un fanático y despertó la ovación de los miles de seguidores que se fueron con una sonrisa y tarareando los acordes de los temas.