Por: Gabriel Ramonet
Shanik Lucián Sosa Battisti votó este domingo por primera vez en una elección general en la ciudad de Ushuaia, después de haber recibido en julio de este año, de manos del presidente Alberto Fernández, su documento nacional de identidad (DNI) que lo acredita como una persona «no binaria», es decir, no perteneciente ni al género masculino ni al femenino.
«Lo más importante es que el voto fue algo muy natural. En ningún momento me hicieron sentir que era una persona especial ni nada por el estilo. El trato con las autoridades de mesa fue el que tenían con cualquier otro votante», contó Sosa Battisti a Télam, luego de emitir su voto en la mesa 31 del Colegio Nacional Ushuaia.
De todos modos, admitió que se sintió observada, aunque por los camarógrafos, fotógrafos y periodistas que acudieron a registrar su voto inaugural con el DNI «no binario».
En realidad, Shanik ya había votado en las elecciones primarias abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO) del 12 de septiembre, a las que concurrió en compañía de su pareja y también mencionó que se sintió a gusto y sin ningún tratamiento especial.
«Estoy muy contenta porque al votar con el documento anterior, sentía un malestar cuando me nombraban por un nombre que no me identifica. Ahora siento un orgullo muy particular, es como una victoria personal y también colectiva», expresó.
A partir de la sanción del decreto presidencial 476/21 en julio pasado, Argentina se convirtió en el primer país de la región en reconocer identidades por fuera del binomio de género en los sistemas de registro e identificación.
El decreto dispuso que el Registro Nacional de las Personas (Renaper) «deberá adaptar las características y nomenclaturas de los DNI y de los Pasaportes que emite, con exclusividad, con el fin de dar cumplimiento a lo establecido en la Ley Nº 26.743», en referencia a la ley de identidad de género aprobada en la Argentina el 24 de mayo de 2012.
Pero la historia de Shanik arrancó años atrás ya que en 2019 fue protagonista de un resonado caso judicial, cuando un juez de Familia hizo lugar a un recurso de amparo y le ordenó al Registro Civil de Tierra del Fuego inscribirla de acuerdo a su propia percepción de género.
Con 28 años en la actualidad y 25 cuando inició el periplo judicial para demandar su nueva identidad, Shanik admitió que aquel reclamo le cambió la vida y que no podría haberlo hecho sin el apoyo de su abogada, Solange Verón, y de los integrantes de la organización «Red Diversa Positiva», que avaló su decisión.
«Gracias a todos ellos viajé a Buenos Aires y todavía recuerdo el momento en que el propio presidente me entregó el documento. Fue algo extraordinario y difícil de olvidar», evocó.
El juez de Familia y Minoridad 1 de Ushuaia, Alejandro Ferreto, le había ordenado en 2109 al Registro Civil de la provincia que «en un plazo de cinco días» expidiera «una nueva partida de nacimiento y un nuevo DNI donde figurara el cambio de nombre y, «en el casillero correspondiente al sexo, se hiciera constar «no binario/igualitario».
Si bien la legislación actual de identidad de género en Argentina permite a los mayores de edad cambiarse el nombre en función de la identidad «autopercibida», la clasificación por «sexo» (vinculada a características biológicas) seguía siendo entre dos únicas opciones (varón/mujer) y no contemplaba la posibilidad de quedar fuera de ellas.
Con este argumento como eje, el Registro Civil había rechazado el 19 de junio de 2019, un petitorio de Shanik.
El juez no solo hizo modificar esa medida, sino que dispuso que el organismo rectificara la partida de nacimiento del hijo de Sosa Battisti, para hacer constar el nuevo nombre y «sexo» de su progenitor/a.
En la presentación judicial, Shanik explicó que «no puede percibirse ni pensarse dentro de lo que las estructuras sociales han denominado como hombre o mujer».
«No me identifico en ninguno de los dos casilleros bajo los cuales tengo la posibilidad de reconocerme en mi documento. Esas posibilidades reducidas exceden mi autopercepción, y eso tiene consecuencias sobre mi identidad legalmente reconocida», expuso en su demanda.
Según explicó Sosa Battisti, «desde hacía más de diez años me sentía diferente a la mayoría de las personas. No me considero ni varón ni mujer. Y estuve todo este tiempo buscando un significado a eso que sentía. Tuve dudas, me deprimí. Hasta que encontré a gente que le pasaba lo mismo y con ellos encontré la fuerza para hacer este reclamo», señaló.
También sostuvo que «fueron meses de lucha pero también de mucho acompañamiento. Recién ahora puedo decir con mucho orgullo que soy libre al fin. Soy feliz», afirmó a Télam.
En este tiempo, además, Shanik cambió de empleo: pasó de ser una de las personas que cobraba el estacionamiento medido en la principal avenida de Ushuaia, a desempeñarse en la Secretaría de la Mujer del municipio.
«Me siento integrada por el resto de las compañeras. Mucha gente todavía me reconoce como la persona a la que el Presidente le dio el documento. Pero de a poco yo trato de ser alguien como cualquier otro. Eso quiero ser. Alguien como cualquier otro», concluyó.