Sharon Stone se enfrentó en 2008 a su ex marido, Phil Bronstein, para quedarse con la custodia de su hijo mayor, Roan. Pero la Justicia consideró a la actriz “incapaz de proporcionar la estructura, la continuidad y la fiabilidad que Roan necesita y, francamente, merece”.
El ex de una de las grandes figuras de Hollywood la acusaba, entre otras cosas, de creer erróneamente que su hijo tenía una enfermedad de la médula espinal y de actuar de manera inapropiada al querer inyectarle botox en los pies para que dejaran de oler mal y sudar.
Sin embargo, Stone piensa que nada de todo esto la llevó a perder la custodia. Ella cree que la decisión del juez estuvo incentivada por su papel en la recordada película Bajos Instintos, de 1992: “Perdí la custodia de mi hijo. El juez le preguntó a mi pequeño: «¿Sabes que tu madre hace películas sexuales?» Como una especie de abuso por parte del sistema, considerando qué tipo de madre era por haber hecho esa película”.
“La gente camina sin ropa en la televisión normal ahora, y en su momento solo viste, tal vez, como un fotograma de mi posible desnudez, y perdí la custodia de mi hijo por eso”, comentó indignada en un Podcast que se volvió viral en las últimas horas.
También detalló que fue engañada para hacer esa escena del cruce de piernas sin ropa interior: “Él (por el director Paul Verhoeven) me había dicho cuando filmamos la escena que la luz se reflejaba en mi ropa interior, y que si me la quitaba, habría una sombra, que no se vería mi vello púbico, como resulta en la película, donde todo el mundo afirma que ve mi vagina”.
“Proyectó la película conmigo públicamente, con muchas personas en una habitación. No me dio la oportunidad de verlo, de digerirlo. Creo que estaba más sorprendida y avergonzada de no poder procesarlo a solas con él, que horrorizada. Porque estoy de acuerdo en que fue muy, muy bueno para el film, pero no tuve la oportunidad de procesarlo individualmente y hacer que mi cerebro lo manejara”, manifestó conmovida la actriz.
De todas formas, ella nunca bajó los brazos y formó su familia, a pesar de no poder ser madre de manera biológica por padecer una enfermedad autoinmune que la hizo tener tres abortos espontáneos. Su hijo mayor, Roan, fue adoptado junto a su ex marido, mientras que a Laird y Quinn los adoptó como madre soltera.
Sus hijos ya tienen 23, 17 y 16 años y comparten mucho tiempo con ella. “La maternidad no llegó fácilmente, pero me llegó amorosamente a través de los ángeles”, concluyó frente al mismo estado de conmoción.