Search

Shows internacionales, sobre arenas movedizas

Más allá de que las diferentes productoras sostengan que se trata de inconvenientes “derivados de las logísticas” de las giras, lo cierto es que gran parte de un público ya no puede afrontar los costos de los tickets que ascienden a cuatro dígitos.

¿La ola de suspensiones de los últimos días responde a un patrón económico de la sociedad actual o son, como indican las versiones oficiales de las propias productoras, hechos fortuitos derivados de la “logística” de los artistas?

Importantes referentes de la escena local, por lo bajo, plantean otra hipótesis e indican que cada vez menos personas pueden afrontar los costos de los tickets que ascienden a cuatro cifras. Carta blanca para abrir el juego a un fenómeno de los últimos tiempos.

El 2017 arrancó para la ciudad como un año que prometió la visibilidad nacional de Rosario como escenario de los más importantes shows internacionales. Incluso, se promocionó que alguno de ellos no incluirían otras localidades ni la mismísima Capital Federal lo que, de por sí, configuraba una sorpresa, una novedad para los rosarinos, siempre quietos y contemplativos debajo del puente virtual creado para estos menesteres entre Buenos Aires y Córdoba.

Pero el optimismo comenzó a desvanecerse en los últimos días. Primero fue el turno de la legendaria banda estadounidense Aerosmith, que apenas una semana antes de desembarcar en el Estadio de Rosario Central con su Aero-Vederci Baby Tour, anunció, a través de un comunicado, que el resto de la gira (que tenía previsto conciertos en Curitiba, Santiago de Chile, Rosario y Monterrey) quedaba sin efecto. De este modo, Rosario se quedó con una ilusión y sin el que sería el concierto más importante y mítico de los últimos años. Pero la ola de suspensiones no se detuvo allí.

El mismo jueves de esa semana en que cientos de fanáticos de Aerosmith lamentaban la cancelación del único recital de la banda en el país, llegaba desde Buenos Aires la noticia de que Joaquín Sabina prometía “reventar el Luna Park”, como titulaban algunos medios porteños, en su paso por el emblemático estadio Luna Park. El músico español agregaba tres nuevas funciones a la cifra en apariencia interminable de conciertos.

¿Qué ocurría en Rosario? El furor no era el mismo en estas costas. El viernes se conoció que de los dos shows previstos para noviembre en Metropolitano, la organización había dispuesto cancelar el del jueves 9 dejando un sólo concierto. El cantautor se encuentra presentando Lo niego todo, su nuevo disco, realizando giras por Europa y América “con muy buenas críticas y entradas agotadas en casi todas las salas”, se expresó desde el entorno del músico.

Hacia comienzo del año, uno de los primeros grandes shows en confirmarse fue el de los consagrados Joan Manuel Serrat, Ana Belén, Víctor Manuel y Miguel Ríos que, con El gusto es nuestro, celebrarían los 20 años de la mítica gira que fue vista por más de medio millón de personas en todo el mundo, en 1997. El gusto es nuestro fue el pasado martes el tercero y último de los espectáculos que se sumó a la catarata de suspensiones. Desde la productora local se informó que tendrá una sola función, la del último viernes, en Metropolitano.

Problemas de “logística y producción”, fueron los principales argumentos que adujeron las productoras a la hora de arriesgar una respuesta ante la consulta de la prensa.

Varios miles por una entrada

Testimonios vertidos en las redes sociales y a través de una consulta que realizó El Ciudadano a seguidores de los espectáculos internacionales suspendidos, expresaron que “los altos” valores en las entradas también configuran un impedimento a la hora de asistir.

Para ver el concierto de Joan Manuel Serrat, Ana Belén, Víctor Manuel y Miguel Ríos, un rosarino debió desembolsar, como mínimo, 1.967 pesos por una platea, mientras que la ubicación preferencial “VIP Fans” ascendió a 3.933 pesos, eso sí, con gastos administrativos incluidos.

Ser parte de la mítica gira Aero-Vederci Baby Tour, de la banda de Steven Tyler en Rosario Central, cotizó alto: los precios iban desde los mil a los 2.800 pesos sin contar los costos de servicio.

Para ser parte del cierre de la gira nacional de Sabina en Metropolitano hubo que romper el chanchito: el ticket general se vendió a 1.050 pesos, una platea central unos 2.600 pesos, mientras que una zona preferencial llegó a cotizar 3.933 pesos con todos los gastos administrativos incluidos.

En relación con los precios de las entradas que se venden para este tipo de shows internacionales, un productor de espectáculos rosarino que pidió no revelar su identidad, opinó que si bien “son elevados”, la mayoría de las veces, “se ofrecen descuentos y financiación con tarjetas de crédito que hacen accesible la venta”, descartando el argumento económico.

No todas son pálidas

En los primeros diez meses del año, el comportamiento cultural de los rosarinos se vio consolidado en el sector de los clásicos. Dos que comenzaron la gira con moderado optimismo y se vieron “obligados” a agregar funciones, fueron el cantante de pop folclórico Abel Pintos (que en agosto batió récord de público con tres recitales en el Salón Metropolitano y entradas agotadas). El rosarino Fito Páez fue un furor en su ciudad natal al mostrar su espectáculo Sólo piano. El autor de “Ciudad de pobres corazones” comenzó anunciando un recital, y al poco tiempo tuvo que agregar tres nuevas funciones, todas agotadas en un Auditorio Fundación que lo ovacionó de pie.

10