El senador nacional Marcelo Lewandowski participó de la pulseada de poder más determinante del cierre de listas. Su candidatura a gobernador estuvo a un paso de caerse por falta de acuerdo con el gobernador Omar Perotti pero sobre el final llegó la fumata blanca. Prefiere no mirar para atrás y, ya en carrera a las Paso del 16 de julio, le abre las puertas a todos, por dentro y por fuera del peronismo. «Si alguien cree que sólo va a sacar esto adelante, se va a poner la provincia de sombrero», repite y llama a no acentuar las diferencias. «Yo no cuento lo que vivo en Rosario porque me lo contaron. O porque cada tanto vengo y voy a un barrio», advierte sin nombrar sobre una de las candidatas del frente de frentes, Carolina Losada, con quien tuvo repetidos cruces en el Senado de la Nación. Consultado sobre la política de seguridad habla de «reconversión social» en los barrios como base necesaria de la acción del Estado: «Si no hay un cambio profundo en la matriz social que tenemos en muchos de esos barrios, va a ser exiguo lo que se haga en la otra materia».
—Tuviste en vilo a buena parte de la provincia en el cierre de listas para las elecciones. ¿Cómo lo viviste?
—Uno siempre intentó que se construyera con tiempo, que se lograran la mayor cantidad de consensos posibles, lo trabajé así desde hace mucho, pero bueno, se dio como se dio y ahora hay que dar una vuelta de página con lo que se ha logrado, sabiendo que los santafesinos van a ordenar el 16 de julio quién quiere que lo represente en cada espacio, y de ahí saldrá la contienda del 10 de septiembre, que es, me parece a mí, la más importante para expresar los modelos de provincia, y lo que queremos en adelante.
—¿Qué fue lo que hizo que se estiraran los plazos hasta último momento?
—Yo no te puedo decir si hay algo puntual. Me parece que cada uno en su espacio quiso defender determinadas visiones, determinadas miradas y nosotros entendíamos que era por otro lado. Se llegó sobre el final, ojalá hubiese sido distinto, como nosotros pretendíamos, con mayor cantidad de tiempo para todo el armado. Lo que pasó pasó, ya está, y esto es lo que vamos a expresar, trabajando de la misma manera, como lo hicimos desde el 2019, cuando nos sumamos a ésto, con la misma seriedad, con la misma responsabilidad y sabiendo que hay un grupo importante, no solamente de compañeros y compañeras, sino de santafesinos y santafesinas, que quieren acompañar esta fórmula que encabezamos con Silvina Frana.
—¿Cómo tiene que leer el afiliado, el simpatizante del Frente de Todos, la integración de este armado que te lleva como candidato a gobernador?
—Nosotros no sectorizamos, queremos abrazar no solamente a todo peronista que coincida con nuestra propuesta sino a todo santafesino que coincida con la propuesta. No es momento de achicar, de rotular, o de decir tal o cual persona no tiene lugar. En todo caso, si quieren que se autoexcluyan, pero de nuestra parte no pretendemos decir tal o cual no tiene lugar. Por eso decimos que toda persona de bien que tenga algo importante para aportar y coincida medianamente, por supuesto que nadie se sentiría cómodo con alguien que tenga una postura radicalizada que esté lejos de lo que nosotros proponemos, pero yo creo que, aún con matices, hay que incorporar a todas las personas que crean que este es el momento para cambiar una realidad muy dura que nos toca vivir. Una realidad profundizada por la violencia en la ciudad de Rosario. Y por el resto, una provincia, que tiene muchas cosas para ofrecer, que hay cosas que se han hecho bien, y hay que potenciarlas, pero en un contexto nacional donde las cosas están complicadas por distintos factores económicos. Hay un número que me impacta, y es lo que quiero transformar y plantear como mensaje de campaña: no más del 5% de las personas dicen tener esperanza y optimismo en lo que viene. Si uno no tiene esperanza y optimismo en lo que viene es muy difícil levantarse todos los días. Yo creo que desde cualquier lugar que tengamos como dirigentes, tenemos que buscar esa alternativa y mostrar que eso puede cambiar y nos merecemos una vida mejor.
—Es un dato impactante que haya un 95% de pesimismo sobre el futuro.
—El 95 % de las personas dicen que están enojadas, angustiadas, tristes, sin esperanza. Es un número que impacta. Lo escuchaba hace un tiempo a (el consultor político Jaime) Durán Barba. Creo que hay que escuchar a todos, tomar cosas y dejar otras, pero nadie puede dudar de su capacidad. Y decía algo que es cierto: nosotros a veces pensamos en las mega estructuras intelectuales y la gente lo que quiere es tener un poco de felicidad: poder llevar a su chico a la escuela, que le alcance la plata a fin de mes, poder ir a tomar unos mates al parque, ir cada tanto a comer una pizza con su familia, cuando tenga la posibilidad irse de vacaciones, disfrutar de un asado con la familia. No está pidiendo ser multimillonaria, pretende una vida normal y con cierta tranquilidad. Es tan mínimo y tan grande lo que se pide, que nosotros debemos trabajar por una persona que le guste seguir viviendo en el lugar dónde está, que tiene posibilidades de progreso, que tiene posibilidades de desarrollarse en su vida, que sus hijos van a poder vivir y desarrollar una vida dignamente. No están esperando la gran macro filosofía para que nosotros le digamos cómo tiene que ser el mundo. Es levantarse todos los días con las ganas de seguir viviendo y seguir pensando que su vida va a ser todos los días un poco mejor.
—Para ese asado, para esas vacaciones, se necesita una economía más tranquila que la que tenemos.
—Obviamente, hay un dato que es revelador: los niveles de desocupación en la provincia, para tomar un caso, están en la mitad de lo que teníamos hace unos años. En el Gran Rosario tenemos una desocupación que no supera el 6 o 7 por ciento, hemos estado en 13, 14% de desocupación. Eso está indicando que trabajo hay, pero la gente con el nivel inflacionario que hay no llega a fin de mes, porque los índices de pobreza también han crecido. Gente que con un empleo registrado no llega a fin de mes. Ese es un tema a resolver de la macroeconomía y de la diaria también. Es un problema donde la Argentina tiene una cantidad de factores que han influido en todo esto. La insoportable deuda que se tomó con el Fondo, lo que significó la pandemia, donde hubo una apuesta a que el Estado soportara incluso gastos de muchos privados, para que no se perdieran los trabajos y no se perdiera el empleo, y se apostó mucho a eso. Lo que significó la guerra con Ucrania, que implicó comprar energía más cara.
—Igualmente, las expectativas están puestas en la salida a la crisis, ¿no? En ese plano, el peronismo nacional está dando muestras de que se está reorganizando.
—Yo creo que estamos en un nivel de respuestas económicas que se intentan, pero muy complicadas. Uno a veces escucha recetas que después cuando se traducen en números concretos…Hablan de bajar el gasto público, pero hay un gran porcentaje de eso que no es un gasto sino es inversión social. Si van a recortar cuestiones sociales, en un país como en el que estamos, quiero que expliquen desde dónde lo van a hacer. Igualmente, para ser optimista, el tema energético va a empezar a resolverse, un gasoducto que debía estar terminado hace cuatro años, se va a hacer ahora en tiempo récord y eso va a significar un ahorro de divisas. La sequía ha complicado muchísimo el ingreso de divisas y vamos en camino de tener al año próximo una cosecha mucho más importante que la no-cosecha de este año.
—¿Cómo pensás que se puede reordenar el peronismo nacional? Muchos quieren unas Paso y otros prefieren candidatos de consenso.
—Sinceramente te digo que el escenario no lo puedo manejar, pero ojalá que haya una propuesta de síntesis. Porque el peronismo está gobernando. Hay un gobierno que tiene que llegar al 10 de diciembre y un país que está mirando todo eso. Yo coincido, avalo y me gustan todas las propuestas que puedan tener los compañeros para presentarse, pero hay que mirar el desarrollo de un país que hay que ver hasta dónde se banca el escenario de una Paso en el oficialismo, tan amplia y tan grande. Yo creo que hay que revisar muchas cosas. A mí me parece que si cada libre pensador quiere anotar su nombre para una competencia interna… realmente ojalá se puede llegar a un entendimiento.
—Fórmula de consenso.
—Sí, o a lo sumo una Paso muy acotada. Hoy no está para una Paso de tres o cuatro competidores. Me parece que no le haría bien al espacio que está gobernando hoy que ocurra eso.
—Los oficialismos provinciales del peronismo vienen en racha positiva, despegándose un poco de las quejas por la economía y la crisis. ¿Pensás que puede pasar acá?
—Yo estuve, en este tiempo, en un trabajo legislativo. Coincido en muchas cosas de las que se hicieron y hay cosas que las modificaría. Me parece que uno tiene que pensar en potenciar todo aquello que se hizo bien, y lo que no se pudo lograr, cambiar o mostrar como una solución, bueno, comprometerse en tomar otros caminos y otras salidas.
—¿Por ejemplo?
—Está claro que el tema de la seguridad en Rosario ha sido un tema que no comenzó hace tres años y medio, pero no se pudo corregir algo que empezó hace mucho tiempo. Y como en el mundo pasa, un tema tan pesado como es el narcotráfico, hoy está haciendo mella en todos los lugares, y haciendo metástasis en toda la sociedad. Es una alternativa y una idea que se intentó cambiar desde algunos aspectos, y no se llegó. Y estamos tratando de tener otras miradas, y buscar otras soluciones también. Pero no es solamente un problema, insisto, que ha comenzado hace tres años y medio. Esto viene de hace mucho tiempo y hoy necesita del compromiso de toda la clase dirigencial, de todos los organismos de justicia, tanto provinciales como federales, que son fundamentales en todo esto, y del compromiso de un Estado nacional, con todas sus fuerzas, no solamente para trabajar en el territorio con fuerzas de seguridad. Yo creo, y estoy convencido de esto, que si no hay un cambio profundo en la matriz social que tenemos en muchos de esos barrios, va a ser exiguo lo que se haga en la otra materia. Hay que pacificar y hay que ordenar, no cabe ninguna duda. La cantidad de presos se ha triplicado en los últimos 10 o 12 años, y no hemos encontrado soluciones. No es solamente que hay que cumplir con la ley, controlar y llevar adelante todos estos procesos y el Servicio Penitenciario, otro de los esquemas muy importante. Si paralelamente no metemos manos profunda en una reconversión social en esos lugares, no va a haber ningún tipo de solución profunda. Y no lo decimos sólo nosotros desde nuestro espacio. El presidente de la Corte, Daniel Erbetta, ha sido muy claro también. Y si no lean el mensaje pronunciado en la apertura del año judicial, donde da definiciones muy concretas y muy certeras en este camino que estoy marcando. Y lo dice alguien que no está emparentado políticamente con nosotros, pero sí tiene una visión muy clara de lo que necesita la sociedad.
—¿Lo que vos llamás reconversión social es poner los esfuerzos, la mirada, la inversión en barrios, en clubes?
—La reconstrucción de las instituciones de un barrio son fundamentales, porque tienen que ser el nexo concreto con el Estado, para que ellos también sean parte de la reconstrucción del barrio, para que sean también los que controlen la seguridad de ese barrio, para que controlen lo que le falta a ese barrio, para que controlen la salud, para que controlen la higiene de ese barrio, hay que comprometer a las instituciones pero hay que darle las herramientas para que puedan estar comprometidas. Cuando dicen «se retiró el Estado de los barrios», es eso. Hoy el Estado perdió el control territorial. Entonces, cuando esa gente en esos barrios no logra que su hijo vaya a una escuela con tranquilidad, que pueda estar contenido en un club, o en alguna asociación, eso es lo que perdió el Estado y eso es lo que tenemos que recuperar.
—El Estado tiene una estructura a la que parece faltarle cintura para llegar a modificar lo micro, ¿no?
—Porque hay que tener una mirada muy concreta. En esos barrios hay que poner escuelas con doble escolaridad, y si no tenemos la infraestructura para la doble escolaridad tiene que tener la contención de alguna de las instituciones del barrio. Y tenemos que tener un control de salud, de educación y de alimentación desde la temprana edad. Es una inversión que hay que hacer desde temprano, porque si no vamos a seguir invirtiendo cuando ya es tarde. Lo mismo que el trabajo contra las adicciones. Lo vengo promoviendo y haciendo, desde el lugar donde estamos, que es la Legislatura, y lo hicimos con el doctor Miguel Rabbia, que ha hecho un trabajo buenísimo, cuando él tomó la posta en el Senado de la provincia, llevando adelante leyes que tienen que ver con estas miradas. Bueno, creo que hay que ir por ahí, y el compromiso no debe ser solo de un partido político. Por eso cuando hay campañas que apuntan a «desterrar a este, sacar a este otro, y terminar con esto otro», no, si tienen propuestas de buena fe vengan, van a ser bienvenidos, ahora trabajemos en torno a esto. Porque si alguien cree que solo va a sacar esto adelante, se va a poner la provincia de sombrero. No tengo ninguna duda. Si creen que esto es una cuestión de que venga alguien y con su ministro de Seguridad y su equipo va a cambiar esta historia, no. Esto es mucho más profundo. Nosotros tenemos muchas ideas con respecto a ésto, bosquejé algunas muy claras, pero nosotros tenemos junto a Silvina Frana, con nuestros equipos, y con las instituciones con las que hemos trabajado todo este tiempo. Nosotros desde el Senado hemos ayudado a más de 300 clubes, hemos ayudado a más de 90 ONGs que tiene la ciudad de Rosario y sus alrededores. Hemos ayudado a muchas escuelas, hemos construido seis escuelas deportivas junto a los padres (Fabián) Belay y (Claudio) Castricone, hemos desarrollado desde nuestro lugar, desde donde pudimos, todo ésto.
Hoy hay que ser profundo y quirúrgico, porque además tenés elementos tecnológicos que te permiten no tirar al voleo la semilla para ver dónde nace. Me parece que uno puede ir con todas las herramientas y ser mucho más profundo en esto. Tenemos también un montón de Ceclas (Centros de Capacitación Laboral para Adultos) desparramados por toda la ciudad. Nosotros tenemos que tratar que nuestros niños y nuestros jóvenes tengan una mirada en la formación técnica. Las técnicas tradicionales, como conocemos, o las de informática y robótica. Pero también las tradicionales, porque también vamos a necesitar carpinteros, electricistas, plomeros, esas las vamos a seguir necesitando. Y también las otras, que hacen a los empleos de mayor calidad, de mayor cantidad, hay mucha robotización, hay mucha informática en las empresas que hoy necesitan de ese conocimiento, y eso lo tenemos que diversificar y darle esa salida laboral, porque además tenemos tanto en Rosario como en Santa Fe, Rafaela, Venado Tuerto, y también se está incorporando el norte, centros con mucha posibilidad de tener mucha materia gris que nos ayude a que la capacitación y la investigación se vuelquen en producción. Ya está pasando y tenemos que seguir por ese camino, profundizándolo.
—¿Cuánto tuvo que ver Massa con que hoy puedas ser candidato a gobernador en la provincia?
—Creo que ha sido uno de los que más ha empujado desde Nación esa posibilidad. No es que el resto me ha desprotegido, tenían otra mirada de lo que pasaba en Santa Fe y de lo que podía ocurrir, pero mi intención es que si me toca ganar el 16 de julio, todos adentro, con aquella vieja frase de «el que gana conduce, el que pierde acompaña». Ojalá sea así, si me toca perder estaré dispuesto a acompañar y a tener las mismas propuestas y miradas. Porque, insisto, esto no lo va a cambiar uno solo.
—Se vienen las Paso, que son una compulsa para definir candidatos de cada partido, pero a la vez sirven para adivinar una tendencia en la general. ¿Cuál es tu mirada en relación al frente opositor?
—Yo siempre dije que hay muchas cosas que no cierran, en muchos casos es el agua y el aceite. Pero bueno, que lo decidan los santafesinos, yo me voy a ocupar por transmitir de lo que estamos convencidos. Nada de lo que digamos en la campaña, o de lo que diga Silvina (Frana), es porque no estamos convencidos de que podemos tener una propuesta, de que podemos cambiar lo que no está bien y que podemos profundizar lo que se hizo bien. Tenemos una convicción muy grande de lo que hay que hacer y de lo que nos hubiese gustado ya estar haciéndolo. Pero bueno, somos los que nos toca representar en este momento una idea, que después la gente decidirá. De lo que decimos estamos convencidos, y además conocemos lo que vivimos. Yo no cuento lo que vivo en Rosario porque me lo contaron. O porque cada tanto vengo y voy a un barrio. Como digo siempre, vivo aquí desde que nací, hace 57 años y sé cómo se ha transformado esta ciudad para mal, por el abandono que han vivido los barrios. Hoy estamos sufriendo las consecuencias de años y años de deterioros. De la matriz social perdida y olvidada. Entonces, soy consciente de todo eso y me duele y me lastima y los sufro como rosarino. Y sé que Silvina lo vive y lo siento en los barrios de Santa Fe y lo podemos traducir a cualquier ciudad de la provincia. Quizás no con el grado de violencia que tenemos en Rosario, pero sí también como una necesidad. Por lo tanto, yo creo que se va a notar el diferencial de decir las cosas del corazón y no de una frase coucheada. Creo que esa es la síntesis que van a notar en la campaña. Aquel que sepa interpretar, y sepa escuchar y sepa leer. va a notar que hay convencimiento y que sale de las entrañas lo que nosotros decimos.
—¿Cómo se hace una campaña con el dato que mencionaste de que sólo el 5% de la sociedad cree que las cosas pueden cambiar?
—Si el ser humano no vive de utopías y de esperanzas, y de querer ver que la cosa va a mejorar, bueno, siempre en el peor de los momentos uno tiene esperanza de encontrar una luz al final del camino. Es un momento muy difícil para hacer una campaña, para que crea la gente, y está bien que esté descreída porque las cosas funcionan mal y quiere tener esperanza con algo concreto.
—Sos una de las caras nuevas de la política. En el marco de una crisis de credibilidad como la actual, ¿pensás que podés correr con cierta ventaja?
—Hay muchas cosas de esas, pero yo quiero sostenerlas con ideas y con proyectos, porque a mí no me interesa ganar una elección, me interesa lo que hago el 11 de diciembre. Y muchas definiciones que no tomé o demoré es porque también tiene que ver con las herramientas que íbamos a tener el 11 de diciembre. Entonces, hoy no está para ver «qué onda, lo que va a pasar», sino que uno está convencido de que hay un proyecto detrás, que hay posibilidades de hacerlo, y que hay mucho más acompañamiento del que yo pensaba. Yo sabía que iba a haber mucho acompañamiento, pero estos días que han pasado del cierre de listas a esta parte me han sorprendido de distintos ámbitos, y me ponen bien, porque valoran y creen que es una esperanza para Santa Fe. Esa posibilidad también me genera una expectativa y una responsabilidad muy grande, porque hay muchos sectores que apuestan a esto, no sólo dentro del peronismo. El otro día estuve en Buenos Aires con empresas vinculadas a la metalmecánica y se preparan para ser proveedores de las zonas mineras y gasíferas y petrolíferas. Y hay empuje en esas empresas, son optimistas del futuro cercano y muchas veces nos cuentan que tienen problemas para encontrar mano de obra calificada para lo que ellos necesitan. Ahora, cuando ves que esa gente te alienta a seguir y respaldan un camino, también te da ánimo de que no todo está perdido. Como siempre, tomo una frase de un gran empresario que tenemos en la provincia, Orlando Castellani, «una cosa es el crecimiento y otra cosa es el desarrollo». Los números pueden marcar que se vende más, que hay una economía que va avanzando y va creciendo. Pero si no se traduce en el desarrollo, que es la que gente viva mejor, que pueda educar a sus hijos, que pueda llegar a fin de mes, que pueda tener una vida digna, con su hogar, con sus vacaciones, con su salud, seguimos con una pata quebrada, que no alcanza, Eso es lo que tratamos de traducir, de llevar, sabiendo que necesitamos cambiar esa matriz social. No es posible encontrar ni paz social ni una tranquilidad social cuando tenemos tanta desigualdad. Eso es lo que tenemos que estar convencidos de cambiar y de generar una expectativa distinta.
—La idea es cambiar la expectativa, con eje en la transformación social.
—Por un lado la gente tiene necesidades. No quiere salir a tomar un colectivo y que le roben el celular o a punta de pistola le roben lo que le costó tanto. Todos estamos afectados por eso. Nosotros tenemos que otorgar la posibilidad de tener la seguridad necesaria para que puedas salir a comer tranquilo, llevar a tu hijo a la escuela, el terror que se está sembrando en las escuelas es algo dramático y ojalá se encuentren a los culpables, que no son solamente delincuentes casuales los que están sembrando terror. A alguien le está interesando instalar terror en la sociedad.
—Coincidís con lo que dice el gobierno provincial en cuanto a una virtual relación con el escenario electoral.
—Especular con eso podemos especular. Ojalá se encuentre a los culpables y a los responsables. Ya ha pasado en otras etapas. Una cosa es lo que venimos soportando de 15 años a esta parte. Otra cosa es que ya generen el terror para que la gente no quiera mandar sus chicos a la escuela. Es una situación que requiere de investigaciones y de ir un poco más al hueso, porque seguramente alguien está haciendo negocio con sembrar este terror.
—¿Negocio de qué tipo? ¿Rédito político?
—Ojalá no tenga que ver con el rédito político y ojalá se llegue a determinar todas estas cuestiones, porque sin dudas que vivir en esta situación es preocupante, porque hay miedo y el miedo paraliza.