A tono con la caída de los depósitos en dólares, las líneas de financiamiento en moneda extranjera mantienen su sesgo descendente, que se acentuó en los últimos meses. Como consecuencia, el crédito a empresas que demandan dólares para sus operaciones de comercio exterior cayó a niveles de 3.380 millones de dólares, el menor de los últimos años, representando una caída del 38,6 por ciento.
Esta verdadera pesificación que se está viviendo en los préstamos bancarios a empresas no es un efecto buscado por los bancos, sino la consecuencia de la escasez de la materia prima para otorgarlos, es decir los dólares.
De hecho, el goteo de depósitos en dólares se mantiene, al punto que la última semana informada por el Banco Central (del 5 al 9 de agosto) se fueron 29 millones de dólares, a un promedio de 7,8 millones diarios. Los depósitos en dólares del sector privado se ubican en 6.839 millones de dólares, lo que representa una pérdida de 53 por ciento respecto a los 14.800 millones que había a fines de octubre de 2011, antes del cepo cambiario. Esta caída de las colocaciones en dólares también impacta negativamente en el Banco Central, ya que los encajes en moneda extranjera también integran las reservas internacionales.
Financiamiento verde
Por lo tanto, desde que el gobierno decidió acentuar las restricciones cambiarias con el cepo, se dio un proceso inverso en lo que respecta al financiamiento en dólares. Antes, el Central venía incentivando el financiamiento en dólares para el sector exportador, pero agregando más tarde a empresas proveedoras de exportadoras. Sucedía en ese momento que los bancos tenían aún una capacidad prestable excedente en dólares muy grande, por lo que era necesario aumentar la demanda de préstamos en esa divisa.
El objetivo de la entidad que preside Mercedes Marcó del Pont siempre fue evitar el descalce de monedas: es decir que sólo se endeuden en dólares aquellas compañías que por su actividad también generen divisas.
La caída de los depósitos en dólares motivó que los bancos más involucrados con el financiamiento al comercio exterior fueran reemplazando gradualmente las líneas en dólares por otras nominadas en pesos, respetando los plazos. Aunque se trata de préstamos un poco más caros, las entidades procuran que la tasa resulte más o menos equivalente a la vigente para el financiamiento en dólares, es decir inferior al 5 por ciento anual.
“Dollar linked”
Algunas empresas exportadoras como Cresud o Molinos también optaron en los últimos tiempos por otro instrumento para financiarse: la colocación de bonos atados al tipo de cambio oficial, es decir “dollar linked”. Se trata de un instrumento genuino para conseguir fondos frescos a plazos más largos. Aún cuando se acelere el tipo de cambio oficial, como viene sucediendo desde hace tres meses y especialmente en lo que va de agosto, se supone que este tipo de compañías están bien cubiertas, ya que al ser exportadoras también cobran más pesos por cada dólar que ingresan. Distinto es el caso de otros emisores, como las provincias, que sólo recaudan en moneda local. En ese caso, juntar los pesos para pagar deuda en dólares en el exterior o para hacer frente a los bonos emitidos localmente con cláusula de ajuste al tipo de cambio oficial implica un mayor esfuerzo fiscal. Lo mismo sucede con empresas que acuden a este instrumento sin tener actividad exportadora.
Sin punto de inflexión
Nada hace suponer que para adelante vaya a cambiar esta tendencia. Se estima que la caída de los depósitos en dólares no cederá, ya que la merma casi permanente de reservas también intranquiliza a los depositantes. Además, como la tasa de remuneración de los depósitos en moneda extranjera es inferior al uno por ciento anual, el “costo de oportunidad” de hacerse de los billetes en vez de dejarlos en el banco es prácticamente nulo.
Por lo tanto, en la medida que se mantenga la merma de las colocaciones en moneda extranjera, también seguirá en declive el financiamiento en dólares, que ya se encuentra en caída libre. En julio, por ejemplo, la caída de 390 millones de dólares fue la más notoria de los últimos diez meses.