El asesinato del militante del Partido Obrero Mariano Ferreyra en un enfrentamiento entre trabajadores ferroviarios sacudió mundo político y despertó fuertes cruces por la responsabilidad del trágico hecho ocurrido en el barrio porteño de Barracas. Aprovecharon para brindar su opinión -o teoría- desde el jefe de Gobierno, Mauricio Macri, hasta el líder de la CGT, Hugo Moyano, pasando por el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, el ministro del Interior, Florencio Randazzo y el dirigente de la CTA, Hugo Yasky.
Por un lado, Macri consideró que espera «que se esclarezcan los hechos, este no es un hecho aislado, viene de un correlato de diez años, se vino cambiando la protesta». También aprovechó y apuntó al jefe de Gabinete y al Gobierno nacional.
Cuestionó a Fernández, al considerar «increíble que diga que hay que ser prudente porque hay una investigación, cuando él habla hasta por los codos». En tanto, aseguró que el Gobierno deberá dar explicaciones por la supuesta inacción policial al momento del crimen.
En cambio, Aníbal Fernández, a contramano de las primeras voces oficialistas, desligó al ex presidente Eduardo Duhalde: «No tengo nada para decir semejante cosa». Y sostuvo que Ferreyra «fue muerto por un asesino» y enfatizó que «hay que buscar a ese asesino».
A tono con lo que expuso su compañero, Florencio Randazzo, otro funcionario del Ejecutivo, repudió la muerte del militante y atribuyó el hecho a la «mafia asesina y la locura organizada».
Por otra parte, Hugo Moyano desligó al sindicalismo del hecho y llamó a la Justicia a solucinar estos conflitcos. Además, subrayó que el clima está raro y que a partir de estos incidentes, se aprovecha para decir cosas que no tienen que ver con la realidad.
«No sé si acá hay patotas sindicales o de otra naturaleza, pero lo cierto es que hay un hecho desgraciado que hay que lamentar», indicó y agregó que «la Justicia deberá actuar de tal forma para que terminen este tipo de hechos».
Por último, Hugo Yasky reflotó su enfrentamiento contra los gremios tradicionales encolumnados detrás de la CGT y afirmó que «estos hechos le hacen daño a la democracia y al sindicalismo».
«No queremos entrar en el juego del distraído. Tiene que investigarse a los responsables y no puede haber paraguas de impunidad», agregó.