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Silencio de tango: Gerardo Quilici se quedó sin su espacio de radio en la noche rosarina

La crisis que por estos días golpea los bolsillos y la cultura también silencia al tango, la música que nos identifica como argentinos. Por motivos económicos, FM Tango de Rosario dejó de emitir programas en vivo. A poco de cumplir 55 años, el clásico A todo tango busca lugar para seguir en el aire

El tango es de todos pero lo defienden unos pocos. Gerardo Quilici es uno de ellos. Le dedicó su vida, lo estudió con pasión y se convirtió en un erudito del género. Pero su verdadero legado es haber hecho de la difusión, un arte. No hace falta ser tanguero para apreciarlo. Lleva más de medio siglo en la radio y su programa A todo Tango, un clásico de la noche rosarina, se convirtió en un espacio de culto que transcurre entre una celosa selección musical y un diálogo intimista con la audiencia sobre melodías y letrísticas de compositores que considera próceres.

El miércoles pasado fue la última vez que salió al aire. Un final inesperado lo obligó a  improvisar una despedida y dejar vacío un espacio que estaba por cumplir 55 años ininterrumpidos en la noche rosarina. “Ahora, a desensillar hasta que aclare”, auguró Quilici para expresar su esperanza de que un nuevo medio lo cobije.

Es que días antes, la FM Tango Rosario había anunciado que dejaría de producir programas conducidos en vivo para irradiar sólo música grabada, debido a los difíciles momentos que atraviesa el país. La noticia sorprendió a todos.

“No depende de nosotros”, dijo Gerardo Quilici con emoción en la voz durante una sentida despedida al aire. Y aclaró, en sintonía con los mensajes de sus oyentes, que su intención es seguir adelante ya que de conseguir otro espacio arrancaría enseguida.

“Mientras tenga la cabeza fresca y esté físicamente bien voy a tener ganas de seguir luchando por la cultura del tango”, afirmó Quilici que tiene 82 años y una pasión, memoria y lucidez admirables. La difusión del tango, remarcó, “fue la lucha de toda mi vida, incluso antes de estar en la radio. Imaginate que en la época del colegio secundario era famoso por los tangos que le cantaba a las porteras”, le dijo a El Ciudadano.

 

Vacío de tango

La crisis que atraviesa el país golpea a todos los sectores de la Argentina y la cultura no queda afuera. El intento de desfinanciar por ley al teatro, el cine, la danza, la música y las bibliotecas populares se suma al corte de pauta publicitaria oficial para medios de comunicación que, prácticamente, ahoga a los más pequeños. En ese contexto el tango, que cada vez ocupa menos lugar en las agendas culturales, vuelve a quedar bajo amenaza.

El cierre de programas radiales en una de las pocas FM que difunde tango en Rosario es prueba de ello. Gerardo advierte que además de ser “un bajón económico” en momentos difíciles, lo que más le duele es el desinterés que muestran los grandes medios de comunicación por nuestra música nacional, algo que no es nuevo, aclara, pero que en estos tiempos se intensifica.

En ese marco mencionó recientes tratativas con una AM local que pese a reconocer su trayectoria le negó el espacio al bajar directivas de Buenos Aires: “En esta radio no se pasa tango”.

Otro golpe de lleno para Quilici que se limitó a decir que sintió “una terrible indignación” y se preguntó “cómo puede ser que se haya perdido toda identidad”. Al respecto señaló que “el drama nuestro viene a través de los medios de comunicación”, porque asegura que músicos de tango hay un montón pero se difunden muy poco y, en su lugar, hay un profundo vaciamiento cultural.

Mientras espera que algún medio le abra las puertas al tango, Quilici recuerda que en los años noventa se promulgó una ley para defenderlo impulsada por Horacio Ferrer, quien estaba al frente de la Academia Nacional del Tango. La normativa (24.684) declara al tango y a todas sus representaciones artísticas patrimonio cultural de la Nación y brega por su promoción y difusión.

 

Nosotros, los del tango

Entre las perlas que pasó en su último programa se escuchó una grabación inédita de Atahualpa Yupanqui –compartida por un oyente– donde el cantautor versiona con un solo de guitarra en una sobremesa de amigos el tango “Recuerdo” de Osvaldo Pugliese. En homenaje a su nacimiento en 1908, que se cumplía ese mismo 31 de enero, Quilici también eligió “Los ejes de mi carreta”, una milonga con música de Atahualpa, y se preguntó cómo un artista de su talla puede ser un desconocido para tantos jóvenes.

El tango Tapera, de Homero Manzi, también formó parte de su último programa, en la voz de Edmundo Rivero. “Mirá lo que dice la letra de este tango: «allí, donde los pastos se quejan y el viento se aleja silbando un dolor», y sigue: «roldanita de mi pozo que cantaba su alborozo ya no habrás de cantar nunca más». Es una pena que Argentina no conozca letras de sus paisajes. En una época esto era muy popular y el pueblo entendía esas cosas. Pero de a poco fueron brindando otras letras que no dicen nada”, lamentó reflexivo a El Ciudadano.

También compartió otra joya. Un audio de Julio de Caro en los años setenta que da un discurso enojado ante el imperialismo cultural y los medios que le dan la espalda al tango. Otra de esas perlas que parecen nunca perder vigencia. Más tarde Quilici resumió que estamos frente a una guerra mediática: “Los medios te mandan todo el día chatarra y letras que no dicen nada”.

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La vida entera

“La verdad es que voy a extrañar todo esto hasta que desembarque en una nueva emisora. Cumplo 55 años en la radio, o sea que mi vida entera pasó dentro de los medios”, dijo Quilici que debutó en 1969 en los micrófonos de LT24 Radio San Nicolás, en el 76 llegó a Rosario de la mano de LT3 Radio Cerealista y en el 84 recaló en la noche de Radio 2 hasta 2023 que, tras un breve paso por AM Libertad, se mudó a FM Tango Rosario, donde este miércoles 31 de enero emitió su último programa.

Desde el aire logró convertirse en uno de los bronces del tango y ya es parte del patrimonio cultural argentino, un pedazo de historia viviente que de pura pasión se ganó un lugar entre los grandes.

En octubre fue galardonado con el Gobbi de oro, la máxima distinción que otorga la Academia Nacional del Tango. Cuatro años antes había sido designado profesor honorífico de la Universidad Nacional de Rosario. En 2008, el Concejo Deliberante de Rosario lo nombró “Periodista Distinguido de la Ciudad” y la Cámara de Senadores de Santa Fe le dio una mención similar en 2013. Y la esquina de la Casa del Tango lleva una placa con su nombre.

Los 82 años no se le notan en la voz, que parece un abrazo, ni en la energía entusiasta que nunca se agota cuando se trata de tango, “la música clásica Argentina”. Nombra a Discépolo, Manzi, Cátulo Castillo, Expósito para explicar que el tango “es un espejo de la vida” y dice que no encuentra esa letrística en ninguna otra música popular. “El tango me toca de forma espiritual. Para mi es todo, algo esencial en mi vida”.

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