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Silvia Barrera, la veterana de Malvinas que se convirtió en la primera mujer homenajeada en La Pampa

Fue voluntaria y trabajó como instrumentadora quirúrgica junto a otras cinco compañeras en el hospital militar de Puerto Argentino. "La sociedad está percibiendo el rol de las mujeres en la guerra de Malvinas y sé que seremos parte de la historia Argentina", señaló Barrera tras el reconocimiento

La veterana de guerra de Malvinas Silvia Barrera, de 62 años, se convirtió este viernes en la primera mujer que recibió un reconocimiento y un homenaje del gobierno de La Pampa, tras participar activamente como instrumentadora quirúrgica en el conflicto bélico junto a otras cinco compañeras, oportunidad en la que afirmó que «de a poco la sociedad va logrando visibilizar el rol de las mujeres en la guerra y sin duda alguna, seremos parte de la historia de la Argentina».

«Es un proceso que llevó tiempo. La sociedad no nos visibilizó y tampoco nosotras pudimos poner en palabras lo que nos tocó vivir y todo eso fue un conjunto de situaciones que impidió que nos visibilizaran, pero de a poco la sociedad está percibiendo el rol de las mujeres en la guerra de Malvinas y sé que seremos parte de la historia de la Argentina», declaró a Télam a horas de ser homenajeada por el gobierno de La Pampa.

Barrera tenía 23 años cuando se alistó como voluntaria para ir como instrumentadora quirúrgica y su historia, como la de tantas mujeres que tuvieron un rol protagónico al trabajar para salvar vidas en medio del conflicto bélico con Inglaterra, aún esperan un reconocimiento de toda la sociedad cuando se cumplen 39 años del inicio de la guerra.

Esa acción comprometida que llevó adelante un puñado de jóvenes profesionales, alrededor de 14, entre las que se encontraba Silvia, conforman un tópico que aún no fue abordado, pese a que en 1990 fueron distinguidas por el Congreso Nacional.

Si bien persiste la idea de que la sociedad argentina y también la historia tienen “una deuda de honor pendiente con la mujer”, por su protagonismo, valentía y su compromiso, Barrera lejos de reprochar esa realidad tiene una mirada optimista y sostiene que «de a poco se va logrando».

En su opinión, la movilización de los distintos colectivos feministas por ampliación de derechos ha sido un «gran aporte» para que las «visibilicen», pero también es consciente de que ellas fueron «responsables de la no visibilización del colectivo social» cuando callaron.

«Callamos durante diez años, seguramente porque no podíamos poner en palabras lo que vivimos», dijo y asumió que «recién en los últimos años» comenzaron a «hablar».

«Hay esbozos de parte de nuestra historia que podemos poner en palabras tras vivir el escenario de dolor y muerte», completó y reflexionó que la experiencia en Malvinas para ella fue «un shock» en su vida que generó «un antes y un después», tal como le sucedió a «todos» los que estuvieron allí.

Consultada acerca de cómo fue vivir esos días en un escenario dramático pero al mismo tiempo masculino, donde la subordinación y el silencio eran actitudes incuestionables, Barrera recordó que era «hija de militares» y que su familia conocía «esa manera de vivir, de obediencia y silencios», de manera que, dijo, «no fue un clima distinto trabajar en esa verticalidad que impone la fuerza» y «nunca» le «incomodó».

Barrera tiene hoy 62 años y es la veterana de guerra más condecorada de las Fuerzas Armadas y parte de su historia y de sus sueños -como escribir un libro autobiográfico una vez que se jubile-, es la que comparte hoy en charlas que brinda en colegios, universidades congresos y hospitales.

Llegó a La Pampa invitada para ser homenajeada en el marco de los 39 años de la Guerra de Malvinas y recibió una resolución del gobierno provincial que la reconoce como «ciudadana honrada por su compromiso, valor y valentía».

El acto surgió por una iniciativa de la Agrupación Hijos y contó con la presencia de la secretaria de la Mujer, Género y Diversidad, Liliana Robledo, quien sostuvo que «es muy importante visibilizar el rol de todas las mujeres que han participado» de la lucha en Malvinas que «no siempre fueron reconocidas».

«Conocer sus historias, magnifica el coraje y la valentía que han tenido en acompañar a los soldados en la guerra de Malvinas», completó.

Barrera nació en San Martín (provincia de Buenos Aires), se alistó como voluntaria del ARA Almirante Irizar cuando hacía su carrera en el Hospital de Ramos Mejía y ya a los 20 años, graduada como instrumentadora quirúrgica, trabajaba en el Hospital Militar Central.

Barrera relató que se alistó como voluntaria junto a otras cinco mujeres al tomar conocimiento de que se necesitaban instrumentadoras en el hospital militar de Puerto Argentino, momento en que confiesa que «no había mujeres con esa especialidad ni tampoco había mujeres en la fuerza».

«Cuando pidieron voluntarias nos sumamos las seis siendo yo la más joven y la mayor de 33 años», reseñó.

Barrera vivió en el barco el primer bombardeo de los ingleses y atendió a los heridos en una rutina dolorosa que se extendió por diez días.

«La guerra nos cambió internamente, nos produjo secuelas por el stress postraumático y ciertamente te cambia el carácter y al mismo tiempo te da una perspectiva de la vida diferente», admitió.

«En ese momento del conflicto estábamos en otros tiempos, éramos las primeras mujeres vestidas de verde, pero en medio de la confusión y la situación compleja, no tuvimos más que organizarnos entre todas y todos, formar equipos quirúrgicos y trabajar en medio del shock personal que cada una atravesaba por la situación», completó.

Barrera sostiene que «hay una asignatura pendiente» con las mujeres que fueron a la guerra.

Agregó que a nivel de estructura militar fueron reconocidas al año siguiente de regresar de la guerra, pero lamentó que «a nivel social falta mucho» camino por recorrer, no sin reconocer que a esas mujeres como ella les tomó «como 10 años empezar a poder contar lo vivido».

«Aún quedan momentos que no podremos contar, que no sabemos o no podemos ponerlos en palabras. Todavía hay situaciones que nunca podremos visibilizar, porque simplemente no podemos y quedarán dentro de cada una de nosotras», dijo.

Agregó que también tienen la «responsabilidad de trabajar en la visibilización de las mujeres en la guerra de Malvinas» porque son conscientes de que «cada experiencia siembra historia».

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