María del Rosario había llevado en la mañana de este sábado a sus nietos hasta las hamacas del Parque Urquiza. Lo que imaginaba como un buen momento aprovechando el sol y una temperatura agradable al comienzo del día derivó en mal trance: los tres terminaron sufriendo las consecuencias de una fumigación urbana realizada sin un mínimo cuidado por parte de un hombre que, además, respondió con sorna la recriminación de la mujer. Ella y los dos niños son alérgicos. Uno de los menores experimentó los efectos, por fortuna leves, del químico esparcido a sus espaldas sin un previo aviso o pedido de que se alejaran momentáneamente. El intento de denuncia a la línea 147 siguió en la saga de incordios: le respondieron que allí no podían tomarle el reclamo y, además, tampoco indicarle dónde hacerlo.
La camioneta blanca, sin logo identificatorio, con un chofer y otro hombre enfundado en un traje de seguridad, circuló por calle Chacabuco, se detuvo y bajó el ocupante que portaba el equipo de fumigación. Vio a la mujer con sus nietos, pero igual, como si nada, comenzó a pulverizar la zona. Detrás de los tres, los únicos en el lugar a los que era imposible no ver. El viento del este empujó la nube del químico contra ellos, de lleno.
María del Rosario es docente de la Universidad Nacional de Rosario, donde encabeza la cátedra de Etnolingüística, y además tiene un posgrado en Higiene y Seguridad. Conoce las consecuencias y los recaudos a tener en cuenta durante una fumigación, aún si el producto no es de alta toxicidad. Sin salir del asombro por lo que pasaba, se acercó al empleado que la roció a ella y a sus nietos para recriminarle su desaprensión y comunicarle el riesgo a que los había expuesto, porque los tres padecen alergia. «Estaba enojada y se lo dije de mala manera», admitió la mujer a El Ciudadano. Lógico. Lo ilógico es que recibió por respuesta el ninguneo y el insulto: su interlocutor, dijo, la trató de exagerada y «loca».
Este diario consultó a los responsables municipales. Carlos Tasinato, director de Control de Vectores de la Municipalidad de Rosario, explicó que se están realizando fumigaciones con técnica de termoniebla para evitar la propagación de mosquitos en plazas y parques. La del molesto nocturno y la del diurno Aedes aegypti, vector del dengue y otras enfermedades. La decisión, agregó, es hacerlo por ahora sólo en espacios abiertos y no en calles y veredas.
El funcionario, ingeniero agrónomo, admitió que “no es lo deseable pasar cerca de las personas”, y estimó que lo sucedido en el parque Urquiza pudo ser un error operativo, pero no de programación de los operativos. “No es grato», reconoció, aunque evaluó que no hay «intencionalidad» de incomodar a eventuales ciudadanos que pretendían disfrutar del espacio verde.
Tasinato aclaró que el operario que realiza fumigaciones debe tener el equipo de protección personal por una cuestión de protocolo, ya que pasa muchas horas en contacto con el producto, y lo tiene que preparar. Sin embargo, insistió en que la exposición breve al mismo no implica riesgos relevantes para la salud. Se trata, siguió, de un insecticida para plagas urbanas, aprobado por la Anmat y diferente a los plaguicidas que se utilizan para cultivos como la soja, que son regulados por Senasa. Se denominan, explicó, domisanitarios: autorizados para su utilización «en el hogar y en ambientes colectivos públicos o privados», de acuerdo a lo que informa el organismo de alimentos y medicamentos de Nación.
María del Rosario recibió parecida respuesta, pero escueta y de mala forma, del operario que la alcanzó a ella y sus nietos con la termoniebla: «no es tóxica», le dijo el hombre y luego se puso a charlar con una mujer en las inmediaciones del Planetario, sin continuar con la tarea. Eso sí, le admitió: «Debimos haber venido más temprano».
Contra el dengue, pero manteniendo las formas
Estamos realizando tareas de fumigación en espacios verdes de la ciudad ⤵️
🔸 Puente Rosario Victoria
🔸 Parque de la Cabecera
🔸 Parque Alem
🔸 Parque Scalabrini Ortiz
🔸Parque de la Arenera
🔸Parque Norte
🔸Parque Sunchales pic.twitter.com/je3STtJoiI— Municipalidad de Rosario (@MuniRosario) September 25, 2021
Tasinato señaló que las fumigaciones programadas estos días, que en rigor comenzaron el miércoles para anticipar un fin de semana extra largo con estimación de gran cantidad de gente (vecinos y turistas) en los espacios públicos, tiene por objeto prevenir en esta época la reaparición de casos de dengue, enfermedad transmitida por el Aedes.
El responsable de Control de Plagas aprovechó para recomendar abrir las ventanas y puertas de las casas para que pueda “entrar” el insecticida a los domicilios y así extender su efecto residual.
El funcionario remarcó que con fumigar no alcanza, y pidió que cuando se asista a parques o plazas o al aire libre se utilicen repelentes y se evite la permanencia debajo de árboles, lugares donde se refugian los mosquitos por ser zonas más húmedas y con sombra. También, añadió, es recomendable vestir prendas claras.
Tasitano informó que hasta el momento, no se registraron casos de dengue. “Estamos trabajando de forma conjunta con el área de Epidemiología, colocando sensores de oviposición”, dijo. Insistió en que una particularidad del Aedes es que no habita lugares abiertos. Prefiere “el interior de las viviendas», dijo. Y agregó: «Por eso es muy importante la toma de conciencia, mantener los patios limpios. Años atrás hablábamos de patios saludables, hoy hablamos de manzanas, no alcanza con que un solo vecino lo combata, es entre todos la lucha”.
El fin de las fumigaciones es inobjetable, e imprescindible. La forma de realizarlas también. María del Rosario y sus dos nietos, de 6 y 11 años, sufrieron las consecuencias de un accionar cuando menos impropio, probablemente responsabilidad del operario particular que le tocó en (mala) suerte. Pero las autoridades son las que tienen que poner celo para que una campaña como esta se haga con todos los cuidados.