El presidente estadounidense, Barack Hussein Obama, acusó por el cierre parcial de dependencias públicas iniciado ayer por la falta de acuerdo presupuestario en el Congreso, a una “facción” republicana que pretende “mantener a toda la economía de rehén de demandas ideológicas”. Consideró que la medida es “un chantaje” que tiene como único objetivo voltear la reforma sanitaria, y avisó que no cederá y que su plan de asistencia de salud “vino para quedarse”.
“Mientras sea presidente, no cederé a demandas imprudentes por parte de algunos en el partido republicano de negar seguro de salud accesible a millones de trabajadores estadounidenses”, afirmó el presidente en un discurso desde la Casa Blanca, luego de que por primera vez en 17 años el gobierno no cuente con fondos suficientes para poder desarrollar sus actividades.
“Los republicanos en el Congreso eligieron cerrar el gobierno federal”, sentenció. “Déjenme ser más específico: una facción de un partido en una cámara baja del Congreso en una parte del gobierno cerró las partes principales del gobierno”, prosiguió.
Demócratas y republicanos en el Congreso, fuertemente divididos por la entrada en vigencia de la reforma sanitaria, no lograron arribar a un acuerdo para asignar fondos al gobierno federal que a partir de ayer debió cerrar parcialmente sus actividades.
Las áreas afectadas van desde museos, parques nacionales y oficinas para tramitar los pasaportes, hasta la suspensión del mantenimiento de armas e instalaciones militares, de la recaudación fiscal y el otorgamiento de préstamos. Mientras que guardias de prisiones, agentes de frontera y controladores aéreos continuarán trabajando sin recibir provisoriamente su sueldo, los militares sí recibirán su paga ya que el Congreso aprobó, a último momento, una ley que les garantizara su remuneración.
La última vez que el gobierno se vio forzado a cerrar fue a mediados de diciembre de 1995 y comienzos de 1996, bajo la administración del presidente demócrata Bill Clinton, por un período de 28 días. Se desconoce cuánto tiempo durará este estancamiento presupuestario, aunque demócratas y republicanos deberán retomar las negociaciones sobre el límite de la deuda que llegará a su tope el próximo 17 de octubre, en medio de un clima de fuertes divisiones partidarias.
Si el Congreso no autoriza nuevo endeudamiento, el gobierno entrará en default y tendrá que suspender pagos, incluidos los beneficios de los bonos del Tesoro.
Los analistas consideran que los efectos sobre la economía mundial de una suspensión de pagos por parte de EE.UU. serían tan atroces que se confía en que haya antes una solución.
Desolación e incertidumbre
La no reasignación de presupuesto para el nuevo año fiscal afecta en forma directa a más de 800.000 empleados públicos. Al regresar ayer a sus oficinas para juntar sus pertenencias, se encontraron con una carta del presidente Barack Hussein Obama donde les agradecía su trabajo y les solicitaba hicieran lo posible para retomar el ritmo normal de las actividades.
Además de significar la paralización de servicios habituales como museos, parques nacionales, recolección de basura o el funcionamiento de las oficinas para tramitar el pasaporte, la falta de presupuesto representará un costo cercano a los 1.000 millones de dólares. Las imágenes que mejor graficaban la parálisis provenían de la capital Washington.