El sábado, un grupo de hinchas de Newell’s visitaron el hogar del Brujo Manuel en Gorina, el mismo lugar al que visitan cientos de personas a diario para apelar a sus “poderes energéticos”; el sitio al que acuden varios clubes (Estudiantes, un habitué; Independiente y hasta la selección argentina) para contratar sus servicios cuando las virtudes deportivas necesitan un “empujón espiritual”. Allí, el gurú aceptó colaborar con la Lepra, que el jueves, en el estadio de Arsenal, se enfrenta nada más ni nada menos que contra Central por los cuartos de final de la Copa Argentina, a puertas cerradas.
Pero de aquél día a ahora pasaron cosas y el Brujo se bajó por completo del nuevo trabajo. Manuel fue amenazado de muerte y recibió una lluvia de piedras en su casa.
“Recibí muchas amenazas, que me iban a matar, que iban a prender fuego mi casa. Me decían que eran hinchas de Newell’s pero yo sé que eran de Central”, dijo Manuel en diálogo con radio La Red.
→ El fútbol, terreno de la superstición y lo cabulero
El rumor de la ayuda de Manuel comenzó a tomar forma la semana pasada cuando Newell’s jugó el postergado con Estudiantes. Con el correr de los días se hizo oficial.
Y entre el domingo y este lunes sonó su teléfono móvil varias veces. Diferentes voces lo amenazaron de muerte repetidamente si continuaba “actuando” en favor de Newell’s. De esta manera, el Brujo quedó en medio de un Clásico que se disputará sin público porque las autoridades y los organismos de seguridad no se pusieron de acuerdo por temor a incidentes y sus consecuencias.
Pero las amenazas no se redujeron a las llamadas: el domingo desconocidos apedrearon la casa de Manuel. Cuando este lunes los hinchas que lo contactaron (desde la dirigencia de Newell’s aseguraron no haber tenido responsabilidad en el vínculo) se volvieron a comunicar con Manuel lo encontraron “deprimido y temeroso”.
“Yo tengo una familia, hijos; así no trabajo. Nunca viví una situación similar, y eso que trabajo en La Plata, donde también hay un clásico importante. Yo estoy para hacer el bien”, replicó el Brujo, desistiendo por completo de seguir colaborando.
Parece que su decisión no gustó. Y, aunque no entra a la cancha y lo suyo reside más en la creencia o en la sugestión, terminó siendo víctima de un clima que poco tiene que ver con un partido de fútbol cargado de folclore.