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Sin más tintas en la piel

A veces los tatuajes de ayer son la molestia de hoy. Pero todo tiene solución: hay un tratamiento láser que los borra y no causa daño ni quemaduras. Pero los de color blanco o piel aún son un problema.

Tatuarse el nombre del hombre o la mujer que se ama es una de las mayores demostraciones de compromiso. O lo era, porque los tatuajes, que eran para siempre, ya no lo son. Y además, para que no quede ningún rastro de aquella marca de pasión eterna, no es necesario someterse a una dolorosa práctica, sino a un procedimiento que, en unas pocas sesiones, la “borra” literalmente hablando.

La práctica de tatuarse el nombre de un ser querido no es novedosa.

Hace ya cientos de años, antes de embarcarse en largos viajes, los marinos se tatuaban el nombre de su amada para recordarla en alta mar.

Pero si a su regreso, su amada había encontrado otro amor, el marinero sólo podía esconder su tatuaje bajo la manga de su camisa.

Ahora esconder un tatuaje no es necesario: existe un tratamiento con tecnología de láser multifraccionado y suma a sus resultados, presentados como “óptimos” la ventaja de no dejar secuelas indeseables.

El nuevo dispositivo de llama Helios II y permite borrar aquellas marcas con los que, por una razón u otra, ya no identifican a quien la lleva.

“Hay una gran concurrencia de pacientes, mujeres jóvenes en su mayoría, que desean eliminar un tatuaje”, marcó Ricardo Hoogstra, jefe de Cirugía Plástica del Hospital José María Penna de la ciudad de Buenos Aires y director de la Clínica de Estética Facial y Corporal.

Hoogstra, uno de los primeros médicos argentinos en trabajar con estética láser en el país, relató que la mayor parte de las consultas que recibe para borrar marcas no son de hombres de mar, sino de mujeres de tierra firme: “Aunque no siempre las pacientes comentan sus motivos en la consulta, algunas relatan que quieren hacerlo por motivos amorosos, ya que el tatuaje se hizo para demostrar compromiso con alguien y si ese compromiso ya no existe es un recuerdo constante, o tienen una nueva pareja y el tatuaje genera un conflicto”.

“Pero también hay razones –continuó– que se relacionan con el paso del tiempo, con cambios vitales. En la situación profesional o personal que vive hoy esta persona, un tatuaje hecho hace años le genera incomodidad o le resulta anacrónico y decide borrarlo, ahora que es posible hacerlo de manera sencilla”.

Según afirma, la cantidad de sesiones que se requieren para un resultado completo varían de acuerdo con el tatuaje, pero ya a partir de la primera sesión se notan cambios.

Helios II se basa en un láser de neodimio (Nd Yag) cuya longitud de onda ajustable permite que el especialista “elija” la coloración del pigmento a tratar.

El láser sólo actúa sobre ese cromóforo, y su energía divide esos depósitos de pigmento (manchas solares, melasmas, pecas, tatuajes) en miles de fragmentos que luego serán reabsorbidos por tejidos vecinos, o serán absorbidos por la capa córnea que se renueva constantemente.

“El efecto final se apreciará luego de varios días, ya que los depósitos de pigmento oscuro que han sido desintegrados por el láser, serán reabsorbidos por la piel o eliminados como células muertas”, comentó Hoogstra.

La lógica del método es un mecanismo, que divide un pulso en una serie pulsos extremadamente rápidos que evitan que la piel aledaña sea afectada por la energía del láser, del mismo modo que se puede pasar la mano por sobre la llama sin quemarse si se lo hace muy rápidamente.  El resultado, señala el especialista, es que no hay edema, ni cicatrices, y por lo tanto no se requiere período de recuperación: “La persona puede reintegrarse inmediatamente a todas sus actividades después del tratamiento”, aclara Hoogstra.

El color del diseño que se desea borrar incide en el tipo de frecuencia láser que se usa en el tratamiento y sólo los tatuajes blancos y color piel no deben ser tratados, ya que esos colores con el láser se oscurecen de forma permanente.  “Pueden cambiar a un color más oscuro, negro o gris inmediatamente después del tratamiento y ser imposibles de eliminar”, explica el especialista. Al contrario, los tatuajes azul oscuro y negros son los que responden mejor al tratamiento Helios II mientras que los pigmentos amarillo, rojo y verde, que hasta ahora eran difíciles de remover, se  pueden retirar si producir daño de la piel circundante.

“Cuando los tatuajes tienen varios colores, especialmente negro, rojo o verde, pueden emplearse diferentes longitudes de onda láser durante una sola visita para maximizar el grado de mejoría”, marca Hoogstra.

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