Una familia rosarina de dos adultos y dos chicos necesitó hace dos semanas casi 20 mil pesos más (4,48%) que hace un mes y medio para comprar solamente alimentos. Y esos alimentos costaban, en promedio cuatro veces más que lo que costaban hace un año. Así se desprende de un informe del Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz, que en la previa de la difusión por parte del Indec de la inflación de abril advirtió que no hay ningún “numerazo” que celebrar: aunque haya arrojado un 8,8%, implica que los precios están aumentando a menor velocidad al estar en valores que buena parte de la población no puede pagar.
El Ceso publicó su Índice de inflación Supermercados del mes pasado, para el cual realiza un seguimiento de casi 9.000 precios de productos que se publican en línea en Rosario, con el cálculo de alimentos y otros productos que componen la Canasta Básica Alimentaria del Indec.
El relevamiento de abril pasado arrojó que, respecto de diciembre, cuando se produjo el recambio de gobierno, cinco meses después los precios en supermercados habían aumentado un 50%. Pero respecto de abril de 2023, en un año la misma canasta de productos había subido 407,17%.
Con ello una familia tipo que está en situación de pobreza cayó en la indigencia si no obtuvo ingresos por $416.434,31. Lo que implica que con menos de esa cifra, una familia no alcanza a comer. En Santa Fe, con una desocupación y subocupación (despidos y suspensiones) en franco crecimiento, el salario promedio en la provincia ($502.109) está ya profundamente por debajo de la línea de pobreza (la Canasta Básica Total costaba $773.385) pero ahora está mordido en los talones por la cifra que mide la indigencia. Como en muchos sectores los trabajadores están en blanco, sindicalizados y disputan paritarias, sus salarios están por encima, poco o mucho, de la media. En contrapartida eso señala que grandes capas de la población en los 19 departamentos de la provincia están en la pobreza absoluta.
Pero además, en los sectores que continúan zafando prácticamente ningún gremio alcanzó el nivel de aumento de precios, es decir que todos están perdiendo poder adquisitivo de sus salarios, sean bajos, medios o altos: sólo en en los primeros cuatro meses del año el Índice de Precios de Supermercados aumentó 48,25%.
El relevamiento del Ceso marca que en abril una persona adulta en Rosario requirió $134.768,38 sólo para cubrir sus necesidades alimentarias básicas. Para comer, no para tomarse un colectivo, es decir sin los gastos que contemplan vestimenta, transporte, educación, salud y otros, que conforman la Canasta Básica Total.
Así, los precios se aquietan por una combinación letal, en la que ya se sienten los efectos del plan motosierra y el plan licuadora, el círculo en el que a los trabajadores no les alcanza para comprar lo que compraban –además deben afrontar las facturas de servicios con fuertes aumentos–, las empresas venden menos y requieren menor mano de obra, y se empiezan a apreciar los despidos. Y con menor recaudación por la importancia de impuestos regresivos como el IVA, un escalón más hacia abajo el círculo se repite, agravado por el achicamiento del Estado, el freno a la obra pública y la todavía reciente apertura de importaciones. En ese marco se comienza a sustituir la producción nacional, lo que mella severamente la economía de Rosario y la región no sólo epicentro portuario de materias primas, sino también de línea blanca y carrocerías, entre otras ramas. La UOM local dio cuenta de que la fábrica rosarina de heladeras comerciales de El Dorado SA, que comercializa la marca de heladeras Inelro, vio recortada su actividad por una caída de las ventas a más de la mitad y suspendió a 100 empleados por tiempo indefinido. La empresa tomó la decisión luego de una caída del 40% en sus ventas durante el primer trimestre. “Lo que hicimos fue reducir un turno. La empresa solía trabajar con dos. No hay demanda”, aseguraron desde la firma al portal económico El Cronista.
Por su parte, otra emblemática fabricante de heladeras, la firma Briket, anunció que durante el primer trimestre redujo a la mitad a su personal por la caída en las ventas, que alcanzó el 50% en marzo. “Pasamos de 600 a 300 operarios y estamos buscando un punto de equilibrio para seguir produciendo”, dijo en declaraciones radiales Roberto Lenzi, dueño de esa empresa.