Sin dudas cada campeonato mundial de fútbol es uno de los eventos masivos más convocantes a nivel global y cada 4 años movilizan a una gran cantidad de personas – y un gigante flujo de recursos – hacia el país organizador.
En estas competencias se ponen de relieve muchas veces los valores de la sana competencia, el compañerismo y el juego limpio (o Fair Play en inglés) y desde la Federación Internacional de Fútbol Asociado (Fifa) se promueven compromisos con los Derechos Humanos de todas las personas.
Sin embargo para la edición 2022 del Mundial, la Fifa decidió poner a un lado esos valores que proclama defender y priorizar un fabuloso negocio propuesto por Qatar, un país que acumula denuncias por abusos y explotación laboral en el proceso de construcción de la infraestructura mundialista, y es uno de los países en los cuales es ilegal expresar abiertamente la sexualidad, si se pertenece al colectivo LGBT+.
Al respecto Esteban Paulon, Director Ejecutivo del IPP LGBT+ cuestionó a la FIFA por la elección de Qatar, un país que va en contra de la compaña de respeto por los derechos humanos en general y de las personas LGBT+ en particular. “Sabemos que los mundiales son negocios, pero lo de Qatar supera todo tipo de cinismo de parte de la FIFA”.
Asimismo Paulón observó un punto de doble discriminación «a pesar de las estrictas leyes que rigen en Qatar, muchas de las conductas penadas han logrado una «suspensión» temporaria para que el turismo internacional pueda vivir el Mundial en aparente normalidad. Sin embargo ese jubileo no alcanza a nuestro colectivo. Ni siquiera se admite la visibilidad de las personas LGBT, lo que habla claramente no solo de que los derechos de nuestra comunidad son violados en Qatar, sino que hay un ensañamiento especial con nosotres”.
«Sin dudas todo lo que está ocurriendo en torno a Qatar 2022 es un retroceso fenomenal porque vuelven a instalar que los ámbitos deportivos son ambientes cerrados, espacios que no son seguros para que las personas LGBT+ seamos visibles.»
Asímismo agrega “Esto impacta en los miles de jugadores de fútbol que en distintos seleccionados no pueden vivir ni hablar abiertamente de su sexualidad porque no solo perciben, sino que transitan un espacio LGBT odiante. xpresar sin ningún tipo de tapujos que la homosexualidad es una enfermedad mental es muy grave porque incita al odio, a la violencia, y tiene un impacto más allá del mundial.»
Para finalizar expresó «debemos llamar a una reflexión profunda y reclamar por la vigencia plena de los derechos humanos allí donde se realice cualquier evento de la magnitud de un mundial. Y debemos también ser muy claros, que a pesar de la violencia, a pesar del odio, a pesar del silencio, ni en el deporte ni en ningún otro ámbito, al closet no volvemos nunca más».