El libro Cine (y) digital aborda la problemática fundamental del cruce entre la creación artística y la tecnología, un diálogo a veces algo corrosivo instalado entre el hombre y las herramientas tecnológicas que utiliza para expresarse. La producción audiovisual, desde el cine hasta la actual proliferación del digital, es puesta en perspectiva por el videasta y ensayista JorgeLa Ferladesde ese pliegue que se produce ante la combinación ya inasible de técnicas diversas y su consecuente hibridación en resultados estéticos que establecen las coordenadas aún imprecisas de nuevos territorios expresivos a explorar.
En cierto modo, la idea que es revisitada crítica y reflexivamente a través de esta puesta en juego del binomio arte/tecnología, es aquella tan mentada de “la muerte del cine” (esbozada desde diversos ángulos y con mayor o menor sustento por Jean-Luc Godard o Peter Greenaway). ¿De qué muerte hablaríamos?, o ¿de qué cine?, o, más aún (y retomando la pregunta/título de aquel libro emblemático de la teoría cinematográfica escrito por Andre Bazin), ¿qué es el cine? De lo que se habla entonces es de la progresiva e inevitable caída en desuso de una tecnología específica, la fotoquímica y electromecánica del dispositivo cinematográfico tradicional, y de la vertiginosa irrupción de la computadora (lo digital) en este campo de la producción de imágenes para posibilitar otros modelos expresivos. Y desde allí, desde esta transferencia puramente tecnológica, el cruce hacia sus principales consecuencias, las estéticas y discursivas, con sus inevitables fundamentos ideológicos ligados al posicionamiento frente a la imagen hegemónica del cine industrial. Dice el mismoLa Ferlaen la introducción: “Y si bien estamos considerando un medio (el cine) que utiliza un soporte en vías de desaparición, como es el fotoquímico, las referencias permanentes que realizamos a la historia del cine de autor y experimental, de la televisión y del video independiente implican una clara posición ideológica frente al sistema uniforme de los medios audiovisuales y el efecto discursivo sobre las nuevas tecnologías. Así, al hablar de las convergencias entre el cine y la creación multimedia digital, reivindicamos con insistencia en este libro la búsqueda creativa de todo autor, que resulta de una ética con su trabajo en su ruptura con las formas del espectáculo uniformizadas. Esta búsqueda podría definirse en la fórmula “cine + obra + autoral + independiente”, que juzgamos muy valiosa para promover en los ámbitos de estudio y producción”.
Estas líneas, de algún modo, definen también de modo bastante certero, la posición clara y el arduo trabajo llevado a cabo por JorgeLa Ferlaen este campo a través de sus publicaciones, curadorías, docencia, y en la misma producción de obras.
El recorrido propuesto, aunque sintético, abre un gran abanico de posibilidades para (re)pensar esta historia de los cruces mediáticos y sus implicancias en la producción de imágenes y en la redefinición (y ampliación) permanente del concepto de lo “audiovisual” (y del concepto mismo de cine, claro). El eje del sendero abierto podría encontrarse en el de la transferencia fotoquímico (cine) electrónico (TV/video)-digital, y en sus múltiples combinaciones/hibridaciones presentadas a lo largo de todo el siglo pasado y lo que va de este. El espectro histórico se abre entonces desde una posible prehistoria de las máquinas de cálculo y su relación con las imágenes, pasando por los proyectos cinematográficos de realizadores que aún desde el período mudo excedían ya las limitaciones espaciales del cine (Abel Gancé, Seguei Eisenstein y Dziga Vertov), hasta las actuales creaciones audiovisuales programadas e interactivas. En el medio del camino, cineastas como Godard, Chris Marker o Peter Greenaway, y videastas como David Larcher o Marcello Mercado, que promueven el pensamiento sobre las posibilidades discursivas de la imagen generada o manipulada desde las computadoras; nuevas formas expresivas cimentadas sobre el desvío en relación a los formatos institucionalizados del cine concebido como espectáculo uniforme e invariable.
Estos cruces (cine y digital), amplios y aún en proceso de pensamiento y profundización, son abordados también desde otras aristas plenamente ligadas a lo tecnológico de cada dispositivo puesto en marcha, como por ejemplo el cambio radical producido en los hábitos de consumo de imágenes, de la exhibición pública en la sala oscura al consumo personal en diversos dispositivos como reproductoras de DVD, computadoras o teléfonos celulares. El campo de esta problemática, tal vez sobra a esta altura aclarar, es sumamente abarcador e implica repensar tanto las condiciones de producción, como las de distribución y exhibición del material audiovisual; y ese tal vez sea un trabajo aún no desarrollado del todo, como afirmaLa Ferlasobre el final: “De hecho, no se encuentran muchos trabajos que vinculen la historia del cine a las máquinas procesadoras de datos matemáticos, ni tampoco una filosofía de las máquinas y una visión de lo mediático que articulen las artes visuales con las tecnologías y que busquen reflexionar sobre los dispositivos en los que se han sistematizado estos cambios. Pensar el cine desde las tecnologías digitales implica, así mismo considerar el audiovisual a partir del procesamiento matemático de datos, que produce una serie notable de transformaciones, incluso en el cine simulado. Pero los lábiles discursos que predominan hoy en día suelen velar aspectos más profundos en lo que atañe a pensar estas transformaciones y sus efectos ideológicos.”
Cine (y) digital es parte de una colección notable de libros, la serie “Genealogías de cine” dirigida por Gerardo Yoel para la editorial Manantial. Dicha colección cuenta con tres títulos editados hasta el momento escritos por expertos argentinos que desarrollan temas particulares del pensamiento cinematográfico poniendo en relación ejes históricos con planteos de problemáticas teóricas (ver recuadros).