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Sochi: confirmaron dos casos de doping

La biatleta alemana Evi Sachenbacher-Stehle, doble campeona olímpica como esquiadora de fondo, y el piloto de bobsleigh italiano William Frullani fueron cazados por la enorme red de controles.

Sólo faltaban tres días para que los Juegos de Sochi terminaran sin un sólo positivo, pero el deporte olímpico chocó de frente este viernes contra su peor pesadilla, el doping.

Dos casos en apenas unas horas recorrieron la ciudad a orillas del Mar Negro como un tsunami de confirmaciones, comunicados y «pesadillas»: la biatleta alemana Evi Sachenbacher-Stehle, doble campeona olímpica como esquiadora de fondo, y el piloto de bobsleigh italiano William Frullani fueron cazados por la enorme red de controles que desplegó el Comité Olímpico Internacional (COI).

Al mediodía saltó la noticia de un positivo de un atleta de Alemania, el país del presidente del COI, Thomas Bach, que encontró en su propia casa su primer dolor de cabeza como máximo jefe del olimpismo.

Se sospechaba que podía Sachenbacher-Stehle, algo que la propia atleta confirmaría horas después:»Estoy viviendo la peor pesadilla que uno se puede imaginar porque no puedo explicar cómo he podido dar positivo», señaló en un comunicado.

La atleta de 33 años aseguró que no tomó ninguna sustancia prohibida de forma consciente. Tanto la prueba A como la B revelaron la presencia en su sangre del estimulante methylhexanamin, que ayuda a fortalecer los músculos.

«Sólo puedo asegurar a todo el mundo que no tomé conscientemente ninguna sustancia prohibida y que haré todo lo posible para aclararlo», dijo la deportista, ganadora de cinco medallas olímpicas -dos oros y tres platas- como esquiadora de fondo antes de pasarse en 2012 al biatlón.

El equipo alemán anunció el jueves que Sachenbacher-Stehle no iba a participar este viernes en los relevos mixtos. «Evi participó en la mayoría de las carreras y tiene problemas en el relevo mixto para concentrarse bien», justificó el entrenador alemán de biatlón, Gerald Hönig.

No es la primera vez que la palabra doping se asocia con Sachenbacher-Stehle. La deportista alemana fue sancionada en los Juegos de Turín 2006 con una suspensión de cinco días después de que se le detectaran niveles muy altos de ciertas sustancias en un control sanguíneo.

El COI tenía planeados 2.453 tests antidoping, incluyendo 1.269 antes de que arrancaran las competencias. El jefe médico del organismo, el sueco Arne Ljungqvist, había anunciado hace una semana que ninguno de los 1.799 controles realizados hasta ese momento dieron positivo.

Pocos minutos antes de que Sachenbacher-Stehle admitiera el doping y decepcionara a Alemania, una de las principales potencias de los deportes invernales, el Comité Olímpico Italiano soltaba otra bomba en su página web.

A Frullani, de 34 años, le fue detectada la sustancia prohibida dimetylpentylamina en un control realizado el 18 de febrero en la villa olímpica. El atleta fue excluido de la delegación italiana tras confirmarse horas después el positivo en una segunda prueba.

El COI autorizó que el deportista sea reemplazado sabado y el domingo en la prueba de bob a cuatro por Samuele Romanini.

Cuando todo marchaba sobre ruedas en el parque olímpico desde el punto de vista deportivo, Sochi 2014 chocó con la realidad del doping. Con los casos de Sachenbacher-Stehle y Frullani, los Juegos rusos ya tiene más positivos que Vancouver 2010, donde la única tramposa cazada fue la esquiadora de fondo polaca Kornelia Marek.

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