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Sofía Olivera, ex Peñarol de Uruguay, sumó sus primeros minutos con la camiseta de Central

La arquera que disputó con el elenco uruguayo la Copa Libertadores 2020, se sumó al equipo que conduce Roxana Vallejos y ante Estudiantes de La Plata formó parte del once titular. En diálogo con El Hincha, habló de las sensaciones del debut y de su incorporación al equipo auriazul

Sofía Olivera tiene 29 años y es de Montevideo, Uruguay. Formó parte de la selección de su país y su último paso fue por Peñarol, equipo con el que salió campeona tres años consecutivos. Con la Selección de Uruguay disputó la Copa América 2018 y varias ediciones del Campeonato Sudamericano para menores. También tuvo un paso en Rampla Juniors y Cerro de Uruguay. El sábado pasado debutó en el arco de Central, en el empate 1-1 ante Estudiantes, por la segunda fecha del Torneo Apertura de Primera de AFA.

“Me sentí muy cómoda, obviamente con los nervios por ser el primer partido, pero desde la semana y hasta minutos antes del partido sentí la confianza del equipo, así que una vez empezado el partido ya pude empezar a disfrutarlo”, le contó a El Hincha sobre ese debut.

Olivera, quien defendió la camiseta de Peñarol en la última edición de la Copa Libertadores que se disputó en Argentina en el mes de marzo, comenzó a jugar al fútbol a los 13 en Rampla Juniors. Antes lo hacía en la escuela, o en la calle con su hermano y sus amigos. Su posición original era de mediocampista, pero en un partido “faltaba golera” y empezó a jugar en el arco. “Cuando me vieron de la Selección, ese fue el puesto que ocupé”, contó.

“Mi primera vez con la camiseta de la Selección fue hace 13 años, si bien ahora se ve una mayor diferencia de infraestructura, mi primer entrenador de arquera fue en la Selección, era increíble, teníamos profe, técnica, psicóloga y era nuevo para mí y para muchas compañeras. Era un cambio rotundo, pasar de jugar ‘porque te gusta’ a tener un poco más de responsabilidad porque estaba representando a mi país”, recordó sobre su experiencia con la Celeste.

En Uruguay el fútbol femenino no es profesional. Algunos clubes les dan a sus jugadoras viáticos, pero la mayoría no lo hacen. Recién hace dos años existen dos divisionales en la AUF. Una realidad que se repite en la mayoría de las ligas sudamericanas. Y Olivera vio, en su chance de llegar a Central, la posibilidad de cumplir el sueño de tener un vínculo contractual como jugadora.

Sobre la selección de su país y   el fútbol sudamericano, Olivera destaca que existe todavía una diferencia de nivel, pero que Uruguay pudo ir creciendo en estos años: “Lo noté con casi todos los países, más que nada desde lo físico. Hablaban de muchos meses antes de preparación, indumentaria, nos veíamos bastante lejos de la mayoría de los países. Uruguay fue creciendo y emparejando a varios países de Sudamérica, como Brasil y Colombia”.

Sobre su llegada a Central, Olivera contó que todo comenzó durante la pandemia. “Hubo un acercamiento entre los cuerpos técnicos, mi entrenador de arqueras generó el vínculo y me recomendó. De esa manera me llegó la oferta”, comentó.

“Estaba trabajando allá, estaba hace mucho tiempo en Peñarol, también trabajando en juveniles, no fue fácil tomar la decisión, tuvimos varias charlas viendo el proyecto y la estabilidad que yo podía encontrar acá y poniendo en la balanza lo que como jugadora necesitaba, algo más individual para crecer. Me convenció la propuesta y la manera de trabajo”, explicó.

“Más allá de venir a un fútbol profesional o semi profesional, también influyó conocer la metodología de trabajo. Acá voy a poder progresar, crecer como jugadora. Rosario me daba las herramientas para hacerlo”, continuó.

Olivera, antes de arribar a Central, trabajaba para un correo privado como repartidora en una moto. Es la primera vez que tiene un vínculo contractual como jugadora con un club. “Estoy muy entusiasmada, también con miedos, en Uruguay tenía una estabilidad, pero sentí que era momento de tomar el riesgo y llego con mucho entusiasmo y teniendo en claro que para vivir de esto tenés que cumplir con todo lo que abarca ser jugadora de fútbol: descanso, comida y muchas cosas extra futbolísticas que en el futbol amateur te cuesta mucho hacer”, explicó.

“Llego a sumar desde el lugar que me toque, obviamente tengo muchas ganas de jugar y de crecer de forma individual. Por suerte estas semanas de entrenamiento me sentí muy cómoda, me apoyaron mucho y se ha generado un buen ambiente”, contó la arquera que ya sumó minutos con la camiseta de Central y que se prepara para estar a disposición de la entrenadora cada vez que lo necesite. Lejos de su familia y de su país de origen, llegó para crecer en lo individual y aportar a lo colectivo.

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