Sol Iguri Gorostiaga no recuerda desde cuánto tiene el pañuelo verde. En 2017 lo empezó a llevar a cada marcha de la que participa, pero no está segura de dónde lo sacó ni quien se lo dio. Sabe que es probable que haya salido de su propia casa. En su familia los pañuelos verdes circulan desde que era chica y llegan en cajas para ser repartidos en las actividades de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito. Su mamá es una de las integrantes de la organización en Rosario. Sol, con 20 años, también. Se sumó a comienzos de 2018 sin saber que la militancia con las principales referentes del feminismo de la ciudad la iba a cambiar para siempre. Es la más joven del grupo, se ocupa de las redes sociales y es parte de la camada que se integró a las históricas durante el debate del proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) en el Congreso Nacional. También es uno de los números de teléfono al que muchas mujeres y personas gestantes acuden a la hora de acceder a información sobre cómo abortar de manera segura. A dos años del rechazo en el Senado, Sol repite convencida que esa madrugada bajo la lluvia el aborto salió del clóset, se ganó en las calles y que este 2020 será ley.
Cuando tenía 7 años a Sol le regalaron un redoblante. No recuerda si lo pidió para un cumpleaños o si fue un premio porque le había ido bien en la escuela, pero sí que le gustaba mucho. Un día su mamá se lo pidió prestado y la siguiente imagen que aparece en la cabeza de Sol es en la Plaza San Martín de Rosario. Está rodeada de mujeres y su madrina toca el redoblante al grito de “Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar y aborto legal para no morir”. Ese es el primer recuerdo que tiene de la Campaña de Rosario.
Diez años después se sumó a la Campaña. En febrero de 2018 el debate por el aborto legal explotaba en los medios de comunicación y el ex presidente Mauricio Macri anunciaba que daría libertad de conciencia a legisladores de Cambiemos para votarlo. Sol fue a una reunión en Santiago al 1500 en la sede de Igualdad y Participación a conocer de cerca la propuesta. Llovía, llegó empapada y después de escuchar a las oradoras históricas decidió que quería ser parte. Preguntó cómo podía hacer y le dijeron que empezara participar cuando quisiera. Los meses siguientes fueron para ella una escuela. Hoy se ocupa de las redes sociales, creó y puso en funcionamiento la cuenta de instagram con más de 13 mil seguidores, y llevó a la organización una mirada joven. “Creo que mi entrada aportó muchas cosas. Pude hacer un nexo con un montón de lugares a los que antes no tenían llegada”, explica sobre su rol.
“Fue raro empezar a militar en la campaña porque soy parte de un partido político también y es algo totalmente distinto, otra dinámica. Teníamos reuniones semanales en las que opinábamos, tomábamos decisiones y era un consenso de todas. Además estaban todas las referentes del feminismo de Rosario. Yo ya las venía viendo en las asambleas de 8M y cuando las escuché en esa reunión me pareció que tenía que estar ahí. Es super emocionante militar con ellas”, cuenta a El Ciudadano.
Una de esas referentas, Mabel Gabarra, fue quien le regaló la remera de la Campaña: “Ya no las estaban haciendo y yo hacía mucho que quería una. En la marcha del 8 de marzo de 2019 Mabel vino y me dijo: ‘tengo un regalo para vos’. Era su remera y yo de la emoción me largué a llorar”.
A favor
Sol estudia dos carreras, Estadística y Tecnologías Aplicadas en el Arte Sonoro. Además, trabaja de niñera. Cuenta que siempre estuvo de acuerdo con la legalización y despenalización del aborto. “Lo pienso como algo que sucede, que es la decisión de cada mujer y persona gestante, siento que tendríamos que poder decidir sobre nuestros cuerpos y es algo con lo que siempre estuve de acuerdo”, cuenta y agrega que no le pasó lo mismo con el feminismo. “Siempre me interesó y estuvo presente en mi familia. Pero empecé a activar en el feminismo y a decirme feminista desde 2018. Es una construcción en la que todos los días aprendemos algo nuevo”.
Estar en la Campaña fue también compartir espacio de militancia con Soledad, su mamá. Cuando le preguntan cómo es para ella ser parte de una misma organización, Sol se ríe: “Es raro. Tenemos muchas diferencias porque siempre las tuvimos como madre e hija pero la verdad es que es hermoso compartir con ella un espacio político”.
En 2018 juntas fueron parte de la organización de todas las actividades de la Campaña en Rosario y de los viajes a Buenos Aires el 13 de junio y el 8 de agosto. Recuerda que pensaban ir en dos colectivos y que de repente tenían diez llenos. También se acuerda de las dos veces que colmaron la Facultad de Humanidades y Artes.
8A
Cuando la madrugada del 9 de agosto de 2018 el Senado rechazó el proyecto de Interrupción Voluntaria de Embarazo (IVE) una certeza recorrió al país. Ya no había vuelta atrás. Más temprano que tarde, la despenalización y legalización del aborto iba a ser una realidad. A comienzos de este año, esa certeza parecía más cercana que nunca y Argentina prometía con convertirse en uno de los pocos países de América Latina en garantizar el derecho a decidir sobre el propio cuerpo. Detrás estaba el proceso de despenalización social que durante 2018 permitió sacar al aborto del clóset tras más de tres décadas de lucha de los feminismos y de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito. Además, por primera vez un presidente tuvo la determinación de impulsar el debate con un proyecto propio para sacar al aborto del Código Penal y garantizarlo en la salud pública y privada. En la redacción estaba Vilma Ibarra, secretaria legal y técnica, feminista, co-autora de la ley de matrimonio igualitario y de otras legislaciones de ampliación de derechos.
Pero a los pocos días del anuncio del envío del proyecto al Congreso Nacional, llegó al país la pandemia de coronavirus y el debate quedó en suspenso. Para Sol, sin embargo, la certeza de que este 2020 el aborto será ley está intacta. “En 2018 sacamos al aborto del clóset y le sacamos el estigma. Es muy importante que un presidente haya dicho públicamente que está a favor y que va a presentar un proyecto. Es tiempo de que se trate en las cámaras, que se vean ambos proyectos, se discuta y se arme el mejor. Sin dudas quiero que se apruebe el de la Campaña pero sobre todo es importante que se debata para que las mujeres podamos decidir sobre nuestros cuerpos”.
Para Sol, la pandemia demostró que el feminismo y la Campaña están más organizadas que nunca: “Seguimos garantizando nuestros derechos junto a la Red de Profesionales en los hospitales y la pelea por el aborto legal persiste a pesar de este contexto que estamos viviendo”.
El 8 de agosto de 2018 Sol subió al escenario montado en el cruce de las avenidas 9 de Julio y de Mayo junto a integrantes de la Campaña de todos los puntos del país. Llovía y se sentía feliz de todo lo que habían logrado. Sacó fotos y filmó con el celular a las miles de personas que bajo los paraguas cantaban “aborto legal en el hospital”. Su mamá también estaba en el escenario y apenas se vieron se abrazaron. “Fue hermoso ver a todes peleando por lo mismo: por un derecho que debería ser básico para las mujeres y personas gestantes. La sociedad entendió que es algo que pasa y que no está mal. Ese es el acompañamiento que hago también: que no está mal, que es tu cuerpo, que abortar no significa que después no vayas a elegir ser madre”, opina a dos años de esa noche.
Cuando volvió a Rosario se hizo un tatuaje que dice “aquí se respira lucha”, por el tema Latinoamérica de Calle13. “Me lo hice por muchas cosas pero siento que fue sobre todo por estar con ellas, las históricas, en esta pelea”.