Las emociones atropellan y las palabras también. Hay tantas cosas para escribir que es casi imposible organizar las ideas. Entre lo basquetbolístico, lo pasional, lo estadístico y lo pintoresco la batalla es cruenta y el riesgo de olvidar algo, inmenso. Por eso, nunca está de más ir al hueso y contar que Sport Club Cañadense es el campeón de la Copa Santa Fe, el ganador de la Liga Provincial, el capo de la Bota, nuevo dueño del básquet de La Invencible y el flamante ascendido al Torneo Federal. Lo hizo tras cerrar 3 a 0 la serie final ante Platense de Reconquista, un digno rival que en casa estuvo a punto de forzar un cuarto juego, pero que se fue quedando sin nafta hasta que el 79 a 69 lo condenó.
Hernando Salles, con 17 puntos, y Patricio Pirani, con 15, fueron los que tomaron la voz anotadora de un Celeste que esta vez la pasó mal desde el arranque ante un local apoyado por una multitud y confiado en el Gigante del Boulevard, que se reencontró con el equipo explosivo y la mano caliente de Piedrabuena (23) y Galligani (20) para ganar el primer cuarto y obligar a Sport a un trabajo fino y esforzado para dar vuelta la historia.
Los cañadenses, como en toda la serie, encontraron un aporte extra desde el banco de relevos, mientras que el local careció de variantes y desde el recambio no llegó ni un solo punto. Así como en el juego 1 fue Juani Fernández y en el duelo 2 lo hizo Gino Avenali, el plus de este tercer partido para Sport fue Aquiles Montani Wortzel, con 9 puntos y sobre todo dos triples que encabezaron la reacción final de Sport, la que le permitió pasar al frente y la que quebró la resistencia de un Platense que gastó las últimas energías luchando con hidalguía pero al que simplemente no le alcanzó.
Después llegó el momento del festejo, del delirio, de la invasión organizada del público visitante para festejar y de la de la gente del local para agradecer; tiempo de los aplausos para ambos y la ceremonia de premiación, todo en un marco de cordialidad que sustituyó al folclore de los minutos previos. Sport hizo todo, obvio, corte de red, de cabeza a la Copa, en ronda alrededor del trofeo, vuelta olímpica y millones de selfies, fotos y videos, e incluso corte de barba para Salles, mientras que luego, cuando la calma comenzó a ganar terreno, abrazar y charlar con familiares y amigos que llegaron y con los que acompañaron a la distancia.
Mártire preguntaba por su hijita en Firmat, Pollo López llamaba a sus hijos en Funes y Pini Salles se fotografiaba con sus viejos, mientras que Curly Pirani mostraba la mano abierta para recordar que cada uno de esos cinco dedos tiene un anillo de ascenso provincial. Lucas de la Fuente, uno de los símbolos (son muchos, porque todos sienten la camiseta) recibió la Copa de la mano de Raúl Foradori y el cheque fue el último paso administrativo antes de volver a gritar y festejar.
Tras dos años en los que rozó la gloria, Daniel Farabello consiguió el logro que había soñado junto a la dirigencia cuando armó este proyecto, ganar en ascenso en la cancha y lo hizo con un plantel que supo sostener y reforzar, con su hijo Francisco que hoy lo disfruta desde Australia y la mística de un club que es uno de los gigantes nacionales. La Copa Santa Fe terminó donde empezó, en el Gigante del Boulevard, que reinstaló a Reconquista como plaza basquetbolera si es que había alguna duda. Es tarde y mil cosas más se podrían escribir sobre este Sport campeón.