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Sr. Mikozzi: «Los monstruos se esconden detrás de gente común»

El talentoso actor Pablo Mikozzi vuelve este sábado a Rosario con su nuevo espectáculo, “El monstruo era yo”, donde, con su habitual humor sin filtros y desde la estética del bufón, aborda temas como la intolerancia, el egoísmo, la vanidad, el entretenimiento y el consumo

“Entre tantos cuestionamientos, y para encontrar estos personajes, hablé con mucha gente, pensé mucho, y finalmente llegué a la conclusión de que el monstruo que estaba buscando era yo mismo, un poco en chiste y también un poco en serio”.

El que habla es el talentoso actor porteño Pablo Mikozzi, una rara avis dentro de un métier como el de los unipersonales de humor, que vuelve a patear el tablero, se vuelve a correr de cualquier posibilidad de comodidad, porque si algo sabe hacer Mikozzi es incomodar y cuestionar. Y es así como reaparece en escena con El monstruo era yo, sucesor del inagotable Por el lado más bestia, un espectáculo cutre, desaforado, ominoso, con el que se dio a conocer hace algunos años y que, con el tiempo, se convirtió en el preciado bastión de su saludable incorrección política.

Mikozzi, que este sábado por la noche desembarca con su nueva e imperdible propuesta en la Plataforma Lavardén, indaga ahora en la monstruosidad, eso que un actor con talento puede poner en primer plano y desde el humor partir hacia otros rumbos, contando ese costado enrarecido y rancio en un mundo, hablando de monstruos, donde entre otros Donald Trump es el presidente del país más poderoso del planeta.

https://www.youtube.com/watch?v=SQAdUkLAAqE&feature=youtu.be

El actor vuelve sobre la técnica del bufón, esos personajes que hastiados perdieron cualquier posibilidad de socializarse, para dar forma a un espectáculo en el que aborda temas como la intolerancia, el egoísmo, la vanidad, el entretenimiento y el consumo, “como metáforas de nuevas formas de esclavitud”.

Para eso, parte de la idea de un show de rarezas o frikis con un puñado de personajes “que se vuelven un espejo deformante que nos devuelve la imagen descarnada del sociópata”. De todos modos, también apela a la inocencia y saca del clásico libro de cuentos de los años 60 Donde viven los monstruos, de Maurice Sendak, una especie de personaje de peluche a escala humana que es el hilo conductor del show, porque, según dice, “no hace falta tener tentáculos, garras ni colmillos para ser un monstruo; basta con ser parte de esta sociedad”.

Un nuevo camino

“Estos personajes son un paso adelante; si los anteriores eran bestias, éstos son seres sobrenaturales pero que habitan entre nosotros. La idea partió de la observación de esos monstruos que caminan al lado nuestro todo el tiempo; algunos lo saben y atentan contra nosotros y otros ni siquiera saben que son monstruos. De hecho, los monstruos se esconden detrás de gente común, incluso suelen estar en nosotros mismos, por eso el espectáculo se llama El monstruo era yo. En una época de tanto cuestionamiento social a las estructuras machistas, patriarcales, a las estructuras de consumo, de cuidado de la naturaleza y otras cosas, nos encontramos seguido con estos seres monstruosos”, dijo el inefable Sr. Mikozzi en una larga charla que mantuvo con El Ciudadano.

“Lo bueno de este segundo espectáculo, que más allá del humor es absolutamente oscuro y conceptual, es que es como lanzar un segundo disco después de haber tenido un gran éxito con lo anterior, que sería Por el lado más bestia, tanto en Rosario como en Córdoba, Mar del Plata, en todo el sur argentino, y también en Chile, Costa Rica o México donde estuve varias veces. Pero claramente tenía miedo de hacer un segundo espectáculo, no sabía si me alcanzaba la nafta para eso (risas). Pero todo está en volver a mirar, en la observación, a lo que sumé algunas cosas que tenía escritas y estaban guardaditas y ahora cobraron vida”, dijo Mikozzi. Y agregó: “Para este proceso fue muy importante el trabajo con mi director, Javier Pomposiello, que se animó a trabajar conmigo luego de que algunos directores se habían bajado porque consideraban al material un poco fuerte, quizás porque tiene monstruos de esta época, monstruos contemporáneos. Javier confió en el material, puso sus ideas, simplificó un poco la complejidad que yo proponía y me alentó, como le pasaba a Rocky cuando lo llevaban a entrenar con un tronco en la espalda (risas). Creo que yo venía con muchos vicios y él me afinó un poco para dar lo mejor que puedo dar”.

Perder la humanidad

“Lo que busco plantear con estos personajes es cómo un ser social, al final del camino y por diversos motivos, se puede transformar en un monstruo. Si pienso este espectáculo en relación con el anterior, allí había íconos sociales y estos personajes van más allá de una cheta o un hincha de fútbol (personajes de Por el lado más bestia). Aquí me meto más profundamente en el ser para contar cómo esa idea de humanidad se volvió monstruosa, incluso a veces es una cuestión de adaptación y entonces para sobrevivir nos transformamos en monstruos y perdemos de vista que la idea era seguir siendo humanos”, expresó el actor.

“Por otro lado –continuó–, el monstruo suele ser el disfraz de la rebeldía cuando no atenta contra el monstruo mismo, y así aparecen en el imaginario un montón de monstruos, de chupasangres, de gente operada, de gente fea, de humanos a medias. De todos modos, no hace falta tener tentáculos, colmillos o garras para transformase en un monstruo. Muchas veces alcanza con estar adaptado a esta sociedad y seguir algunas de sus normas para finalmente volverse un monstruo”.

El proceso del monstruo

Mikozzi propone un show que parte de monólogos ácidos a modo de stand up y una galería de personajes monstruosos que se acomodan y definen en una estética apocalíptica que toma como referencia monstruos icónicos como muertos vivos para mostrar la decadencia y el desencanto de una sociedad que ha perdido su rumbo.

“De alguna manera, uno se empieza a transformar en su propio monstruo cuando rompe con las primeras instituciones familiares como pasa con la madre. Es ese día que puteás a tu mamá, te encerrás en la pieza y empezás a imaginar un mundo fuera de la familia, un mundo lejos. Y creo que a los 40 años, después de haber recorrido mucho el under siento que tengo que volver. Entonces vuelvo, me presento ante mi mamá y le digo: «Mamá, el monstruo era yo»”, dice Mikozzi entre el humor y la nostalgia.

Los personajes

Un feto que no quiere nacer, una poeta que se niega a envejecer, un hombre con dos caras, un zombi que sólo vive por y para su celular y un tierno abuelito que en realidad es un viejo verde demuestran que los monstruos están más cerca de lo que cada uno imagina.

En el espectáculo hay un muerto vivo, “que sólo vive a través de su celular, incluso vota, consigue amigos y hasta tiene sexo a través del aparato”.

También está Susan Smile, escrito hace algunos años, “ex actriz, vedette y conductora de televisión, también ex mujer de un político que está preso, que quiere ser mensajera del poder del alma pero refleja la pobreza espiritual; ella es un monstruo pero no lo sabe”.

Carlos Dual, “un dos caras”, que representa el discurso imperante y la tan mentada grieta, por un lado un pesimista y por el otro un payaso.

“Los personajes son varios, algunos quedaron afuera y quizás en algún momento se integren al espectáculo. A eso sumo el trabajo con videos y máscaras de látex que le dan un color distinto al espectáculo en relación con el anterior. Hago otro personaje que es un feto que no quiere nacer, que también es algo complicado para este momento; finalmente termina diciendo que no sabe si quiere nacer. Creo que más allá del debate por el aborto lo que está planteando es esa angustia pesimista a la que nos enfrentamos si pensamos en el mundo en el que van a nacer los hijos del presente. Es una excusa, ahora que nací y conozco todo o casi todo, para criticar a la humanidad y sus elecciones. El personaje arranca diciendo: «Me hicieron un Baby Shower y ahí me decidí, me doy tres vueltas de cordón y no nazco (risas)». De todos modos, más allá de lo monstruoso que es el personaje del feto, hay algunos que se enternecen con él”, expresó el actor.

“Son todos personajes fuertes; también hago un viejo verde, que habla del abuso y de la pedofilia, entre otras cosas, y logro hacer humor con eso que parece fuera de época, que no es otra cosa que la tarea del bufón: meterse en lo más oscuro, embarrarse y salpicar al público con ese mismo barro”, dijo el actor, también un capocómico como los de antes pero con una visión muy del presente.
Y profundizó: “El personaje original era un viejito que vivía a la vuelta de mi casa y al que le decíamos El Hobbit; con el tiempo le terminamos diciendo El Hobbit Pajero, porque detrás de esa carita de duende, del pantaloncito atado con un hilito y un pulovercito, barriendo la vereda con su pelito blanco y su lentitud, casi como un niño, cuando te acercabas decía otras cosas muy tremendas. Un viejo verde escondido detrás de la imagen de la inocencia, con el que intento demostrar que todo tiempo pasado no fue ni es mejor y que quizás el futuro, con los cambios que estamos atravesando como sociedad, sí lo sea”.

Para agendar 

Pablo Mikozzi con su unipersonal El monstruo era yo se presenta este sábado, a partir de las 21.30, en el Teatro de la Plataforma Lavardén, de Sarmiento y Mendoza, donde también se venden las entradas a precios populares, o bien o a través del Sistema Ticketway

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