El ex director del Fondo Monetario Internacional, Dominique Strauss-Kahn, reconoció ayer que mantuvo una “relación inapropiada” con la mucama de un hotel neoyorquino que lo acusó de intento de violación, y lamentó haber “faltado a su cita con los franceses”, para quienes era gran favorito ala Presidencia.
“Lo que pasó fue una relación inapropiada”, afirmó Strauss-Kahn en su primera aparición pública desde su detención en Nueva York, el 14 de mayo pasado, tras ser acusado por la guineana Nafissatou Diallo, de 32 años, de intentar violarla en la habitación 2806 del lujoso hotel Sofitel de esa ciudad.
Fue “más grave que una debilidad: es una falta moral”, sostuvo Strauss-Kahn durante una entrevista de veinte minutos en el noticiero central de las 20 –hora francesa– del canal privado TF1 presentado por Claire Chazal, amiga de su esposa, la ex periodista Anne Sinclair.
Aquellos días, la imagen de Strauss-Kahn, de 62 años, considerado uno de los hombres más poderosos del mundo, esposado y demacrado, daba vuelta al mundo.
La fiscalía neoyorquina retiró todos los cargos el 23 de agosto tras comprobar que la denunciante mintió en reiteradas ocasiones.
“Los cargos fueron abandonados porque (…) todas las acusaciones se desvanecieron”, sostuvo Strauss-Kahn antes de precisar que “no tiene intenciones” de negociar en el procedimiento civil en curso en Estados Unidos.
“Siempre clamé mi inocencia”, se defendió al inicio de la entrevista.
Vestido con saco oscuro de pana, camisa blanca y corbata azul recordó que el 14 de mayo “tuve miedo, tuve mucho miedo.
“¿Una trampa? Es posible”, respondió al ser preguntado sobre una intervención exterior. “Hay zonas oscuras” en lo ocurrido, añadió Strauss-Kahn, cuyo caso inspiró una famosa serie de televisión estadounidense sobre delitos sexuales que se estrenará la semana que viene.
Admitió que con todo lo ocurrido “le hizo daño” a su esposa, la ex periodista Anne Sinclair, conocida además por su inmensa fortuna, y aseguró que es una “mujer excepcional”.
“No me habría apoyado (…) si desde el primer segundo no hubiese sabido que yo era inocente”, agregó.
En medio del escándalo neoyorquino Strauss-Kahn se vio obligado, desde la temible prisión de Rikers Island, a renunciar al FMI y vio cómo se desvanecían sus aspiraciones a las elecciones presidenciales francesas de 2012, de cara a las que aparecía como gran favorito de la oposición socialista para derrotar al actual presidente conservador Nicolas Sarkozy.
“He faltado a mi cita con los franceses”, reconoció el domingo Strauss-Kahn que por primera vez dijo públicamente que “quería ser candidato” ala Presidencia.
“No soy candidato”, agregó, y aclaró que su papel “no es inmiscuirme en la primaria” socialista de octubre, asegurando que “la victoria de la izquierda es necesaria” en Francia.
Gurú de la economía mundial, el ex patrón del FMI abogó por condonar la deuda de Grecia y reprochó a los europeos no “calibrar la magnitud” de la crisis en la zona euro.
Concluido el procedimiento penal en Estados Unidos, Strauss-Kahn está involucrado en una denuncia similar en Francia impulsada por una escritora de 32 años, Tristane Banon, que lo acusa de intento de violación en 2003.
“La versión que ha sido presentada es una versión imaginaria, una versión calumniosa”, sostuvo el ex ministro, alcalde y diputado socialista que negó haber ejercido “violencia alguna” contra la muchacha.
Según fuentes cercanas al caso,la Fiscalíapodría archivar la denuncia o considerar que fue un delito de agresión sexual, que prescribe al cabo de tres años.
Organizaciones feministas protestaron ayer por la entrevista y se concentraron frente al canal de televisión. “Tiene que dar explicaciones antela Justicia, no a los periodistas”, clamó una asociación.
Preguntado sobre sus próximos pasos, Strauss-Kahn, que regresó a Francia hace quince días, explicó que quiere “descansar”, “reencontrarme con los míos y reflexionar” porque “toda mi vida ha estado dedicada a ser útil al bien público. Ya veremos”, concluyó Strauss-Kahn, cuyas declaraciones fueron seguidas, según el canal de televisión, por doce millones de personas.