La policía de Sudáfrica mató ayer a 34 mineros e hirió a otros 78 durante una protesta en una mina de platino, en el episodio más sangriento de represión desde el fin del apartheid, informó la jefa de policía nacional.
Con un país conmocionado, la comandante en jefe policial Mangwashi Victoria Phiyega dijo en conferencia de prensa que los oficiales actuaron en defensa propia luego de que los mineros cargaran sobre ellos con «armas peligrosas».
La jefa de policía agregó que, antes de comenzar los disparos, los 3.000 huelguistas que protestaban en la mina de platino de Lonmin PLC se negaron a dispersarse pese a que la policía les lanzó agua desde carros hidrantes y granadas de aturdimiento.
El presidente sudafricano, Jacob Zuma, abandonó una cumbre en la vecina Mozambique para regresar al país por la crisis, que refleja un creciente descontento con el gobernante partido Congreso Nacional Africano (CNA) de parte de una ciudadanía empobrecida y afectada por un desempleo y una desigualdad en aumento.
«Estamos conmocionados y perplejos ante esta violencia sin sentido», declaró Zuma anoche en un comunicado horas después de los disturbios, que llegaron en el sexto día de una huelga general de los mineros en reclamo de un aumento salarial.
«Creemos que hay suficiente espacio en nuestro orden democrático para que toda disputa se resuelva mediante el diálogo y sin infringir la ley ni que haya violencia», dijo Zuma en un comunicado.
Agencias de noticias sudafricanas habían cifrado ayer los muertos en 18, pero Phiyega dijo hoy que 34 mineros fallecieron y otros 78 resultaron heridos, informó la cadena CNN.
La jefa de policía, que asumió en junio luego de la destitución y procesamiento de sus dos predecesores por corrupción y otros cargos, dijo que se trató de una oscura jornada para Sudáfrica pero que no es momento de empezar a echarse culpas mutuamente.
El ministro de Policía sudafricano, Nathi Mthethwa, dijo más temprano que se inició una investigación, tal como ordenó el presidente Zuma.
«La policía hizo todo cuanto pudo (…) pero ellos dijeron que no se iban y que estaban preparados para luchar», aseguró Mthethwa.
Los trabajadores de la mina de Lonmin, cerca de la ciudad de Marikana, al oeste de Pretoria, iniciaron una huelga el viernes pasado para exigir un aumento de sueldo del 200%.
Durante el pasado fin de semana murieron en enfrentamientos con la policía diez personas, entre ellas dos agentes.
Algunos fueron quemados o golpeados hasta morir. Los analistas aseguran que en el conflicto se mezcla también una lucha de poder entre dos sindicatos rivales.
Los disturbios se consideran un microcosmos de los numerosos problemas que enfrenta Sudáfrica 18 años después del fin del dominio absoluto del país por parte de la minoría blanca.
Entre estas dificultades destacan la creciente inequidad entre los blancos y la gran mayoría negra del país, que padece los efectos de la desocupación y la falta de acceso a una vivienda digna y a una buena educación y salud.
El gobierno de Zuma desestima la exigencia de muchos sudafricanos de estataizar las minas del país, el principal productor de platino del mundo.
La poderosa ala juvenil de su partido CNA dice que la nacionalización es la única forma de terminar definitivamente con los males del apartheid.
Los mineros «nos despertaron a la realidad de una bomba de tiempo que ha explotado», dijo el diario sudafricano The Soewtan, uno de los más leídos del país, en un editorial.
«Los africanos están enfrentados unos contra otros, peleando por una porción de riqueza mineral del país. Al final, la guerra se cobra las vidas de los africanos más pobres…otra vez», agregó.