Aburrido. Sin ideas ni goles. Tigre y San Pablo protagonizaron en la Bombonera una final para el bostezo. Fue 0-0 y ahora el título se define la próxima semana en Brasil.
El primer tiempo fue flojo. Tigre quiso, pero no pudo. Careció de argumentos para inquietar a Rogerio Ceni. Y San Pablo pareció conformarse con jugar de contra, confiado en su potencial de cara a la revancha en Brasil.
En el inicio tuvo la chance más clara Luis Fabiano, que recibió solo dentro del área, pero su remate cruzado quedó en las manos de Albil.
Tal vez la jugada más importante de una primera etapa fue lo que sucedió a los 15 minutos, donde se produjo un tumulto y se fueron expulsados Donatti y Luis Fabiano. Uno por bando, en los papeles negocio para Tigre.
En la segunda parte poco cambió. Tigre con la pelota, pero sin ideas sólo apostaba a una pelota parada. La visita, en cambio, dejando correr los minutos, sin mucha profundidad a partir de la expulsión de Luis Fabiano.
Sólo el empuje de Mariano Echeverría intentó llevar adelante a un Tigre que en ningún momento demostró estar a la altura de su primera final internacional.
Así, ni el ingreso de Ftacla por Maggiolo pudo cambiar el rumo de un partido para el bostezo, donde el negocio fue de San Pablo, que la próxima semana intentará imponer su localía para quedarse con la Copa.
