Era una época diferente. Central disfrutaba de otro presente. Con un plantel integrado en su mayoría por jugadores surgidos de las inferiores y con buenas campañas, la ilusión de los hinchas era la de un campeonato. En ese marco debutó un volante por izquierda rápido y habilidoso que soñaba con darle una alegría a toda la gente.
Renzo Ruggiero (22-2-83) apareció en la primera canalla y no tardó en demostrar sus condiciones. Pero claro, toda carrera tiene sus piedras en el camino y la de Ruggiero no fue una excepción.
El ahora jugador del Nardo de Italia charló con El Hincha y contó su experiencia en el planeta fútbol.
Tras la primera temporada, una lesión le hizo perder terreno y de allí en más todo fue cuesta arriba.
“De mi carrera no cambiaría nada. Creo que tuve un poco de mala suerte con respecto a las lesiones. Me lesioné la rodilla jugando con Miguel Ángel Russo (NdR: fecha 11 del Clausura 2004 ante Independiente) y cuando me recuperé el ya no era el técnico y (Ariel) Cuffaro Russo y (Ángel) Zof, que eran los que estaban, no me dieron la chance de volver a demostrar que podía jugar en primera”, recordó Ruggiero.
Luego de esa temporada y al ver que no iba a tener lugar en Central, el volante comenzó a buscar nuevos horizontes y llegó a Talleres de Córdoba.
“Llegué a Córdoba en la temporada 2005-2006 y anduve bastante bien, el equipo hizo una buena campaña”, contó el volante.
Para junio de 2006, Ruggiero tenía la posibilidad de viajar a Europa y sumar experiencia en el exterior.
Así fue entonces que llegó a España para jugar en San Sebastián de los Reyes en 2007-2008 en la segunda división B para luego arribar a Italia.
“Estoy en Italia hace 3 años. El primer año estuve en Aprilia y hace dos temporadas que estoy en Nardo”, explicó.
Con respecto a la adaptación, Ruggiero tuvo la suerte de encontrarse con compatriotas: “La adaptación fue bastante rápida ya que al llegar a Aprilia compartí plantel con Lucas Moreta (ex inferiores de Newell’s y Gimnasia de La Plata), a quien ya conocía y eso me ayudó bastante. Y agregó: “En cuanto a las nuevas culturas no tuve problemas, porque Lucas me ayudó mucho en todo”.
En Nardo, Ruggiero comparte plantel con otros cuatro argentinos: “Matías Irace (compañero en la etapa de Central), Aníbal Montaldi, Julio Simoni (los tres de Rosario) y Esteban Pereyra (Santa Fe ) son los chicos que están acá conmigo y eso hace todo más fácil. Nos juntamos una vez por semana con otros argentinos y algunos otros compañeros a comer”.
Ruggiero está en Italia con su mujer Caty, su hijo Luca (4) y la pequeña Pía de un año, quien nació allí.
“Fue algo muy especial, jugando en Aprilla nació mi segunda hija y eso me marcó”.
Ruggiero no se olvida de Central, por eso lo sigue por internet: “Gracias a algunas páginas puedo ver los partidos, a veces con el cambio de horario se me complica un poco pero siempre hago todo lo posible para verlo”.
Claro que a la distancia también sufre por el presente canalla en la B Nacional: “Lamentablemente no le está yendo bien, pero estoy seguro que Central va a salir rápido. Creo que la llegada de (Héctor) Rivoira va a ayudar mucho porque es un DT como experiencia que conoce muy bien la categoría”.
Ruggiero se entusiasma con la posibilidad de volver a jugar en el fútbol argentino, aunque tampoco le disgustaría volver a España: “Es difícil decir a donde uno le gustaría jugar. Ojalá pueda volver a Argentina, sería cumplir un sueño, pero sea donde sea, quiero seguir estando junto a mi familia”.
Por último, el volante eligió los dos momentos, hasta aquí, más importantes de su carrera: “Lo mejor que me pasó en el fútbol sin dudas fue haber formado parte del grupo de espárrins que llevó (Marcelo) Bielsa al Mundial del 2002 de Corea y Japón y a las giras previas de Gales, Alemania y Suiza. Es algo que nunca me voy a olvidar. También remarco haber jugado en la primera división con la camiseta de Central”.