En la conmemoración de los 50 años del Rosariazo, la historiadora Cristina Viano* analiza los procesos que llevaron a que dos momentos históricos distintos se recuerden como uno solo: el Rosariazo. “Fueron dos momentos que tuvieron características diferentes en múltiples sentidos: en quiénes fueron los principales actores sociales, los colectivos que los animan, los alineamientos sociales y las respuestas que generaron”, dice. Este 16 de mayo se cumplen 50 años del primero de ellos, una revuelta estudiantil que se inició en el comedor universitario de la entonces Facultad de Filosofía y Letras (Corrientes al 700) y que culminaron con el asesinato de dos estudiantes por parte de las fuerzas de seguridad. “Sin embargo –dice Viano– al primero que se denominó Rosariazo fue al conjunto de acontecimientos que se produjeron en el mes de septiembre en Rosario”. A continuación Viano describe las características de cada uno de esos momentos, los asesinatos de los estudiantes y la fuerza que adquirió el movimiento obrero-estudiantil, columna vertebral de la embestida contra las fuerzas represivas que pondrían en jaque al mismo gobierno de Onganía.
“Mayo tiene un fuerte contenido estudiantil. Pero no lo protagonizaron sólo estudiantes, sino estudiantes con apoyo de los trabajadores. Los acontecimientos de mayo se originan en la Universidad Nacional de Corrientes, por el aumento del ticket del comedor universitario que se concesiona, se privatiza y aumenta el 500%. Esto genera una respuesta inmediata del movimiento estudiantil correntino. Hay que recordar algo que no es menor: toda actividad política había sido prohibida por la dictadura de Onganía, entonces los comedores universitarios eran un lugar muy sensible para el movimiento estudiantil, que aparecía agitado por ideas que estaban circulando plenamente en América Latina. Al estar prohibida por decreto toda actividad política y toda posibilidad de reunión, los comedores universitarios funcionaban como un lugar en el cual se podía desafiar la prohibición de la dictadura. En medio de las protestas de Corrientes, el 15 de mayo la policía asesina a un estudiante, Juan José Cabral, de 23 años. Eso genera una inmediata reacción en la ciudad de Rosario. El 16 de mayo ya hay movilizaciones en la Facultad de Medicina e incluso viajan estudiantes rosarinos a Corrientes para solidarizarse. La Universidad Nacional de Rosario se había creado un año antes, en el 68, como un desprendimiento de la Universidad Nacional del Litoral. Se crea en plena dictadura y es una universidad que nace intervenida. El rector era José Luis Cantini, que tenía una línea política de muy poco diálogo, muy dura y muy hostil hacia el movimiento estudiantil. El sábado 17 de mayo, los estudiantes se convocan en la puerta del comedor universitario de la Facultad de Filosofía y Letras (hoy Humanidades y Artes) en Corrientes entre Córdoba y Santa Fe. Sacan el comedor a la calle y la policía los reprime inmediatamente. Los estudiantes escapan y un grupo se refugia en la galería Melipal, en la esquina de Corrientes y Córdoba. Ahí, con un tiro a muy corta distancia, a quemarropa, asesinan a Adolfo Ramón Bello, un estudiante de Ciencias Económicas que era de Las Rosas y tenía 22 años”, apuntó Viano.
Acerca de si hubo elementos que generaron las muertes de los estudiantes, la historiadora explicó: “Este asesinato genera denuncias de muy diverso tipo y un arco de solidaridades muy profundas, muy anchas en la ciudad, pasando por los diarios
La Capital y
La Tribuna, los medios de comunicación más importantes del período, del movimiento obrero en sus distintas expresiones, del movimiento estudiantil. Y también de organizaciones impensables, como el Jockey Club o la Asociación Empresaria. Este estado de conmoción en la ciudad derivó en la convocatoria a una Marcha del Silencio para el día 21. Esa marcha debía empezar a las 6 de la tarde en una zona céntrica. La policía genera un enorme dispositivo de seguridad ya desde el mediodía y antes que se pueda generar la marcha empieza la represión y la refriega. Todo el centro de la ciudad queda convertido en el escenario de la Batalla de Rosario, como la tituló la revista
Boom, una publicación de la época donde estaban Carlos Saldi y Roberto Fontanarrosa. En ese marco, un grupo intenta entrar en Lt8 para pasar un comunicado y la policía asesina a otro estudiante y trabajador, Luis Norberto Blanco, que tenía 15 años, estudiaba y era obrero metalúrgico. Todo el centro de la ciudad queda convertido en una barricada. Rosario fue puesta bajo control militar. El día 23 se produjo el entierro de Blanco, una marcha que duró casi 5 horas donde se acompañó al cementerio los restos de este segundo compañero asesinado. El primer Rosariazo tiene un contenido que pone en discusión la dictadura. En las calles estudiantes, trabajadores, curas y monjas rebeldes, distintos sectores, estaban poniendo en cuestión la dictadura, el imperialismo. Y hay que tener presente que ese mes de mayo va a concluir con el Cordobazo”.
Sobre la entente obrero-estudiantil, un hecho que luego del Mayo Francés comenzaba a replicarse en algunos países sudamericanos, la directora de la Escuela de Historia de la UNR apuntó: “El de la unidad obrero-estudiantil, algo que no era una consigna sino que devino acto en la experiencia: en 1968 se crea la CGT de los Argentinos que genera una estructura sindical antiburocrática, antiimperialista y antidictatorial. Esta CGT va a jugar un papel muy importante en Rosario y en Córdoba: se hace fuerte al interior del país, donde las burocracias no eran tan potentes como las capitalinas y funcionó como un lugar importante de coordinación obrero-estudiantil. Era una central sindical abierta a los estudiantes, tanto que la burocracia sindical le puso el mote de CGT de los estudiantes con una mirada muy despreciativa. Pero en la época había muchos estudiantes que cumplían la doble condición de obrero y estudiante. Cuando se produce el asesinato de Cabral en Corrientes, viajan a solidarizarse y en paralelo empiezan a organizarse en Rosario las primeras manifestaciones de protesta. Y después de los asesinatos de Bello y Blanco en Rosario, las dos CGT tienen una intervención importante junto al movimiento estudiantil. Se consigue un plenario de unidad y ese día se van a unificar las dos CGT de Rosario porque se ha logrado la unidad en la lucha, la unidad en las calles, lo que no quiere decir que se hayan fusionado. El movimiento obrero combativo está allí actuando coordinadamente con el movimiento estudiantil. Entonces esta idea de la consigna obrero-estudiantil se hace acto, se materializa de una manera muy potente en estas jornadas de mayo”.
El Rosariazo tuvo dos etapas bien marcadas, como se sabe los hechos más relevantes tuvieron lugar en mayo y setiembre de 1969. En torno a cómo se dio lo que hoy se conoce como el segundo Rosariazo, la historiadora explica lo siguiente: “En realidad los acontecimientos que primero reciben el nombre de Rosariazo fueron los de septiembre. En esa época los paros eran paros activos donde las y los trabajadores concurrían a los lugares de trabajo, que se abandonaban para movilizar y concentrar luego en un acto central. Eran paros que permitían una altísima participación. Los acontecimientos de septiembre en Rosario tienen que ver con las sanciones que se le aplican a un trabajador de la Unión Ferroviaria por haber participado en medidas de lucha. La historia de las sanciones a los trabajadores no era nueva, sobre todo en momentos donde las economías regionales del interior del país están siendo muy duramente golpeadas. Hay un proceso de reestructuración, de levantamiento de ramales, de despidos, de recorte de derechos muy importante que va a ser denunciado sistemáticamente. Cuando sancionan a este trabajador eso detona. Empieza como un conflicto dentro de la Unión Ferroviaria de Rosario que se extiende, se regionaliza e implica un llamado al paro el 16 de septiembre, muy parecido a lo que ocurrió en el Cordobazo. El paro empieza a las 10 de la mañana. Hay distintas columnas que debían avanzar hacia el local de la CGT en Córdoba al 1900. Pero la policía monta un tremendo dispositivo de seguridad y las columnas son reprimidas al momento de salir. Entonces Rosario se convierte en una batalla que se produce en distintos escenarios, en puntos muy distantes de la ciudad: zona sur, zona norte, el Cruce Alberdi. Hay una editorial de una revista de la época que dice que a las 9:30 el panorama de Rosario no representaba a los ojos de un observador ninguna alteración, pero que una hora después la epidermis urbana estaba absolutamente conmocionada. Y eso tenía que ver con la represión. En mayo el escenario de la batalla fue el centro de la ciudad y en septiembre tuvo un escenario mucho mayor, con una intensidad de los enfrentamientos muy potente. Eran distintas columnas que estaban intentando confluir y ahí reprimen. Interviene Gendarmería, que queda a cargo del control de las estaciones ferroviarias. Cuando terminan los acontecimientos del 17 de septiembre, la única estación ferroviaria de Rosario que no quedó destruida fue la de zona norte”. ¿Hubo las mismas solidaridades para estas protestas que las que se tuvieron para mayo? Viano señala: “Mientras en mayo el conjunto de la sociedad repudia los asesinatos, después del Cordobazo se producen realineamientos de fuerzas que son muy diferentes. De hecho la tapa de la revista
Boom que sale en el mes de octubre habla de la violencia en Rosario. Ni hablar de los diarios
La Tribuna y
La Capital. Las organizaciones empresarias salen a repudiar el carácter destructivo y violento de los manifestantes. Hay un cuestionamiento al carácter destructivo que tiene la movilización”.
* Cristina Viano es directora actual de la Escuela de Historia de la Facultad de Humanidades y Artes de la UNR