El pasado viernes 31 de mayo, paradójicamente el Día de la Energía Nuclear –en memoria de la creación, en 1950, de la Comisión Nacional de Energía Atómica (Cnea)– se conoció la noticia de que más de 100 trabajadores fueron suspendidos en Atucha, en la localidad de Lima, partido bonaerense de Zárate. Los suspendidos trabajaban en las obras del reactor Carem, cuyas obras están paralizadas, por lo que temen que sean despedidos.
Carem es acrónimo de Central Argentina de Elementos Modulares, un proyecto de central nuclear de baja potencia con diseño de última generación 100% argentino. Está pensado para proveer energía a pueblos y ciudades de hasta 120 mil habitantes. Su primer prototipo estaba anunciado para completarse en 2022, pero ahora el plazo para la operatividad –la primera etapa de la obra comenzó en 2014– quedó en duda.
Los trabajadores son empleados de la contratista Tecna, filial de la española Isolux Corsán, encargada de la construcción del Balance de Planta, las instalaciones y equipos necesarios para la generación de energía eléctrica.
Según trascendió las contratistas buscan renegociar los contratos. “La suspensión tiene que ver, según nos comunicó la empresa Tecna, con el corte de la cadena de pagos y la no reactualización de los valores debido a que la empresa lleva adelante la ejecución de la obra que fue cotizada con valores de 2016 y a la fecha no ha logrado reactualizar esos valores”, explicó el secretario General de Uocra seccional Zárate, Julio González.