¿Otra desplazada por los desmontes? Extrañeza y revuelo causó ayer en la zona norte de la ciudad la presencia de una joven garza en plena calle que, lastimada en un ala, había quedado impedida de huir por sus propios medios del cerco de curiosos que no tardó en montarse alrededor. La inusual presencia de vecinos llamó la atención de personal de la GUM –que durante la temporada estival refuerza los patrullajes en la zona de La Florida– quienes al conocer versiones de que habría picoteado a una persona mayor, capturaron al espantado pichón. Así resguardaron a los vecinos, pero sobre todo salvaron a la garza de un asedio con dudoso –¿o seguro?– final.
El ave, de la que no se sabe si se lastimó emprendiendo sus primeros vuelos desde un nido cercano a la barranca o si se había fugado de una casa particular –conformando un nuevo episodio de la lista de mascotas “no convencionales” que ya incluyó a un yacaré– fue trasladada ayer al Instituto Municipal de Sanidad Animal, donde anoche era atendida por veterinarios y revisado por la propia titular de la repartición, Diana Bonifacio. Tras su cura, su destino, según estimaba el jefe de la Guardia Urbana, Mariano Savia, podría ser La Granja de la Infancia o alguna isla.