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Tablada: absuelto y condenado

Por Carina Ortiz.- Un joven de 22 años quedó desvinculado de la causa por el crimen de Marcelo “Monedita” Nuñez, ocurrido en enero de 2007, por el beneficio de la duda, pero deberá pasar 9 años tras las rejas por el hurto de una moto y el asalto a un cyber.

Un joven de 22 años oriundo de barrio Tablada fue absuelto por el beneficio de la duda en la causa que investigaba el crimen de Marcelo Nuñez, alias Monedita, quien fue acribillado a balazos en enero de 2007 en la puerta de su vivienda, ubicada en la zona sur. Pero igualmente no pudo zafar de la cárcel, ya que fue condenado por el juez de Sentencia 3ª, Edgardo Fertita, a 9 años de prisión por el hurto de una moto y un asalto a un cíber donde encerró a los clientes y al encargado en una habitación del local.

El derrotero de Maximiliano Jonatan B. comenzó en diciembre de 2009, cuando fue detenido luego de ingresar con un par de compinches en un cíber ubicado en Mendoza al 1200, con intenciones de robo siempre según el fallo. En pocos minutos, encerró a cinco clientes y al encargado en una habitación ubicada en el fondo del local, sin percatarse de que el empleado había activado un botón de pánico que alertó sobre el asalto a personal policial.

Cuando un rato más tarde llegó un patrullero, los asaltantes se dieron a la fuga. Los uniformados alcanzar a ver cómo Jonatan intentaba huir en la moto de uno de los clientes, que estaba estacionada en la puerta del cíber. Como no logró su cometido salió corriendo con dos mochilas que contenían algunos de los elementos robados y un arma que descartó durante su escape, aunque fue aprehendido por un agente a los pocos metros, mientras que sus ocasionales cómplices lograron darse a la fuga.

Este robo no fue el único hecho por el que Maximiliano B. fue condenado. En la tarde del 17 de marzo de 2006, el muchacho protagonizó un hurto calificado cuando circulaba con otro joven en moto y aprovechó el descuido de un motociclista que se bajó de una Honda GC Titán, dejó las llaves puestas y entró por unos minutos a un domicilio de calle 24 de septiembre al 500, describe la sentencia.

Al ver esta secuencia, Maximiliano se bajó de la moto en la que iba como acompañante, se subió al rodado que estaba en la calle y escapó, pero con los datos aportados por la víctima, la Policía dio con la moto que trasladaba a los dos pibes y logró darles alcance, reducirlos y trasladarlos a la seccional 16ª, donde quedaron a disposición de la Justicia.

La muerte de Monedita

En medio de ambos hechos, Maxi fue sindicado en un asesinato cometido en barrio Tablada que –para los investigadores– tuvo desde su comienzo la firma de un hecho mafioso. Es que fue sindicado por la hermana de Marcelo Nuñez, como uno de los autores del homicidio de Monedita, de 16 años, ocurrido el 8 de enero de 2007 cuando el adolescente salió de su casa ubicada en un pasillo de Necochea al 3900 y fue sorprendido a balazos por tres vecinos.

Según la versión de la chica tres jóvenes en moto (el Chapu –quien estaba al mando del rodado– Moroco y el acusado) llegaron a la esquina de su casa y cuando su hermano salió de su vivienda fue interceptado por un muchacho apodado Chole. Mientras los jóvenes conversaban, por detrás de la víctima, se acercaron Moroco y Maximiliano B. El primero le apoyó a Monedita un arma en la cabeza y otra en la parte izquierda del cuerpo y disparó diciendo: “Pegame ahora, ahora te pegué yo”. El adolescente cayó al suelo y el acusado disparó contra el cuerpo de la víctima entre 5 y 6 disparos, refirió la chica. Monedita sufrió destrucción de masa encefálica y falleció 48 horas más tarde.

Maximiliano fue detenido casi tres años después del asesinato de Monedita, y terminó siendo absuelto por el beneficio de la duda. El juez, si bien valoró el testimonio del familiar de la víctima (única testigo presencial del hecho), tuvo en cuenta el resultado de la autopsia. El informe sostuvo que las heridas que presentaba la víctima fueron las atribuidas a Moroco. A la vez el magistrado argumentó que en el lugar del crimen no se levantaron cápsulas servidas, plomos o cualquier otro elemento que sostuviera la realización de disparos por parte de Maximiliano B. o la coautoría del acusado en el homicidio, sostiene la sentencia.

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