“Gringo, pégale cerrada al arco”, fue el grito de Ariel Cuffaro Russo a Agustín Musso cuando promediaba el partido y Central Córdoba empataba 1-1 con Midland y tenía un jugador menos. El volante le hizo caso al entrenador y con su excelsa pegada la mandó al fondo de la red y se fue corriendo a abrazarse con el DT que no tiene ni dos semanas a cargo del plantel y ya le cambió la mentalidad al grupo. Porque de andar a los tumbos y sin victorias, ahora el equipo se le para de frente a cualquiera, ya sea el líder la fecha pasada, al que le empató 0-0 de visitante o al escolta Midland en la tarde de ayer, al que le ganó 2-1 en el Gabino Sosa, que pasó del sufrimiento a la alegría en cuestión de minutos.
Porque el laburo que se hace en la semana se ve reflejado en la cancha. Las charlas del cuerpo técnico con el grupo lograron cambiarle la cabeza y ahora ante la adversidad salen adelante. No es brujería, es el trabajo de Ariel Cuffaro Russo y su cuerpo técnico (Roque y Cristian, sus ayudantes de campo, del profe Walter Gazitano, del entrenador de arqueros Miguel Acosta y de todos los que día a día aportan un granito de arena) para volver a poner al Charrúa lo más arriba posible como lo marca su historia y este técnico que siempre lo hizo pelear en los primeros puestos.
Cuatro puntos sobre seis se consiguieron y un par de puestos más arriba en la tabla, aún lejos del pelotón principal. Sin embargo, la ilusión con la que se fue la gente del Gabino Sosa ayer es la que tienen todos los que quieren lo mejor para Central Córdoba, esa esperanza de volver a las buenas épocas no tan lejanos donde el Charrúa era protagonista y peleaba por ascender. Porque saben que volvió Ariel Cuffaro Russo y que ganó Central Córdoba, por eso Tablada está de fiesta.
