Tailandia comenzó a instalar máquinas expendedoras de mascarillas de tela en varias estaciones de tren urbano, a raíz de la imposición a todos los pasajeros de llevarlas durante su viaje en el marco de las medidas que buscar frenar la propagación del coronavirus.
Las mascarillas, confeccionadas por presos del Departamento de Correccionales, se pueden adquirir desde este jueves y cuestan 25 bat por unidad (0,76 dólares).
“Queremos evitar el contacto físico y frenar la propagación del virus. Los compradores se sentirán más cómodos y seguros al adquirir en las máquinas» señaló Wasin Vannapruges, director de mercadotecnia de Airport Rail Link.
Esta línea de tren elevado, que gestiona la compañía pública Ferrocarril Estatal de Tailandia, conecta el principal aeropuerto del país y el centro de la capital y contará con puntos de venta tres estaciones.
Según el directivo, la empresa no sacará beneficios de las ventas y estudian ampliar el número de máquinas al resto de estaciones.
Las expendedoras se encuentran cerca de donde se adquieren los billetes y antes del acceso a los andenes de la línea.
El uso de barbijos se enmarca en las medidas de emergencia impuestas por el ministerio de Salud de Tailandia iniciadas el 25 de marzo y es obligatorio para todos los viajeros en las cinco líneas de metro subterráneo y tren elevado de Bangkok.
Tailandia fue el primer país fuera de China en detectar infectados por el coronavirus.
A mediados de enero se registró el primer caso, que ya ascendió a un total de 2.423 infectados, entre ellos 32 decesos.
El Rey, un día en el país
A finales de marzo, salió a la luz que el polémico rey de Tailandia, Maha Vajiralongkorn, había alquilado un hotel completo en los Alpes de Alemania para refugiarse de la pandemia del coronavirus junto a sus 20 concubinas. El 6 de abril, Vajiralongkorn rompió la cuarentena y volvió a su país para participar de una festividad tradicional.
El monarca pasó a buscar a su esposa, la reina Suthida, que se encontraba aislada en un hotel de Suiza, y luego partió hacia Bangkok en una aerolínea comercial para celebrar el aniversario del inicio de su dinastía (Chakri).
Acompañado por Suthida, el primer ministro Prayut Chan-ocha y el jefe de las Fuerzas Armadas Apirat Kongsompong, Vajiralongkorn celebró el Día de Chakri, una fiesta donde recuerdan al rey Rama I, quien dio comienzo a la actual dinastía en 1782. Además, el jefe de Estado rindió homenaje a su padre, Bhumibol Adulyadej, fallecido en 2016.
«Esta pandemia no es culpa de nadie. El Gobierno debe solucionar el problema entendiendo sus causas. Es necesario establecer un sistema y comunicarlo al pueblo para que lo entienda bien», aseguró el monarca en la fiesta, donde también entregó donaciones de material sanitario para hacerle frente al coronavirus.
La llegada del rey desde Alemania coincide con la decisión del Gobierno de extender hasta el 18 de abril la prohibición de que aterrice cualquier avión comercial en el país procedente del extranjero, que ya había sido aprobada el sábado para evitar los contagios de COVID-19.
Vajiralongkorn estuvo sólo 24 horas en Tailandia: ya regresó a Alemania, donde nuevamente descansa en el establecimiento de cuatros estrellas «Grand Hotel Sonnenbichl», ubicado en Garmisch-Partenkirchen.
«El hotel ha recibido un permiso especial», había dicho con anterioridad un portavoz del Distrito de Garmisch-Partenkirchen al ser consultado sobre el cierre total de todos los hoteles en el país. «Los huéspedes son un único grupo homogéneo de personas, sin fluctuaciones», especificó. No se permite en tanto el tráfico normal de pasajeros en el lugar.