Se merecía un buen final. Y lo consiguió. En un partido entretenido, sacó rápida diferencia en el marcador, pero se durmió. Hubo un momento de incertidumbre, pero el pibe Acuña llevó tranquilidad desde el banco. Ovación para Abreu a cinco del final, y fiesta canalla en las tribunas. Eso sí, debió vivir una noche tranquila, pero terminó sufriendo.
No hubo equivalencias. Desde las ganas la diferencia fue notoria. Central salió por lo suyo, fue a buscar el triunfo que le otorgara la clasificación a la Sudamericana. Argentinos nunca mostró ganas de jugar, un mero compromiso. Ya en el descenso, dejó bien expuesto que el partido le caía incómodo.
Entonces, Central aprovechó la pasividad de la visita, lo buscó por los costados y lo encontró con naturalidad. Después de desperdiciar un par de situaciones elaboradas, llegó Méndez y un zurdazo increíble para abrir el marcador. Al estilo Méndez, sorprendiendo a propios y extraños. Enseguida fue Niell quien resolvió con rapidez, de media vuelta, y fusiló a Ojeda, quien se quedó parado. Dos a cero y partido. Casi una sentencia.
Pero, la relajación es mala consejera. Central lo hizo, y Argentinos a 20 del final descontó por intermedio de Iñiguez. Ya con el 2 a 1 puesto, el partido fue más peleado, Argentinos por fin sacó a relucir su orgullo y fue por el empate. Russo metió a Acuña, soñando con una contra. Y en el juego se transformó en un nervioso ida y vuelta. Pero el sueño de Russo se cumplió. Y Cachete también cumplió con un golazo.
Ahora sí era el momento de festejar, salió Abreu y se llevó una ovación para Uruguay, pero Freire clavó el segundo y otra vez volvieron los fantasmas. Pero, lo superó. Y Fue muy justo, no debió sufrirlo.