Por Álvaro Arellano
El debut de la gestión Sandleris al frente del Banco Central de la República Argentina estuvo marcado por un nuevo punto de partida en la negociación con el FMI. Tras el pedido de Cristine Lagarde de establecer una política monetaria transparente, el accionar del flamante director de la entidad monetaria se alineó a la demanda. El nuevo plan estableció el famoso sistema de flotación del dólar entre bandas, el crecimiento cero de base monetaria, con la suba de las tasas de interés.
Más allá de lo técnicos y alejados de la vida cotidiana que suenen estos mecanismos, la medida profundizó las dificultades económicas que atraviesan comerciantes y ciudadanos. Según Came, la caída del comercio minorista en septiembre respecto de agosto fue del 2,9%, y 9,2% en comparación al mismo mes de 2017. La idea de convalidar una tasa alta llevó a cerrar septiembre con una referencia de casi 70%, medida que repercute en el encarecimiento de la vida de empresas y familias.
El plan Ahora 12 es una prueba empírica de cómo esos factores económicos “lejanos” se trasladan a la realidad más cercana. El programa de fomento al consumo que se inició con una tasa de interés cero durante el kirchnerismo, abandonó la condición de cuotas sin interés bajo la gestión Cambiemos.
Las tasas se fueron incrementando y quedaron atadas a las de referencia del BCRA, que hoy llevaron el plan a un costo financiero total del 78% (el comerciante puede elegir si absorbe o traslada al consumidor) y un interés del 21% (para el consumidor), según cuentan comerciantes del paseo peatonal Córdoba. Fuera de este plan, salvo bajo promociones, los intereses escalan al doble y recomiendan ni intentarlo.
De Ahora 12 a Ahora 3
Nelson Graells, titular de la Asociación Amigos de la Peatonal Córdoba, explicó que los consumidores modificaron los hábitos, ya que prefieren resignar cuotas y pagar en un plazo más corto pero no sufrir intereses altos. “Antes vendíamos el 70% en 6 y 12 cuotas, hoy se vende ese 70% en 1 y 3 cuotas”. Agregó además que esa variación se dio puntualmente en el último año y sobre todo estos últimos meses, cuando empezaron a volar las tasas de interés.
Según la última actualización del Ministerio de Producción, el Costo Financiero Total (CFT) del Ahora 12 escaló al 78%, el Ahora 6 al 70%, y el Ahora 3 al 60%. Graells explicó que el interés que se aplica en las cuotas para el cliente son: 21% para Ahora 12, 11,45% para Ahora 6, y 6,04% para Ahora 3. “Muchos locales comenzaron a bajar las cuotas o a recargar los intereses, eso hizo que la gente deje de comprar en 12 y lo haga más en 6 pero sobre todo en 3”, analizó quien también integra la Federación de Centros Comerciales a Cielo Abierto.
Patearla para adelante
Desde la cercanía al consumidor, Juan Marcos Aviano, de Cesyac, manifestó que Ahora 12 sigue siendo “la única alternativa sugerible”, ya que considera cualquier otra operación con tarjeta un método “totalmente usurario”. La escasez de efectivo lleva incluso a la dificultad de cancelar la tarjeta y a entrar en el laberinto del pago mínimo. “Algunos creen más conveniente sacar un crédito personal a dos años, cancelar la tarjeta de crédito y de esa manera tener un monto menor de pago mensual del mínimo de la tarjeta”.
Amén de una merma que registra la suba del dólar, los consumidores siguen advirtiendo una inflación constante producto de la devaluación. “Ese veranito de dólar a 37 pesos tiene que ver con encajes bancarios y una emisión que se ha frenado, no hay plata en la calle, hay menos presión sobre el dólar pero no sobre la inflación”. En este marco analizó que la única salida es apostar a cuotas sin interés en la medida de lo posible, y que con este panorama las ventas para fin de año van a ser “un lamento boliviano”.
Se sostienen con las tarjetas
Por su parte, Ricardo Diab, presidente de la Asociación Empresaria Rosario (AER), suscribió a la preocupación por el panorama comercial. “En este momento lo que incentiva el consumo es la tarjeta de crédito”, señaló quien también preside la Federación de Centros Comerciales a Cielo Abierto (CCCA), y agregó que “hoy el efectivo se guarda para pagar servicios”. La cadena de la tarjeta implica hoy para el comerciante cobrar 30 días después una venta que se efectuó con otro grado de inflación, aunque parece ser la única alternativa de mantener vivo el consumo.
La preocupación e inquietud se trasladó la semana pasada al Ministro de Producción Dante Sica. “Planteamos vías alternativas, tasas diferenciales para las pymes, hoy hay un encaje bancario del cual se podría sacar un extracto para financiar a pequeñas empresas”, dijo.
La abrupta caída de ventas, la falta de financiamiento, las cargas impositivas y laborales fueron ejes del reclamo que reconoció Diab. La demanda está hecha, aún no hay respuestas concretas.