“No fue una protesta, fue un día de duelo”. Así sintetizaron distintas organizaciones de taxistas el regreso de los coches a las calles tras el sepelio de Sergio Quinteros, el chofer que recibió un disparo fatal en zona oeste en la madrugada del domingo. Un cortejo de dos centenares de taxis acompañó al colega hasta el sepelio en el cementerio El Salvador, en un marco muy diferente al de la protesta de la víspera: esta vez todo era silencio. Pero en el centro del respeto y el acompañamiento a la familia, seguía presente el reclamo de que la situación que le costó la vida a Quinteros y que motivó el paro total del servicio desde la mañana del domingo hasta las 10 de ayer no se vuelva a repetir: en ello se empeñan una serie de medidas acordadas con los gobiernos provincial y municipal, que comenzaban a implementarse anoche, y que ya con la experiencia de la noche de hoy serán evaluadas mañana por la mañana en una nueva reunión en Gobernación.
“De a poco se fue normalizando el servicio, pero el clima era de mucha angustia, mucha tristeza. Era una persona muy conocida y muy querida”, explicó el titular del Sindicato de Peones de Taxis, Horacio Boix.
De similar modo describió el clima el representante de la Asociación de Titulares de Taxis Independientes Mario Cesca. Y ambos,coincidieron con el titular de la Asociación de Conductores de Taxis, Francisco Báez.“Le pedimos paciencia a la gente. Se va a molestar a los pasajeros, pero bueno ¿qué otra cosa podemos hacer?”, se preguntaba Cesca. El titular de Atti explicó a este diario que la gran preocupación dentro de cada uno de los casi cinco mil coches de alquiler que volvían a circular por la ciudad era evaluar cómo se implementaban los “corredores seguros” acordados con el Ministerio de Seguridad de la provincia, entre otras medidas para darle apoyo al sector. Una de ellas es, precisamente, el control por parte de personal policial a taxis que circulan en horario nocturno con pasajeros a bordo, algo que todas las organizaciones de propietarios y choferes ve con buenos ojos.
Pero la clave en la que coincidieron los distintos actores es que mecanismos que ya existen se agilicen y que otros se usen: de toda la flota unos 400 taxis no cuentan todavía con GPS. Pero los más de 3 mil que sí lo tienen no disponían hasta ahora de ningún puente entre el sistema que utilizan las cinco empresas de radiotaxis y el 911.
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