Mercedes Ezquiaga – Télam
En su biografía Te amo, te odio, dame más, el manager, productor, empresario y representante Daniel Grinbank revela secretos y pecados de una escena rockera que conoce a la perfección, repasando los hitos de su carrera, las giras con las bandas locales más importantes, la creación de la Rock & Pop o la visita de los Rolling Stones a la Argentina, pero también sus desaciertos, como aquel día de los años 80 que declinó fichar a una banda que se llamaba Soda Stereo, y otras confidencias como la canción “Peperina” que Charly García compuso por una amante suya.
«La letra de Peperina dice «susurrando al oído de mi representante Te amo, te odio, dame más», ese soy yo, el mismo que dice «su príncipe era un hippie de los años 60»», cuenta Daniel Grinbank (1954) en una entrevista con Télam, al explicar el título de su biografía, que acaba de publicar Planeta, donde repasa por qué la industria del entretenimiento en América latina no sería la misma sin su presencia.
La narración arranca en Los Ángeles en 1972, cuando Grinbank a los 18 años, luego de terminar el colegio secundario viaja, enviado por su familia, a conocer a su tío Herb Cohen que vivía en Estados Unidos, una persona fundamental en su formación: «Herb era el manager de Frank Zappa, jugaba en la Premier League del show business internacional. Gracias a él tuve el privilegio de acceder a un mundo -cuando Argentina o Latinoamérica estaba en otra dimensión de profesionalismo- que daba cuenta hasta dónde se podía alcanzar en la música. El techo acá era muy chato y él me abre la cabeza a otro mundo absolutamente increíble, y me hace ver la diferencia entre las posibilidades empresarias en un país y en el otro», dice el autor.
Un relato ameno, plagado de anécdotas, de triunfos y de varias autocríticas, estructuran el libro, en gran parte ordenado cronológicamente, enlazado por reflexiones acerca de la industria del entretenimiento. Luego de aquel viaje fundacional a Los Ángeles, Grinbank regresa a Argentina y se convierte en un pilar fundamental de las bandas de rock de la época: arranca como manager de la banda Vivencia y produce a Arco Iris en una discoteca de Miramar que se llamaba Aku-Aku. Además, aprende la dinámica de una banda de gira en la ruta. «Todo era muy incipiente y había un movimiento cultural muy fuerte en un primer momento del rock nacional», analiza sobre aquel período en el que todo estaba por hacerse.
Allí aparecen por ejemplo los inicios de Charly García y Nito Mestre con Sui Generis, el éxito de Serú Girán («Yo me sentía el quinto Serú», dirá en un tramo de su biografía), y sitios que marcaron la época como Café Einstein, o el boliche New York City, además de la visita a la Argentina de The Police, como parte del festival BUE, enredada en un escándalo cuando el guitarrista Andy Summers le da una patada en la cabeza a un policía que se puso violento con el público. Además, los 13 shows de Mercedes Sosa en el Opera, que dieron forma al disco doble Mercedes Sosa en Argentina, uno de sus primeros grandes éxitos como empresario. Al igual que el debut solista de Charly con «Yendo de la cama al living».
«En el libro trato de priorizar la mirada de empresario, eso es permanente, no soy un artista. Y mostrar toda mi búsqueda, hasta hoy, que sigo en la industria del espectáculo, donde utilizo la palabra reinvención, siempre desde la mirada empresarial. Si uno piensa en los años 60 en la costa oeste de Estados Unidos, el festival más emblemático que es Woodstock, en términos empresariales fue un fracaso», se explaya.
Grinbank es también la persona que marcó un antes y un después en la radiofonía local con el desembarco de la Rock & Pop en los años 80, que llenó estadios y ciudades con shows de artistas internacionales y espectáculos de primer nivel. Se atrevió más tarde también con la televisión, el teatro, los musicales, el Zoo de Buenos Aires y hasta con el fútbol. En los últimos tiempos, su carrera incluye las giras de Violetta, con Tini a la cabeza, Soy Luna, Brunos Mars en La Plata, Gorillaz en Tecnópolis, solo por dar algunos ejemplos.
«Si, me acabo de morfar firmar a Soda Stereo. No la vi venir, justo a mi se me escapó Soda», se sincera Grinbank en un tramo de su autobiografía, en referencia a uno de sus desaciertos, al igual que cuando el grupo Suéter presentó su segundo disco Lluvia de gallinas en el Coliseo. En ese entonces, se corría la bola de que Kiss pisaba pollitos en sus shows y a la banda de Miguel Zavaleta se le ocurrió llevar a la acción el título del disco, previa visita a un corralón. «Las gallinas caían sobre los apoyabrazos de las butacas y quedaban fritas ahí nomás, un grotesco absurdo, bizarro y altamente condenable», «una irresponsabilidad total y una foto del momento de exaltación que vivíamos», admite el productor a lo largo de estas páginas.
Grinbank admit: “En algunos tramos, es un relato políticamente incorrecto visto desde hoy, pero preferí ser honesto y respetar la rigurosidad de los hechos como fueron, en el libro mismo lo planteo, tengo una capacidad crítica, pero ocurrieron y me parecen muy gráfico del reflejo de algunos momentos de locura, en los cuales participé y viví».
En octubre del 85 Grinbank se lanza al Festival Rock and Pop, un line up que incluía a Fito Paez, Git, Virus, Los Abuelos de la Nada, Nina Hagen, La Torre, Miguel Mateos, INXS, Sumo, Soda Stereo y Charly. «El público en aquel momento era muy salvaje, no existía todavía la seguridad privada en eventos, como ahora», escribe.
«Era muy difícil hacer seguridad porque recuperada la democracia había un desprecio por todo los sistemas de seguridad y las instituciones. The Cure en Ferro fue el recital más violento que tuve. No es un mito que desde el público mataron a patadas a perros de la policía. Y es reflejo de una época. Y fue también un aprendizaje, que se dio en el andar, porque todavía no existía una industria. Hoy hay una experiencia ganada y otro nivel de profesionalismo», desmenuza en la entrevista.
«Me animé a conciertos grandes» cuenta en otro fragmento sobre el primer show de Ramones en Obras, Sting en River y el cierre mundial del tour Human Rights Now organizado por Amnesty.
El capítulo «Los años de gloria» abre paso a la trayectoria del manager en los años 90, con el uno a uno, y las primeras veces en Argentina de bandas como Bob Dylan, David Bowie, Eric Clapton, Paul McCartney, Keith Richards, Madonna, Nirvana, Guns and Roses, Tears for Fears, Erasure, A-ha, Pet Shop Boys, Prince, Metallica, Duran Duran, Laurie Anderson, The Cult y la lista sigue.
Otro de los picos de su carrera en lo que respecta a eventos exitosos desde lo artístico y de convocatoria fue organizar el show de despedida de Soda Stereo en River, el mismo en el que Gustavo Cerati acuñó la famosa frase «gracias totales». «El grupo agotó las localidades casi inmediatamente del anuncio, pero Cerati se mantuvo firme en hacer un solo show. Para mí, que había rechazado firmar con ellos cuando me trajeron su demo, era una revancha», relata en estas páginas.
«Si de siete acertás diez, vas bien. Hay que tener una mirada más allá del corto plazo, de eso que tenes enfrente en ese momento, qué proyección le ves. Y evidentemente Cerati tuvo una evolución extraordinaria como compositor y probablemente en ese demo que me acercaron eso no estaba. Yo entonces no vi un plus en esa banda que sonaba muy The Cure. Eso siempre puede pasar (que te morfes algo)», reflexiona.
Son muchas las páginas del libro en las que aparece mencionado Charly García, un músico al que Grinbank acompañó muchísimo tiempo hasta el día que dijo basta y que se perjuró que nunca más iba a trabajar con él, por esa desfachatez que llevaba al músico a no cumplir los acuerdo pactados. Lo vio arrojar televisores por la ventana del hotel, lo vio destrozar la ventana de un hotel con su valija (¿»Demoliendo hoteles»?) y se lamentó verlo subir al escenario, cuando no estaba previsto, en el cierre mundial del tour Human Rights Now organizado por Amnesty.
Pero antes de eso, cuenta Grinbank: «En el verano del 83 decidimos ir con Charly a grabar su segundo disco solista (Clics Modernos) a Nueva York. Ahí él tuvo un quiebre grande, tomó conciencia de que en la Argentina era el mejor pero en Nueva York un ídolo de cabotaje que no jugaba en las grandes ligas internacionales», se sincera en su biografía.
«Si Charly hubiera tenido toda su potencialidad creativa en una época como hoy que existe las plataformas habrá tenido otra trascendencia. Hoy en el mundo cambió la manera de comunicarnos. Entiendo la frustración de Charly porque es un talento extraordinario que hubiera tenido un reconocimiento mucho mayor a nivel internacional si hubiera habido otros vehículos de comunicación para él. Cuando hizo los increíbles discos que hizo era imposible que por ejemplo una radio americana te pasará rock en castellano», afirma.
Lo cierto es que, como analiza en el libro, a lo largo del tiempo se fue modificando la manera de consumir productos culturales: «Llego a estas páginas finales con la claridad de tener que reinventarme si quiero seguir en esta industria», escribe Grinbank, cerca de los 70 años, que se animó a las exposiciones y tuvo un éxito inusitado con Van Gogh, con Banksy y ahora se prepara a traer otra inmersiva a la Argentina, «pero aún faltan unas semanas para ese anuncio», promete.
¿Y cómo fue que un día, el hombre que en los últimos 50 años estuvo detrás de los espectáculos más convocantes de Argentina y de la región, decidió escribir su primer libro? «Surgió porque quiero hacer un documental y, para ordenarme en la narración, me sugirieron que estaría bueno hacerlo a partir de un libro. Y la pandemia me dio la posibilidad de profundizar y me fui enamorando de este mosaico de mi vida empresarial. El documental es potencial, porque todavía no cerré, pero estoy con tres productoras y dos plataformas interesadas, así que va a suceder. Fue así que empecé a escribir estas páginas», concluye.