La producción y exhibición de música clásica en Rosario no tiene nada que envidiarle a lo que ocurre en otras ciudades latinoamericanas, ni siquiera a su gigante más próximo: Capital Federal. A pesar del escaso espacio que la escena obtiene en los medios masivos de comunicación locales, lo que ocurre en estas calles desde hace varias décadas tiene vida propia, cautiva, sorprende y causa admiración entre propios y ajenos por su diversidad y riqueza.
Desde lo más amateur que logra erigir agendas con esfuerzo y pasión en solemnes recintos religiosos, centros culturales o bibliotecas de la ciudad, hasta producciones más bombásticas que ocupan el máximo coliseo local: el de El Círculo. Este teatro es, actualmente, el motor de propuestas únicas provenientes de todos los rincones del mundo que conecta a Rosario más allá de sus propias fronteras.
Hace algunas semanas, la gestión de la Asociación Cultural El Círculo anunció la temporada 2018 que contará con la participación de orquestas, óperas y cuerpos de ballets, entre otras propuestas. Serán catorce galas que reunirán, en un mismo escenario, un abanico de expresiones musicales y escénicas provenientes de todos los rincones del planeta.
El Ciudadano dialogó con Guido Martínez Carbonell, quien hoy ocupa el lugar de presidente de la Asociación Cultural El Círculo y es uno de los principales referentes a la hora de armar la programación. El funcionario dejó certeras definiciones sobre la actualidad del teatro y opinó sobre la importancia de promover este tipo de espectáculos. La renovación de abonos ya comenzó y estará vigente hasta el 28 de febrero en la boletería del teatro de Laprida y Mendoza.
—Una marca de la próxima temporada es la diversidad. ¿Cómo la pensó y diagramó?
—Hace más de 17 años que venimos sosteniendo el abono en forma ininterrumpida y año tras año mejorando en cantidad y calidad. Es una programación ecléctica porque incluye orquestas sinfónicas, de cámara, óperas y ballets. Es muy diversa.
—Se verá una ópera de Verdi y otra de Puccini. Para una ciudad como Rosario producir dos óperas al año no es menor ni está lejos en cantidad a otras capitales…
—La ópera es un género fascinante pero muy costoso y complejo. Se trabaja con mucha anticipación y emplea a mucha gente más allá de los que están en el escenario. Unas quinientas personas participan de forma directa e indirectamente en cada ópera. Tenemos previstos dos títulos que son producciones propias con una función para abonados y otras tres fechas por fuera de temporada. Las óperas que pasan por El Círculo son producciones nuestras y hacemos desde la escenografía hasta los vestuarios. La Orquesta Sinfónica Provincial de Rosario actúa dentro de un convenio y también participa el Coro de la Ópera. A los solistas los contactamos nosotros. Por eso, cada ópera que hacemos es exclusiva y original, lo cual es muy elogiable porque no muchas ciudades del mundo pueden lograr esto.
—Los números artísticos que producen cada año no llegan con empresarios privados que, argumentan, no logran la rentabilidad esperada. Este riesgo que asumen ustedes ¿refuerza el lugar de promotores culturales de la ciudad?
—Seguro. El Teatro El Círculo, que es patrimonio de la ciudad, está en manos nuestras a través de la Asociación Cultural y nuestro objetivo es promover la cultura y desarrollar la actividad cultural. La Asociación nació en 1916 y fue el eje para toda la llegada de orquestas del mundo. Seguimos esa línea. Las orquestas que convocamos no van a venir con empresarios porque de entrada dan déficit. Nosotros las podemos traer porque tenemos un sistema que solventamos en abonos, que nos dan un colchón al que le sumamos el aporte de espónsores, la venta de sobrantes de abonos y la gestión que nosotros, conociendo la metié, podemos ir generando.
—En torno del criterio estético de cada temporada, ¿cómo seleccionan las orquestas para no repetir repertorios?
—Recibo un sinnúmero de ofertas que luego selecciono primero por meses para distribuir a lo largo del año. Las orquestas traen programas alternativos y nosotros elegimos un poco por gusto pero también en virtud de no superponerlo a repertorios de otras propuestas como los de la Orquesta Sinfónica Provincial que se presenta (quincenalmente) en esta sala. Siempre tratamos de no repetir repertorios clásicos. Bajo nuestra responsabilidad de institución cultural, tendemos a elegir programas que le gusten a la gente pero también obras no tan conocidas para que se conozcan cosas nuevas. También programamos obras contemporáneas, aunque la gente sigue siendo un poco reacia a ese género.
—¿Cómo viene la venta de abonos?
—Muy bien. Tenemos abonados nuevos y estamos sorprendidos por la recepción.
—¿Desde qué precio se venden los abonos?
—Una tertulia, por citar un ejemplo, para todo el abono que son 14 funciones, cuesta unos 6 mil pesos. Es mucho menos de lo que cuesta el mismo abono en Buenos Aires, pero nosotros hacemos precios muy acomodados para que la gente se pueda quedar acá. Las plateas están costando unos 13 mil pesos, pero ya no quedan disponibles. Después regalamos entradas arriba (en el paraíso) para las escuelas de música y tenemos entradas de último momento para menores de 26 años que, una hora antes presentándose en la boletería con documento, se les hace un noventa por ciento de descuento en la venta de la entrada comercial.
—¿El teatro sigue siendo un lugar de encuentro?
—El teatro es uno de los pocos lugares de encuentros sociales, no de elite, sino donde la gente que le interesa la música se reúne. Allí se encuentran las fuerzas vivas de Rosario, los empresarios y las familias. Es un lugar de encuentro y recreación muy interesante donde confluyen muchas generaciones.
Abanico de expresiones musicales y escénicas
El máximo coliseo dejará inaugurada su temporada de abono el jueves 5 de abril con la Orquesta Sinfónica de Samohi. Proveniente de Canadá, otra de las formaciones que llegará en abril es la Sinfónica de Toronto, que desembarcará el martes 24. La primera de las óperas del año, Il Trovatore de Verdi se ofrecerá el domingo 13 de mayo.
En la programación se destaca la participación del solista Ralph Votapek, una eminencia en la interpretación del piano que tocará el lunes 21 de mayo. El ballet será representado con la compañía de danza de Paul Taylor, que estará el martes 12 de junio. También será de la partida la Orquesta Estable del Teatro Colón (martes 10 de julio), bajo la dirección del violinista y compositor mexicano de origen alemán Enrique Diemecke. La Orquesta Real del Concertgebouw, la más conocida y respetada de Holanda, estará el domingo 5 de agosto bajo dirección de Marco Boni.
Entre los números sobresalientes el jueves 16 de agosto actuará la Orquesta Sinfónica de Jerusalén, el 30 de agosto el Sestetto Stradivari con miembros de la Orchestra dell’Accademia Di Santa Cecilia de Roma y el 16 de septiembre la Orquesta Filarmónica Eslovaca con dirección de Raoul Grüneis. Un mes después, el 17 de octubre, desde Alemania, arribará el Die Kölner Akademie bajo la dirección de Michael Willens. Y terminando el año, el 1° de noviembre, otra de las óperas que se producirán será Turandot de Puccini, mientras que el telón bajará despidiendo la temporada, el lunes 12 de noviembre, con el ensamble Interpreti Veneziani.