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Télam: contra los desiertos informativos

La agencia es la primera -y a veces la única- fuente profesional de noticias en llegar a los incendios en la Patagonia, las inundaciones en el Litoral, o los partidos de fútbol del ascenso en todo el país. Tiene 803 clientes que pagan por sus servicios

Por Eugenia Mitchelstein – Profesora Asociada y Directora del Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad de San Andrés (UdeSA) y Co-directora del Centro de Estudios de Medios y Sociedad de Argentina (Meso)

Casi la mitad de las localidades de la Argentina son desiertos informativos: las condiciones para el ejercicio del periodismo profesional son débiles y no puede desarrollarse de modo estable, como explica una investigación del Foro de Periodismo Argentino (FOPEA) de 2021. Basta mirar cualquier canal de noticias en el prime time: la mayoría del contenido es sobre el Área Metropolitana de Buenos Aires. La falta de información sobre el resto del territorio de la Argentina y sus habitantes es un problema, no sólo para quienes viven en ciudades y pueblos con pocos o ningún medio, sino también para las audiencias, que reciben una versión recortada de la realidad.

Télam tiene 27 corresponsalías en todo el país. Es la primera -y a veces la única- fuente profesional de noticias en llegar a los incendios en la Patagonia, las inundaciones en el Litoral, o los partidos de fútbol del ascenso en todo el país. Tiene 803 clientes que pagan por sus servicios informativos. El cierre de Télam profundizaría la desigualdad informativa y privaría a periodistas, funcionarios, productores de bienes y servicios, y ciudadanos de noticias sobre gran parte del país.

Es cierto que miles de personas publican información sobre sus ciudades, pueblos y barrios en redes sociales y que, a veces, esos posteos sirven como fuentes para crónicas periodísticas. Sin embargo, a estos cronistas amateurs no se les puede exigir regularidad ni atención a temas que no sean de su interés.

Irina Sternik reunió testimonios de periodistas en todo el país sobre las dificultades que tuvieron para trabajar sin el servicio de Télam durante la primera semana : “Dan ganas de llorar”, dijo uno de los editores consultados. Ninguno se refirió a los entusiastas usuarios de redes como una alternativa viable.

También es cierto que Télam ha sido, en ocasiones, utilizada por diversos gobiernos como una usina de propaganda partidaria, pero su cierre no hace nada para sancionar a ex directores y directoras y sí empobrece aún más el debate público de la Argentina.

Los medios y el periodismo enfrentan crisis en todo el mundo y corresponde una discusión abierta sobre la función de la agenda de noticias del Estado en el entorno informativo y su correcta administración. Vallar la entrada al edificio, incumplir los contratos con los clientes y borrar el acceso al archivo -que es de toda la ciudadanía y no del Gobierno- obtura esa discusión e impone una visión por sobre las demás.

La motosierra como única política pública  dificulta el acceso a la información y extiende el desierto informativo para periodistas y públicos.

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