El Hincha

Básquet

Temperley, el disfraz de valiente y las ganas de creer

El Negro superó como local a San Martín de Marcos Juárez con un planteo práctico y bien ejecutado. Tiene ventaja de 1 a 0 y ahora viaja a tierra cordobesa


Fotos de Juanjo Cavalcante

A veces sólo se trata de creer, de quererlo más que el otro, de no detenerse a meditar en los errores, sus causas y consecuencias. Algo así como desempolvar el disfraz de valiente y salir a tropezar.

Eso es Temperley hoy: ni el más lindo, ni el más alto, ni el más inteligente, ni el mejor en cada rubro, ni en cada puesto, lejos de la perfección, pero cercano, genuino, sincero en el esfuerzo, en el error y en el acierto. Como vos, como yo.

No hay lugar para la idolatría, pero sí para la empatía, y eso empuja, contagia, genera que el de afuera crea realmente que su aporte es vital, que la palabra al oído del juez dará un fallo a favor, que las manos alzadas y las palmas coordinadas crearán un triple contra la chicharra, que la batucada infinita intimidará al rival.

No hay estrella, no hay nadie que se atreva a darte clases de qué hacer o qué no. Ni siquiera hay pedestal donde subirse. El de al lado es igual a vos, el que juega es parecido al hincha. Y por eso hay jugadores en la tribuna viendo a jugadores, entrenadores viendo a entrenadores, hinchas de otro club acompañando a hinchas. Y por eso el ritmo de la canción se pega sin temor a la mirada ajena. Es auténtico, es real. Y el que no lo crea que pruebe.

Después, ganar o perder está en la lista de las posibilidades, pero no de los temores. Así, casi sin meditarlo avanzó a un casillero que nunca había visitado en el tablero del básquet argentino y los dados lo pusieron ante un rival similar en actitud e intenciones, aunque no en características.

Temperley supo leer esas sutiles diferencias para saber que a Cuesta y Cabrera es preferible darles el tiro que el espacio, que la transición rápida a defensa era la única opción, que la lucha interior tendría vaivenes, pero que a la hora de la rotación la balanza le dejaría un saldo a favor. Así escapó una vez en el marcador, así sacó ventaja por segunda vez en el partido, y así otra vez abrió una brecha. Pero claro, San Martín de Marcos Juárez también tiene esa mezcla de fe e inconciencia en sus posibilidades, esa ausencia de estrellas que genera una responsabilidad colectiva, una carga repartida en muchos hombros. Y así volvió al partido una, dos y tres veces.

Pero la última fue la vencida, allá por el último cuarto cuando Capra fue una daga, cuando Ottolini repartió juego, cuando el pibe Moresco dejó de ser pibe y cuando Correa demostró que la guapeza es jugar y no pelear. Y los de adentro sintieron que construyeron el 75 a 57 para el 1 a 0 en la serie de octavos de final de la Liga Federal, pero los de afuera entendieron su aporte, con la multitudinaria foto como postal. Ganar es una posibilidad para el domingo en Marcos Juárez. Tan potable y posible como perder. Pero no importa, a desempolvar el disfraz de valiente…

SÍNTESIS

TEMPERLEY 75: Luca Amigo 3, Augusto Capra 11, Andrés Ottolini 14, Lucio Beltramino 4, Juan Pablo Evangelista 10 (fi), Franco Correa 14, Esteban Celotti 3, Augusto Moresco 12, Mateo Suleta 4. DT: Hernán Corte.

SAN MARTÍN 57: Ignacio Cuesta 8, Lautaro Cabrera 4, Thiago Sanzano 20, Diego Mancinelli 7, Matías Bonavía 15 (fi), Francisco Secco 0, Mariano Chiabrando 3. DT: Esteban Pierdominici.

ESTADIO: Morosano.

ÁRBITROS: Jorge Meza y Marcelo Varela

PARCIALES: 30/22, 39/33 y 51/45

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